Chereads / Mi Esposa Débil Es Una Verdadera Diosa de la Guerra / Chapter 6 - Capítulo 6 Golpéame y Réñeme

Chapter 6 - Capítulo 6 Golpéame y Réñeme

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Al ver esto, Zoey apretó los dientes en secreto, deseando poder desgarrar la boca de Lucille.

—¡Maldición! ¿Cómo es que esta perra se ha vuelto tan difícil de manejar desde que se despertó del ahogamiento?

—Papá, lo siento —Zoey bajó la cabeza y comenzó a llorar de nuevo—. Es mi culpa. No debería haber aceptado la persecución de Samuel. ¡Por favor, golpéame y regáñame en su lugar!

—¿En qué época vivimos ahora? Zoey y Samuel tienen sentimientos el uno por el otro, ¡y tú sigues acosando a Samuel solo por un antiguo compromiso arreglado por la generación anterior! ¡Tu comportamiento está trayendo vergüenza a nuestra familia, Lucille! —dijo Charles mientras miraba a Zoey con angustia.

—No solo empujaste a Zoey por las escaleras, sino que ahora también estás mostrando falta de respeto hacia tu propio padre. ¡Este comportamiento es completamente inaceptable! —añadió.

—¡Eres una hija rebelde! ¡Arrodíllate ahora! —gritó Howard mientras agitaba inmediatamente su látigo.

—¿Crees que tienes derecho a hacerme arrodillar? —respondió Lucille.

—No, solo me arrodillaría ante mis padres, y no ante nadie más —se burló Lucille.

—¿Quién te crees? ¿Realmente piensas que puedes hacer que el Dios de la Guerra de Dilsburg se arrodille ante ti? —cuestionó sobre sí Howard.

—¡Tú! ¡Hoy te voy a matar! —Howard estaba casi llevado a la locura mientras levantaba el látigo y se preparaba para golpear a Lucille.

—Joseph Collins —Lucille se burló fríamente, sus labios se curvaban en anticipación de la pelea.

—Señor Jules, parece que está ocupado. Lamentablemente, parece que he llegado en un momento inconveniente —una voz profunda y magnética retumbó desde la puerta, interrumpiendo el tenso silencio.

—Señor José... —Howard quedó congelado en su lugar, su cuerpo tenso de sorpresa mientras miraba al recién llegado con incredulidad.

—Joseph Collins era un nombre que resonaba en todo el mundo empresarial.

—La familia Collins, una prestigiosa y influyente familia aristocrática que había reinado en Ciudad Shein durante más de un siglo, era renombrada por su vasto poder y alcance —describió la situación.

—Joseph, por otro lado, era un hombre de talentos notables y acumen estratégico. Era aclamado en el mundo empresarial como el indiscutible "rey del comercio", gracias a su pericia sin igual y habilidades de toma de decisiones astutas —prosiguió. Con su aguda perspicacia, Joseph mandaba el respeto de todos en Ciudad Shein, jóvenes y mayores por igual.

—Entonces, ¿cómo podía ser que una persona de tan alta estatura apareciera de repente en su humilde morada, cuando ellos dos literalmente no tenían ninguna posibilidad de cruzarse alguna vez? —reflexionó.

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Zoey miró a Joseph en silencio atónito, su corazón latiendo descontroladamente dentro de su pecho.

—¡Era increíblemente guapo!

—¡Apenas podía creer que existiera un hombre tan impresionante en el mundo!

El corazón de Zoey latía fuertemente mientras finalmente ponía los ojos en el señor Joseph, cuyo nombre solo había escuchado antes.

Ahora, ella comprendía la verdadera definición de la palabra "magnífico".

Howard estaba igualmente exultante y corrió a saludarlo. —Señor Joseph, ¿por qué ha venido? ¡Por favor, tome asiento! ¡Alguien, traiga té!

Joseph miró fríamente el látigo en su mano y preguntó:

—Señor Jules, ¿me está dando la bienvenida o intentando echarme?

—Howard sonrió incómodo y entregó el látigo al mayordomo para que lo llevara.

Howard nunca había encontrado a alguien de la estatura del señor Joseph antes.

Ahora que el señor Joseph había venido a su casa, él sentía el peso de la responsabilidad de servirlo con la máxima reverencia y respeto.

—Pido disculpas, señor Joseph, por mi descuido momentáneo. Por favor perdóneme.

—Se inclinó grácilmente mientras tomaba asiento en el sofá. Culver se le acercó entonces con una caja de seda bellamente envuelta en la mano. Esto es un obsequio de mi abuela, como muestra de disculpa al señor Jules —dijo con una voz calmada pero autoritaria.

Howard se quedó mudo, solo entonces dándose cuenta de lo que había sucedido hace dos días.

Hace dos días, el coche de la señora Collins había chocado por detrás al coche de Howard.

Howard había rechazado entonces su oferta de compensación, y eso había llevado a su encuentro ahora.

Poco esperaba Howard que la señora Collins llegaría hasta enviar al propio señor Joseph a su puerta.

Howard estaba más que emocionado. Aceptó el obsequio con gracia. —Por favor, ayúdeme a extender mi gratitud y saludos a la señora Collins.

—Joseph respondió:

—¿Puedo preguntar si su arrebato anterior estaba relacionado con el evento que le sucedió a la señorita Lucille anoche? Escuché que ha sido acusada injustamente.