Chereads / Me casé con la amada hija del Rey / Chapter 3 - **Capítulo 3: La Decisión Final**

Chapter 3 - **Capítulo 3: La Decisión Final**

La tensión en el aire era palpable mientras los hombres de negro rodeaban a Ian y Don Manuel. El viejo granjero, con su rostro endurecido por los años de trabajo duro, sabía que no podían quedarse allí. Con un movimiento rápido, tomó el brazo de Ian y le susurró:

—Ian, debemos irnos. No podemos quedarnos aquí.

Ian sintió una mezcla de miedo y confusión, pero la determinación en los ojos de Don Manuel le dio valor. Juntos, comenzaron a retroceder hacia el bosque, tratando de evitar a los hombres que parecían más decididos a atraparlos.

Sin embargo, al darse cuenta de que estaban acorralados, Don Manuel se detuvo en seco. Miró a Ian con una intensidad que le hizo sentir un nudo en el estómago. Era como si supiera que este momento era crucial.

—Escucha, Ian —dijo con voz grave—. Antes de que todo esto termine, necesito que prometas algo.

Ian asintió rápidamente, sintiendo que el tiempo se les escapaba.

—Nunca camines por veredas —comenzó Don Manuel—. Las veredas son caminos conocidos y peligrosos; siempre busca tu propio camino en la vida.

Ian frunció el ceño, sin entender del todo, pero se dio cuenta de que cada palabra contaba.

—Nunca preguntes por lo que no te importa —continuó Don Manuel—. Hay cosas en este mundo que no están destinadas a ti; hay secretos que es mejor dejar sin respuesta.

El corazón de Ian latía con fuerza mientras escuchaba las palabras de su mentor.

—Y por último —dijo Don Manuel, con un tono más suave pero igual de firme—, a la tierra que fueres, a lo que vieras. Recuerda siempre donde perteneces y lo que has aprendido aquí.

Antes de que Ian pudiera replicar o hacer preguntas, los hombres de negro avanzaron rápidamente hacia ellos. Don Manuel empujó a Ian hacia un arbusto denso y le dijo:

—Corre, ¡ahora!

Ian dudó un momento, pero el instinto de supervivencia se apoderó de él y comenzó a correr hacia el bosque. Sin embargo, al girar para mirar hacia atrás, vio cómo los hombres capturaban a Don Manuel y lo mantenían inmovilizado.

—¡No! —gritó Ian, pero su voz se perdió entre los gritos y el ruido del carruaje que estaba estacionado cerca.

Los hombres lo llevaron hacia el carruaje oscuro tirado por caballos negros relinchantes. Ian quería hacer algo, pero su cuerpo estaba paralizado por el terror. Intentó luchar contra la desesperación mientras lo arrastraban hacia el vehículo.

Don Manuel levantó la vista una última vez y sus ojos encontraron los de Ian. En ese instante compartieron una conexión profunda; había amor y tristeza en la mirada del viejo granjero.

—Recuerda lo que te dije... —fue lo último que escuchó antes de ser empujado dentro del carruaje.

Las puertas se cerraron con un golpe sordo y el sonido del motor resonó en sus oídos mientras comenzaban a alejarse de la granja. A través de una pequeña rendija en la madera del carruaje, Ian vio cómo Don Manuel se quedó solo entre los hombres oscuros, sabiendo que su destino estaba sellado.

Mientras el carruaje rodaba por el camino polvoriento, la angustia crecía en el pecho de Ian. No podía dejar de pensar en las palabras de Don Manuel: nunca camines por veredas… nunca preguntes por lo que no te importa… a la tierra que fueres…

Las sombras se alargaban a medida que se adentraban en la oscuridad del bosque, llevándose consigo no solo a Ian sino también a su vida anterior llena de amistad y libertad.

**Fin del Capítulo 3**