También le dijeron que Khaos nunca vendría a salvarla. Para el licántropo ella no era nada y jamás volvería a ser como antes.
Y no solo ellos, sino también los veintiséis guerreros que había matado antes estaban allí. Su mirada fija en ella. Una mirada llena de acusación, ira, resentimiento y furia por la forma en que Zury los había matado a todos.
—Tengo un hijo y no puedo volver a verlo por tu culpa.
—Recién encontré a mi pareja, pero tú me arrebataste la felicidad de mi vida porque me mataste.
—Tenía planes de estar con mi familia después de que la guerra terminara, ya que no los he visto en un año, pero ahora nunca tendré la oportunidad de volver a verlos, porque no pudiste controlar tu locura.
Zuri les lanzó una mirada furiosa a todos, siseó y si pudiera, los mataría a todos de nuevo, para que dejaran de molestarla.
—¡Todos ustedes son tan jodidamente débiles! ¡Por eso están muertos! ¡Merecen morir! —exclamó.