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—Quería rechazarla en el acto.
Pero cuando la vi ahí de pie en las escaleras, no pude hacerlo. No pude decir esas palabras.
—Vi que estaba feliz cuando me miró. Quería venir hacia mí. Pero vio mi mirada fría y se contuvo.
—Diosa, es hermosa —pensé—. Siempre pensé que era bonita y atractiva, pero ahora que es mi compañera, es aún más hermosa que antes. Olía a fresas y sandía. Su largo cabello castaño caía libremente por su espalda y sus ojos azules eran un océano en el que quiero nadar. Sus labios eran perfectos. Su pequeño cuerpo era perfecto. Cada curva estaba hecha para mí. Solo quería tocarla.
Aprieto los puños para contenerme. Cierro completamente a León porque él me mataría por lo que estaba a punto de hacer. Estaba tan feliz cuando olimos su aroma. No quiero que vea esto. Lidiaré con él más tarde.
—Me sentí aliviado cuando Andrés le dijo que subiera. Podré pensar con claridad ahora que ella no está aquí.