—Cuando Becca se fue, mis emociones se arremolinaron en mí como una tormenta sobre un campo verde. No podía creer que había actuado como lo hice. Ella no se lo merecía y, honestamente, no sentía más que remordimiento hinchándose en mi cuerpo como una víbora enojada buscando una salida.
—Después de todo por lo que ella había pasado últimamente, y las innumerables veces que había estado a su lado, nunca le había dado razón para dudar de mí, para dudar de mi lealtad hacia ella, para dudar de la seguridad que sentía conmigo, hasta que descubrió la verdad.
—Aunque dijo que estaba bien, lo vi en sus ojos, el resentimiento, la ira... y todo porque no pude ser jodidamente honesto con ella acerca de quién era.