La ciudad en llamas me recibió con esqueletos vestidos con prendas tanto masculinas como femeninas sucias y rotas, el calor extremo solo me afectaba porque sentía que me derretía mientras ellos se acercaban sin problemas, el humo atacaba a mis pulmones de tal forma que me costaba respirar. Quería creer que estaba en una pesadilla porque miraba aterrorizada a los esqueletos con armas blancas acercándose. Y antes de aceptar mi destino por mi incapacidad de moverse por mis rodillas inflamadas, un caballero me defendió. Su escudo gigante me cubrió ante los ataques de esos monstruos esqueléticos, no sabía quién era, pero me quedé admirando su espalda mientras los sonidos de los metales impactaban en su armadura oscura. Las espadas de los enemigos en vez de romper la defensa del hombre recibían la destrucción de sus armas cuando el escudo las desviaba en movimientos derechos e izquierdos al regresarles su peso, aunque él retrocedía por cada estocada de ellos al tal punto que casi no había distancia entre nosotros. Asustada intenté huir, pero el dolor era tan intenso que dejaba caer mis piernas cuando intentaba levantarme.
—Te pregunto ¿Eres mi Master? —Una voz no tan masculina pero firme salía de la armadura oscura al voltear la cara para verme mientras su escudo me protegía o eso quería creer.
—¡¿Qué está pasando?! —Terminé sollozando —¡¿Quién eres?! —Intentaba retroceder pero cada movimiento me lastimaba.
—Te pregunto otra vez, ¿eres mi Master ? —Seguía insistiendo sin alterar su voz mientras su escudo recibía los puños de los enemigos.
—¡¿Por qué insistes?! —Sin entender nada mis lágrimas se hacían potentes —¡No me hagas daño! —No procesaba bien las cosas, tenía miedo de ser secuestrada o yo que sabía, no lo conocía.
—Master, miré su mano por favor —Mencionó mientras los pocos movimientos que podía hacer a veces rompían huesos —Se qué estas asustada, pero debes confiar en mí —Su escudo rompía los brazos enemigos al empujarlo a la dirección contraria de los ataques pero tomaba pausas cuando me hablaba.
—¿Estas marcas son sellos de comando? —Pensaba cuando noté marcas en mi mano izquierda sin dejar de llorar.
—Sí, son sellos de comando para transferir tu maná a mis circuitos mágicos y me permiten hacer cosas imposibles sí deseas. ¿Necesito dar más explicaciones, Master? —La cantidad de enemigos era superior al radio del escudo por lo que ella siempre retrocedía.
—No, ¡solo sálvame! —Rogué llorando temiendo por mi vida.
Él no respondió verbalmente, los movimientos de su defensa fueron más agresivos, sin entender sentía como concentraba maná en sus brazos y piernas para potenciar tanto sus bloqueos como sus contraataques a la vez que podía avanzar, los golpes de metal ya eran lo suficientemente fuertes para derribarlos, algunos de los contrarios poseían huesos frágiles porque cuando caían recibían tal impacto que se quebraban. Admiraba su fuerza sin dejar de llorar, aunque una sonrisa de alivio se me dibujaba ligeramente por sentirme segura, lloré más fuerte, gritaba sin importar el daño a mi voz porque al ser protegía sentía que podía perder un poco el control, no recordaba cómo llegué aquí, solo me centraba en liberar este dolor por mis llantos mientras en mis pensamientos le agradecí.
—¿Estás bien, Master? —Me preguntó cansado cuando derribó al último enemigo.
—No, pero gracias Servant-San —Fue lo único que se me entendió al hablar llorando, pero él era paciente así que me calmé un poco —¿Puedes explicarme qué está pasando? —Le mostré mi confusión con sollozos en vez de llantos por la seguridad que me daba.
—No lo sé, Master. Tal vez algo salió mal en mi invocación ya que no recuerdo nada, todas mis memorias son confusas. Lo único que sé es que estamos en peligro y es mi deber protegerte. Te lo pregunto una última vez ¿Eres mi master?—
—¡Sí! ¡Eres mi Servant! —Intenté levantarme para abrazarlo pero me caí —Pero, creo que me esguince las rodillas. Disculpa sí te soy una carga —Desvié mi mirada de la suya por vergüenza.
—No soy un Caster así que no tengo hechizos curativos, mejor busquemos un lugar seguro para atender sus heridas —Comentaba mientras me cargaba al ponerme en su espalda —Y no eres una molestia—
—Gracias, Servant-San —Le respondí con una sonrisa y con un fuerte abrazo.
—Dime Shielder, es mi clase de Servant. No es una clase común. El Santo Grial normalmente invoca Servants de las siete clases principales como Saber, Lancer o Archer, sin embargo, se pueden manifestar clases no muy comunes, aunque soy un caso especial —Me aclaró sin entrar en muchos detalles por nuestra situación.
El caballero misterioso me alejó de las llamas más cercanas al cargarme tras ver como el escudo desapareció abruptamente, aún estado en una zona más segura era difícil respirar, él aceleró con bastante rapidez, corría tan rápido que no me daba tiempo de analizar mi entorno y más cuando él saltaba para tomar el mejor camino lejos de los obstáculos, cada salto superaba metros de longitud que no le lastimaban aunque sus piernas caían de pie con mi peso. Estaba sorprendida por su resistencia porque no dejaba de recordar como me lastimé las rodillas con una caída por el uso desmedido de mi maná. también le tenía un poco de envidia por lo mismo aunque no podía quejarme por su ayuda, aun no comprendía la situación pero con él pensaba que siempre estaría a salvo, decidí confiar en él aunque deseaba la ayuda de un conocido, no se lo comenté por respeto y me quedaba en su espalda esperando llegar pronto a un lugar seguro.
—Esos esqueletos dan miedo ¿no?—
—Sí. ¿Qué eran esas cosas? ¿Son espectros? —Se lo decía con un tono tembloroso al recordar lo que pasó.
—Lo dudo, lo más probable es que sean no muertos aunque si fuera así alguien debe ser responsable de transformar a las personas —Él me respondía con el mismo tono sin mucha emoción —No sé qué tanto sabes de ese tema, pero son personas que murieron y fueron regresadas a la vida como monstruos sin mente bajo el instinto de acabar con todo a su paso—
—Eso es horrible. ¿Pero en dónde estamos?—
—No tengo la respuesta pero vamos a investigar luego de que te cure—
—Vaya, sé que los Servants son personas del pasado, pero nunca pensé que fueran tan indiferentes —Pensé molesta.
—Master, estamos en una situación de peligro, no me puedes pedir ser excéntrico en estos momentos —Me aclaraba hasta que se calló por unos segundos
Entonces mi Servant frenó en seco, alarmada buscaba a mas no muertos al girar mi cabeza en vano porque no encontraba nada, solo sentía como mi caballero se movía cambió de dirección para volver a correr, no sabía si íbamos al norte o sur pero poco a poco la inseguridad volvía a mi, iniciaba a imaginar mil cosas como que mi sirviente había detectado miles de enemigos, pero por un momento pensé que sí es un Servant es el familiar mágico más fuerte no deberían representar amenazas pero entonces porque él no eliminó los antes fácilmente y recordé algo que golpeó mas mi autoestima, los espíritus de su tipo demandaban mucha mana, tan era así que la calidad de los circuitos mágicos de un mago influía en poder final del Servant así que suponía que era mi culpa, sí no fuera por mi él sería mas fuerte y no tendríamos que huir, suspiré resignada, molesta y asustada a la vez.
—Master, no tienes la culpa de nada. Sin embargo, Un Servant nos sigue, sabe donde estamos—
—¿Los Servants son rastreadores? —Me pregunté en mis pensamientos mientras él cambió la dirección para huir.
—Master, sí algo sale mal asegúrese de usar los sellos de comando —Me decía tras acelerar el paso —Y sí, los espíritus de mi categoría pueden sentir la presencia de otros Servants en un radio limitado, no es un radar preciso-
—¿Te refieres a los hechizos de comando? —Lancé aquella pregunta antes de darme cuenta de algo —¡Qué! ¡Pero nunca te hablé sobre rastreadores!—
—Sí. En el caso que tenga que enfrentarme a nuestro enemigo espero que uses uno para escapar. Y respecto a sus pensamientos, como parte de nuestro contrato nuestras mentes están enlazadas —Respondió con algunas pausas —Me cuesta correr y hablar al mismo tiempo, ya tendremos otro momento para charlar —Me aclaró sin abandonar sus pausas por el cansancio —Sí necesito comentarte algo será por telepatía—
Me quedé en sus brazos mientras huíamos de una figura oscura lejana, era rápida porque por cada segundo de tiempo pasado estaba más cerca de nosotros o quizás exageraba, la figura de una mujer se hacía clara de un momento a otro y nuestros ojos se cruzaban, mi cuerpo se sintió pesado de la nada y mis brazos caían, entonces de un momento a otro mi espalda aterrizó en el suelo y solté jadeos de dolor, me retorcía de dolor pero eso no tenía sentido, alcé mi mirada y mi visión otra vez notó los ojos morados de ella, otra vez no me podía mover mientras mi Servant invocó nuevamente su enorme escudo. La situación era demasiado para mí, lloré e inconscientemente usé un sello de comando para salvarme.
—Sálvame Shielder —Mi mano brilló intensamente.
—Master, no lo desperdicies en algo tan ambiguo —Me lo pidió telepáticamente, aunque me dejó en el suelo sentada para invocar su escudo cuando el brillo se fue al igual que una de mis tres marcas.
—Tu Master desperdició un sello de comando —Ella lo comentaba con un tono sin emoción y doblaba sus piernas mientras ponía sus brazos en el suelo. Y creí que por un segundo uno de sus ojos bajó a mirar mi mano.
—Que extraño. Mi Master no puede moverse y ella no se fija en mí —Pensaba en nuestro canal de comunicación —No fue un desperdicio, ella lo usó correctamente, pidió ser salvada y sé que es algo vago, pero eso me obliga a no ver tu rostro quiera o no porque mi Master considera que tu rostro la pone en peligro —Mi guardián se ponía en posición de combate al decirle esa cosas a la enemiga.
—Supongo que ese escudo es tu tesoro heroico, cualquiera puede tener un escudo —Murmuraba mientras miraba el escudo previo a volver a fijarse en mi compañero sin seguir el tema de él.
—Sabes, es curioso que mi Master se podía mover antes de que llegaras, pero no escuché ninguna maldición de tu parte —Declaró mientras evitaba ver su rostro —Y no me pasa nada sí no veo tu rostro —
—No eres un Servant de esta guerra —
La charla no siguió. Medusa quien era una adulta de piel blanca que llamaba mi atención por tener un pelo morado y lacio en vez uno verdoso por estar conformado por serpientes y también por sus ojos morados que cuando los miraba era incapaz de moverme, ella tenía un raro símbolo en la frente, también poseía cinturón en el cuello y vestía mangas negras junto a unas extrañas botas tan largas que también funcionaban como medias con un vestido palabra de honor corto en falda y ajustado en el escote, creí verle con varios brazaletes moradas en cada manga y algunos detalles morados en el escote del vestido, en los bordes superiores de las botas y en sus empeines. Mi familiar siempre evitaba cruzadas de miradas al desviar sus ojos o al cubrirse con su escudo gigante, pero por esos segundos de bloquear el rango de visión Medusa iba más rápido contra él, se movía en círculos en saltos imposibles para cualquier humano a la vez que cubría su mirada con sus brazos más de una vez, pensaba que era para fintar porque cuando sus miradas estaban cerca dejaba de cubrir sus ojos.
—No conozco una magia que paraliza a la gente sin conjuros o maldiciones. Lo más parecido es la leyenda de Medusa aunque no estoy seguro, Master —Me compartía sus pensamientos —Eres Medusa—
—¿Cómo adivinaste mi identidad? —Expresó sus preguntas cuando cayó al suelo.
—No lo sabía, tú me lo acabas de confirmar, hablaste de mas Medusa—
—¿Quién eres?—
—Solo soy un Servant más del montón—
Pero al no tener éxito en paralizar ella materializaba unas extrañas dagas unidas cuando estaba en el suelo, lanzó una que fue fácilmente desviada por Shieldier y por lo tanto la mano que tenía la otra parte de la cadena fue a la misma dirección, ella las soltó y no tocaban en suelo por perder su forma hasta ser pura energía en el momento donde mi familiar se había acercado a ella a la par que movía en un escudo como sí cargará un puño, ese movimiento lo dejó desprotegido por lo que sus ojos recibían la parálisis de la mirada de Medusa pero por estar corriendo terminó cayendo por el freno brusco lo cual hacía que viera el suelo en vez del rostro de ella. La griega materializa las dagas con las cuales partía parte de la armadura al correr tan rápido que ya estaba frente a él cuando se ponía de pie, el filo de las armas entraban a la armadura en una serie de cortes a lo largo del todo el cuerpo cuando Shieldier empezaba a golpear, ella esquivaba cada ataque al agacharse un poco a la izquierda para atacar con la daga del mismo lado en un giro hacía la derecha en diagonal de abajo hacía arriba, un proceso que se repetìa en diferentes ángulos con el mismo resultado.
—Me sorprende que pueda penetrar tu armadura, supongo que tu master te da poco mana. —Opinaba sin dejar de esquivar los golpes de Shielder que por primera vez la hacía retroceder.
Mi protector no respondió, se limitó a continuar con su ofensiva pero la enemiga nuevamente lo esquivaba para contraatacar de la misma manera. Miré como el escudo en el suelo se esfumó y cuando volví a mirarlos él ya lo había invocado para bloquear una estocada, este era usado como un arma blanco al blandirlo contra ella, siempre desviaba las dagas porque ambos se encontraban el mismo radio ya que las armas de ella funcionaban mejor a mayor distancia a diferencia del escudo que era perfecta en las cortas distancias, él ya era quien lograba hacerla retroceder a pesar de que ella era más rápida porque aunque podía alejarse para preparar mejores ofensivas el radio del escudo lograba rozarla y aquello le impedía usar cada daga correctamente, todos esos retrocesos poco a poco los apartaba de mi rango de visión. Preocupada por la posibilidad de no saber nada de él decidí comunicarme telepáticamente.
—¿No puedes lanzarle un hechizo o tu escudo?—
—Los Caster pueden hacer conjuros sin Noble Phastam y solo unos pocos de otras clases pueden hacerlo con la misma facilidad. Soy un Shielder, mi destreza es la defensa —Me respondía con largas pausas para no bajar su guardia.
Quería seguir sugiriendo cosas, pero él me calló para centrarse en la pelea. Me quedé sin recibir respuestas, me desesperé así que inútilmente intenté moverme, sin embargo observé como Shieldier era quien retrocedía cuando ambos entraban en mi rango de visión, la distancia que los separaba era lo suficientemente marcada para beneficio de la contraria que podía mover correctamente las cadenas para ataques potentes, aun así no lograba dar uno letal y al ver que su estrategia no funcionaba esquiva el escudo que caía en vertical a su cabeza y aprovechó que aquel objeto se enterró en el suelo para moverse al lado de él y tomar impulso hacia mi dirección con la cadena en mano. Mi caballero sin escudo en mano me protegió al jalar el pelo de ella hacia atrás lo cual le tiró, él la arrastraba alejandola de mi y se acercaba al escudo tirado, el espíritu femenino gritó de dolor.
—¿No sabes como tratar a una mujer? Pero tú sí, ¿no es así Archer? —Mencionó esas cosas en medios de jadeos de dolor y con una voz más viva.
—¡Master usa otro hechizo de comando! ¡Hay otro Servant! —Me ordenaban en comunicación mental para luego cortar el diálogo.
—Gracias Archer —
Antes de usar cualquier hechizo presencié cómo la mirada de él se encontró con la de ella cuando buscaba a Archer, su mano la soltó bajo parálisis y ella volvió a estar de pie, sorprendida acepté que ambos nos quedamos paralizados sin poder hacer nada, nosotros veíamos como ella se arrancaba el cinturón del cuello para derramar sangre que comenzó a formar un pegaso a la vez que gritaba unas palabras, entonces rompí en llanto. Lo único que pensé fue en usar otro sello de comando para escapar pero mi compañero concentró magia en el escudo y de un momento a otro invocó energìa que formaba una especie de castillo cuál detenía el pegaso aunque poco a poco el castillo se quebraba y antes de poder usar un sello ví por un instante una piedra gigante fue hacia ella para tirarle del pegaso el cual desapareció tras aquello, me impactó tanto que dejé de llorar.
El castillo dejó de existir. Simplemente nos alejábamos en silencio, el me ponía en su espalda y mis latidos eran cortados de golpe cuando mi sirviente cesó su paso de golpe tras notar como una especie de meteoro en miniatura casi rozó la armadura, nuestra mirada se enfocó en la dirección del lanzamiento donde una mujer de pelo plateado largo con varias tranzas y ojos como ámbar bajo una vestimenta de un uniforme negro con segmentos de un café amarillento mantenía el brazo estirado hacia nuestra ubicación. No la reconocía hasta que empezó a llamarnos mediante gritos, era Olga.
—¡Aún estamos en peligro! ¡Larguémonos ya! —Nos daba esa orden cuando él me acercaba a ella al cargarme otra vez —¿Eh?, ¿de todos los candidatos ella es? —Cuestionó al reconocerme antes de cortar su dialogó para iniciar otro —No me puedo quejar ahora, conozco un espacio seguro donde podemos discutir —Mencionaba firmemente aunque sus manos temblaban y evitaba nuestros ojos.
—¿Eres un Master aliado o enemigo? Identificate—
—¿No me reconoces? ¡Dios! ¡Odio este día! —Gritó a la par que lideraba el trayecto —¿Qué haría Leo en esta situación? —Gritaba mientras corría —¡Medusa no está muerta!—
Después de aquel intercambio de palabras nos alejabamos, notaba como Shielder no usaba toda su velocidad para no dejar atrás a la directora quien era nuestra guía, suponía que ella potenciaba como yo lo hacía porque aun así sentía que mi compañero iba rápido, cerré los ojos y simplemente esperaba que llegáramos a salvo. Sin embargo Olga gritó el nombre de la enemiga justo antes de que escuché metal a mis espaldas, él aumentó tanto su rapidez que me fue imposible no abrir los ojos abiertos, volteé mi cabeza para mirar como la cadena de la Servant había atravesado el suelo y para mi suerte no me topé con su mirada así que fijé mi visión a frente. Y en esa posición miraba como meteoros pasaban por mi lado, escuchaba como se rompían sin dejar descansar el ruido del metal, entonces la directora gritó ve a la izquierda pero él fue a la derecha donde ví la cadena dentro del piso en el otro lado antes de notar como una serie de meteoros pequeños pasó rápido e impactó el rostro de ella, Medusa cayó al suelo gritando de dolor, mi aliado tomó el arma para lanzarlo lejos de ella, invocó su escudo otra vez y lo lanzó hacia la enemiga cuando se levantó, sus ojos nos miraban pero la parálisis no duró nada porque el escudo acertó en el rostro.
Mientras él me alejaba más meteoritos impactaban en ella, no lo podía ver pero escuchaba los impactos y los gritos, cuando ya estábamos cerca de Olga ella detenía sus disparos, se le notaba cansada al inhalar y exhalar de forma exagerada, ella solo ordenó irnos, mi familiar aceptó y escapabamos juntos. Dudaba que Medusa hubiera muerto, pero quería evitar cualquier enfrentamiento para poder descansar al menos una vez, entonces mis dudas tenían sentido cuando oí que gritaba las mismas palabras que usó cuando traía su pegaso, todo parecía perdido pero miré como una luz brillante rojiza pasaba cerca en el cielo la cual bajaba poco a poco hasta que impactó con algo así creando una explosión la cual nos mandó a volar a los tres, mis brazos no se podían sostener en mi protector por lo que caí al suelo con un grito de miedo y dolor.
El humo se esparcía poco a poco mientras avivaba las llamas, escuché unos pasos cerca de mi y moví mis ojos para encontrar tanto a la directora como a mi Servant, ya a mi lado observé como Shieldier la llevaba cargando al dejarle usar un hombro como soporte. Me sentí aliviada aunque confundida porque creí escuchar la voz de Shieldier decir algo en mi mente pero fue cortado como si él hubiera cerrado nuestros canales de comunicación, me preguntaba si él siempre me ha hablado por telepatía o no, se lo pregunté en pensamientos pero no recibía respuestas aunque ella parecía estar hablando con Olga porque ella cambiaba sus expresiones mas de una vez hasta que llegaban cerca de mí.
—Solo vayamos al refugio que encontré, luego planificamos nuestras estrategias para sobrevivir —Declaraba con una voz entrecortada y aguda con unas lagrimas.
—Entendido. No hables mal de mi en los reportes —Las cosas no salieron como esperaba, me dejé engañar porque me preocupaba mi Master, ella mencionó en otro Servant pero nunca sentí uno y solo caí en su trampa. Gracias por la ayuda —Confesó mientras notaba más lágrimas en la directora.
—¿Ella está llorando? Supongo que no es tan mala, creo que debo conocerla mejor —Me decía en mis pensamientos que reemplazaron mis miedos por el shock —Directora, sé que no le di la mejor impresión, pero espero que podamos trabajar juntas—
—Candidata cuarenta y ocho. Gracias—
—¿Gracias? —No podía evitar preguntar incrédula al recordar su actitud conmigo.
No parabamos de correr, en el trayecto reconocía cuerpos de no muertos inmóviles en el suelo, no podía fijarme en todos los detalles así que lo único que podía distinguir entre ellos era cuerpo que uno de ellos tenía el tamaño de un niño, una clase de cuerpo que a veces se repetía cuando encontraba más esqueletos en el mismo estado. Estaba horrorizada, no podía creer que tanta gente hubiera muerto, la idea de algunos sobrevivientes podrían ser personas locales se fue, miraba como casi todas las construcciones estaban destrozas y/o en incendio, había escombros de algunas que se acumulaban entre sí para bloquear calles y el poco espacio que había entre cada uno de ellas. Y para mi desagrado los cuerpos pequeños se hacía mas comunes en nuestro paso, ya no podía soportar ver esas y me refugié en ver la armadura de mi protector.
—¿Quién seria tan enfermo para crear no muertos con niños?—
—Un Servant Caster o un necromante, da igual la opción, es asqueroso—
—¿Qué pudo salir mal?. Chaldea tenía mucha seguridad, ¿invertimos mucho para nada?—
—Hay que centrarnos en sobrevivir por ahora. Ya podemos discutir cuando lleguemos a tu base—
—Tienes razón. Aún no estamos cerca, no debemos distraernos —Expresaba resignada la directora sin agregar mas comentarios.
Seguíamos huyendo pero cuando entramos a una calle un montón de gritos surgían débilmente, se acumulaban tanto que en unos pocos segundos se hacían tan intensos que nos lastimaban los oídos, tras frenar veíamos como unas manchas se mulpticablaban mientras tomaban formas mas claras, se trataban de no muertos y la cantidad eran tan absurdamente exagerada que parecían un batallón al notar cómo se agrupaban, vivían un alza a tal punto que en cualquier momento podía escalar a un ejército completo, el caballero pensó en retroceder pero en las calles de los lados salían mas enemigos, avanzó sin mi junto a Olga al dejarme escondida en un espacio en medio de dos construcciones en el suelo, creía que cargaba su maná porque rápidamente ponía escombros para ocultarme. Entonces se fue y entró en una charla imposible de entender con ella por mi posición lejana. Asustada y con una combinación de soledad e impotencia intenté moverme en vano otra vez, insistía, aunque sabía que era imposible, no me rendí hasta que una voz atacó mi mente a pesar de no haber otra persona cerca.
—Master. Tranquila, Olga y yo tenemos un plan, pero tienes que hacer un contrato de préstamo de Servant con ella —La voz de mi servant me comentó en mis pensamientos-No te alarmes, nuestras mentes están conectadas por nuestro pacto-Me explicó sin usar un tono de voz rudo.
—¿Préstamo? —Le preguntaba mientras pensaba en dirigir la energía concentrada en el sello a otra dirección.
—Sigue concentrando tu energía de esa forma. No me perderás, solo un préstamo para reciba el suficiente maná como para protegerte —Me calmaba aunque a veces escuchaba jadeos de esfuerzo de él —Parece que se organizan o algo los organizan—
Ya no pensé más. La idea de que mi compañero sufría daños por mi culpa hacía que mis circuitos mágicos se comunicaran con los de la directora instintivamente, sentía como todos los canales de maná cambiaban de ubicación para transportar mis casi inexistentes reservas en el sello que de un momento a otro pasaban a los canales de ella. Tal proceso me dejó a borde de colapso, mi visión era borrosa y creía que iba a caer inconsciente en cualquier momento, sí aun mantenía los ojos abiertos era porque las palabras de Shielder aterrizaron a mi mente, aunque no podía entenderlas con claridad, pero con solo escucharlo, le aliviaba porque era una señal de su supervivencia. La señal con el paso del tiempo se debilitaba hasta que finalmente la perdí cuando sentí mi cuerpo caer al suelo con fuerza.
No podía oír nada ni tampoco ver pero en un instante me encontré afuera de la entrada de mi casa, la puerta estaba abierta aunque no se veían nada porque las luces estaban apagadas, me quedaba parada sin dolor en las rodillas, moví mis piernas a un lado a otro para comprobar sí realmente ya sané y para mi suerte podía usarlas sin problemas. A pesar de eso en vez de entrar para descansar me ponía a recordar todo lo que había pasado, me fui de este lugar para tener algo de libertad al mejorar el estatus de mi familia, no valió la pena ya que vivía un infierno, por un lado quería regresar con mis padres pero por el otro lado no deseaba seguir todas las órdenes como casarme con un hombre que ellos eligieron, ojalá que todo fuera tan fácil como encontrar a una chica tan dulce como Mash y fuera compatible conmigo lejos de Chaldea, suspiré antes de agachar mi cabeza.
No podía creer que pensé en eso con todo lo que pasaba, era incomodo estar en peligro y centrarme en eso, me sentía molesta conmigo misma por eso, pero también sabía que no debía criticarme tanto aunque no podía hacer algo útil. ¿Por qué debía hacer el trabajo de los adultos? Aun podía regresar a mi vida, queria volver a la escuela con mis amigas y pasar horas estudiando aun con los problemas que tenía, resignada comencé a caminar a pasa lento para alargar mi regreso y cuando entré todo estaba tan carente de luz que no podía encontrar un interruptor de luz, siempre me tropezaba y chocaba con algo, no tenía sentido, conocía mi hogar pero mis manos no detectaban ningún interruptor en la pared donde debía estar.
—¡Master! —Escuché como mi Servant repetía lo mismo varias veces de la nada aunque no lo podía ver.
—¿Shielder—San? ¿Dónde estás? —Sorprendida dejé mi casa atrás para buscarlo, los autos bloquearon mi paso al cruzar la carretera —¡Shielder!— Corrí hacia allí sin importarme nada por recordar como él me protegió, él era el único con quien podía contar en estos momentos.
Mientras cruzaba algunos de los autos frenaron de golpe pero uno de ellos siguió su camino me golpeó, salí impulsada al suelo con fuerza, el dolor era intenso y no podía sentir mi cuerpo, miraba como las personas se acercaban a verme, hablaban al mismo tiempo por lo que no las podía entender aunque a veces notaba algunas palabras claras que venían de ellas eran de voces que nunca había escuchado antes. Con mis últimas energías daba todo para dejar el suelo sin éxito, cerré los ojos para centrarme en acumular maná con el objetivo de seguir caminando sí o sí para encontrar a mi protector, sin embargo cuando lo empezaba a lograr sentía que como una fuerza aplastaba mi cuerpo constantemente, baja la presión cuando ya no lo intentaba pero cuando volvía a hacerlo la fuerza regresaba.
—No es justo, nos dejaste aunque te pedí que te quedaras —Me comentó otra voz que surgió de la nada pero que conocía.
—¡No es mi culpa! ¡Sí quiero vover! —No dejaba de gritar mientras quemaba mis circuitos para superar la fuerza invisible —¡No me odies! —Repetía con mas fuerza por cada grito mientras sentía que mi cuerpo poco a poco se movía bajo mucho dolor —¡¿Por qué siempre debo ayudar a otros si casi nadie hace lo mismo por?! —Con cada nuevo grito mi voz perdía fuerza y lastimaba mi garganta —¡¿Por qué no tods pueden ser como Mash, Romani y Shieldier!?. Solo soy una niña, ¿por qué Chaldea acepta niños? No soy madura—
—¿Entonces por qué me dijiste que no te podía entender porque era una niña?—
—Odio ser una maga. No quiero ser una heroína, quiero estar contigo—
—Ya es muy tarde. Odio que aun me hables así aun cuando eres honesta—
—Lo siento. Soy la tonta mas tonta del universo mundial—
—Así me gusta mas, ojalá que siempre me hablaras así —Esa voz se ponía a reir —Pero no te perdono Ritsuka-chan —Esas palabras me daban tantos sentimientos que por un instante dejé de sentir dolor y superaba a la fuerza de antes hasta poder levantar mi torso —¿Cuando empezaste a hablar así? Odio me lo contagies a veces—