—James.
Desde que Becca se fue, todo lo que hice fue llenarme de trabajo. Una y otra vez, me aseguré de estar ocupado. Tan ocupado que no podía pensar, y mucho menos dormir. Estaba cansado, pero cada vez que cerraba los ojos, veía su rostro. Su voz me llamaba para encontrarla, y sin embargo, sabía que no era posible.
—James, ¿qué estás haciendo? —preguntó Tony, mi supervisor de proyectos, mientras yo estaba en los muelles mirando cómo descargaban los contenedores.
—Nada, solo estaba pensando en algo —respondí mientras volvía a mirar el portapapeles en mi mano.
Muchas veces me he sentido completamente fuera de lugar, pero no era algo que pudiera compartir con nadie más. Tenía que tomar la iniciativa para resolverlo todo yo mismo.
—¡Oye, Valentino! —gritó una voz detrás de mí, haciendo que tanto Tony como yo nos giráramos para mirar a la hermosa mujer que estaba detrás de nosotros.