Jason se detuvo en seco y lentamente se giró para mirar atrás a Ryan y a Delyth. Su mirada ya no transmitía la gentileza que había mostrado hasta ahora. En cambio, parecía completamente distante. —He rechazado su solicitud muy educadamente, señor Foster, pero parece que usted no valora ni a las buenas personas ni a los buenos pensamientos. Está bien —asintió, continuando—. Entonces ya no me importará ser educado.
Ryan frunció el ceño, notando su elección de palabras. Pero antes de que pudiera decir algo, la voz de Jason resonó alta y clara en el aire. —No la trataré sin importar lo que ofrezca. Ni dinero, ni elogios, ni nada hará que cambie mi determinación. ¿Está claro ahora, señor Foster? Espero que sí.