—¡Tienes que estar bromeando! —exclamé indignada.
Su cálido aliento cosquilleó mi oído y mi cuerpo tembló. Su rostro estaba tan cerca del mío cuando se inclinó a mi nivel y colocó una mano en mi hombro. Mi cuerpo se tensó inmediatamente al sentir el calor de su mano en mi hombro y sus ojos ardiendo en mi rostro.
—¿Cómo debería castigar a una chica traviesa como tú? —preguntó Hayden, burlonamente, mientras una hermosa pero inquietante sonrisa curvaba sus labios.
—Hayden... —susurré su nombre suplicante—. Esto es tan ridículo.
De repente, sus manos rodearon mi espalda mientras que otra se enlazaba por debajo de mis rodillas. En el próximo momento, mi cuerpo fue levantado en sus brazos. Dejé escapar un grito de asombro mientras Hayden me cargaba en sus brazos con facilidad. Empecé a forcejear contra su agarre y a patear con mis piernas.