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Sentándome en el restaurante, absorbo la esplendorosa penumbra y los cálidos colores. El ambiente entero del lugar era bastante romántico, y la forma en que James me miraba me hacía sentir como si fuera la única mujer en la sala a la que él prestaba atención, y quizás así fuera, pero tenía que mantener la cabeza en su sitio.
—Este lugar es realmente agradable —dije mientras seguía admirando la sala antes de posar mis ojos en él. La mirada llena de deseo que él me dirigía me producía un nudo de anticipación en el estómago.
—Pensé que te gustaría —respondió él, llevando su copa de vino a los labios con una sonrisa socarrona en su cara.
Para pensar, hace solo unos días estaba considerando dejar ir todo lo que tenía con James, y ahora estaba aquí sentada frente a él intentando decidir si la situación era real o simplemente un elaborado sueño que había creado.