Chereads / La Reclamación Virgen de la Bestia / Chapter 25 - Moje - Parte【1】

Chapter 25 - Moje - Parte【1】

—Luna Theia —una voz delicada y tenue me llama con una suavidad que me saca de mi inquieto letargo mientras despierto prontamente al apacible sonido de la hembra.

Arrugando el ceño con una perplejidad que me ata, observo a mi alrededor, no estoy en el mismo lugar en el que dormí dolorosamente anoche, en la esquina fría de la tienda, sino acurrucada sobre el colchón de plumas, abrazada calidamente bajo la manta de terciopelo y la colcha de pieles. ¿Cómo llegué aquí? ¿Acaso me arrastré aquí durante mi sueño buscando calor?

—Confío en que hayas descansado bien considerando que fue tu primera noche lejos de casa —la hembra que se arrodilla a mi derecha se dirige recobrando mi atención hacia ella mientras miro hacia arriba a la belleza de cabello rojo.

—Sí, gracias. Tu nombre es Moira, ¿verdad?

Sus ojos se abren de asombro como si estuviera complacida de que recordara su nombre. —Sí, Luna —ella responde inclinándose con reverencia mientras me levanto cubriendo mis pechos con la manta.

—Es un placer conocerte, Fobos me mencionó una vez a ti cuando yo era una cachorra —sonrío educadamente mientras ella me sonríe con alegría. No sé si se siente contenta porque recordé que él la mencionó o el hecho de que él conversó conmigo acerca de ella.

—¿Te gustaría venir a desayunar?

—Sí, por supuesto. Pero deseo cambiarme de ropa y limpiarme primero —murmuro mientras me levanto gradualmente del colchón y ella se levanta conmigo.

—Te guiaré hasta la cabaña donde fuiste purificada anoche, Reina —ella murmura mientras la sigo fuera de la tienda, es amable de su parte venir a comprobar cómo estoy.

¿Purificada? ¿Por qué suena como si estuviera saturada por el pecado antes de ello? ¿Es eso lo que todos piensan de mí? Observo que faltan pedazos de mi vestido que mi macho destrozó anoche, pero no deseo preguntarle sobre ello.

Mis ojos se sienten naturalmente atraídos por el cabello rojo de Moira que se balancea con una rapidez pluma a cada uno de sus movimientos, lo cual es verdaderamente hechizante. Ninguna hembra posee tal color radiante en su cabellera en mi hogar o en estas tierras. Su macho debe estar muy orgulloso de lo que ella posee.

—Argus es verdaderamente adorable. Tu bendición lunar debe tener las manos llenas —susurró mientras recuerdo al pequeño cachorro abalanzándose intrépidamente hacia mi macho anoche.

—Él parece lindo en efecto pero no es el caso, en realidad, es profundamente pícaro y no me escucha. Y no tengo una bendición lunar, bueno, tuve una vez.

—No entiendo.

—La luna lo convocó hace dos años, es solo Argus y yo la mayor parte del tiempo, Luna —ella respondió mientras mira al cielo sombrío, sus ojos me revelan su angustia—. Sus heridas aún están frescas, lo veo. Diosa, debe ser una hembra fuerte para estar respirando y prosperando mientras siente el dolor agónico de su vínculo de compañero cada día. ¿Cómo lo soporta?

—Lo siento, no debería haber preguntado. Yo

—No pasa nada, Luna. Me alegra que hablases de él —ella se volvió rápidamente para encontrarse con mis globos arrepentidos con sus ojos fríos y gloriosos—. El agua se calentó hace apenas unos minutos, pediré a una de las jóvenes que venga a ayudarte. Fobos ya... quiero decir, Alfa Fobos ya había elegido la tela para tu ropa y fue cosida por una de las mejores antes de tu llegada, le pediré que te traiga una de ellas.

—Gracias, sería maravilloso —dije mientras entro en la cabaña vacía y cierro la puerta detrás de mí—. Dejando que la manta caiga a mis pies y descubra mi carne, sumerjo mi cuerpo en la tina y el agua salpica por mi entrada repentina.

Mordisqueando mi labio inferior, un repentino destello de memoria de la boca sensual y arrebatadora de mi compañero sobre mi pezón derecho me hace estremecer y enrojecer por ello. Miro hacia abajo a mi coño bajo el agua, su gruesa y endurecida polla estaba sobre ella anoche frotándose mientras buscaba placer. La sensación era verdaderamente inmaculada, me prendió tanto fuego que no pude evitar someterme a su dominio. Me alegraba que se calentara al ver mi carne desnuda temblorosa.

Sin embargo, las malvadas palabras de Fobos hacia mí anoche todavía perduran frescamente en el abismo de mi mente, superando nuestros minutos de pasión con malicia. ¿Cómo podría siquiera considerarme de esa manera, que yo me entregaría libremente a muchos otros cuando había desperdiciado la mayor parte de mis años juveniles anhelándolo y soñando con él?

Deseo hablar con él sobre ello hoy, deseo confrontarlo por esto. Esta ridiculez que posee. ¿Cómo sabría si había abierto mis piernas para otros machos, nunca estuvo a mi lado, verdad? Ese monstruoso macho ni una sola vez me buscó todos esos años y probablemente piensa que dejaré pasar este asunto.

Entonces está equivocado porque no dejaré que esto se deslice entre mis dedos en absoluto, no seré tratada así por él. Después de todo lo que he pasado por su causa, no merezco tal crueldad por parte de esa bestia.

—Luna —una voz juvenil asoma a través de la puerta cerrada mientras la empuja abierta con irritación y entra sin mi permiso mientras yo sumerjo mi carne más profundamente en el agua—. ¿Acaso no piden permiso antes de entrar? ¿Estas hembras no saben nada de privacidad, incluso Moira entró en mi tienda sin permiso?

—¿Qué sucede?

—He traído una de tus prendas para que uses en la ceremonia de hoy —dice colocando la prenda pulcramente doblada al borde de la bañera.

—Ceremonia, ¿a qué te refieres? —pregunto mirándola con confusión—. ¿No terminamos anoche? ¿Qué más hay?

—Sí, hoy es el segundo día. Varios Alfas y Lunas cercanos a nuestra manada llegarán a saludarte después de la puesta del sol.

Diosa, estoy demasiado exhausta para esto. ¿Es solo esto lo que debo hacer hoy o hay más?

—¿Puedes aclararme esto? —pregunto, pero ella no presta atención a mi solicitud.

—No sé mucho de ello, las hembras mayores te ayudarán con esto. Por favor, apresúrate con tu baño, nuestros lobos no son pacientes. La próxima vez debes traer tu ropa, no deseo ser retirada de la mesa del desayuno por esto, Luna —gruñe con una llanura evidente en su tono, mientras se marcha sin otra palabra mientras la miro de espaldas atónita.

Supongo que los lobos aquí no asisten mucho a su Alfa y Luna, no debo pedir su asistencia de nuevo. Debo aprender a observar sus maneras más de cerca.

Con un suspiro sordo de fatiga, me levanto para vestirme con la ropa que trajo para mí. Es un vestido simple, no tan extravagante como lo que usaba en casa. Es endeble y muy ligero, aunque es un poco demasiado transparente para mi gusto. No me gusta exponer demasiado mi carne ya que desprecio recibir atención no deseada. ¿Es esto lo que Fobos desea que use, como las otras hembras de su manada?

—Me pregunto si estas hembras no ven vergüenza en esto, mi manada enseña a mostrar tu carne solo para tu bendición lunar; sin embargo, aquí no parece haber ni una que se cubra —alzando mis manos, bajo la túnica suelta que se asienta sobre mis rodillas—. Se siente cómoda, pero me siento demasiado expuesta para mi gusto.

Dejando la seguridad de la cabaña, avanzo en busca de la casa de la manada. —¿No poseen una ya que parezco estar perdida en sus tierras? Pues todo lo que veo son innumerables tiendas y pequeñas casas de madera y cabañas—. Es tan distinto de casa, me desconcierta. No hay ningún lobo a la vista y comienzo a buscar alguna señal de vida.

—Noté que ni poseen ni usan zapatos, a mí tampoco me han proporcionado ninguno. Debo recorrer su suelo descalza —¿es por esto que Fobos me motivó a hacerlo cuando era una cachorra, afirmando que era una forma de ser salvaje y libre?

—Aceptando que todo lo que he estado haciendo es andar en círculos alrededor del mismo lugar, decido buscar su olor, pues es el único que realmente conozco y reconozco. Si lo encuentro, descubriré dónde se han reunido todos —entiendo que no se me ofrecerá ayuda ni de él ni de sus lobos—, estoy sola.

—Alzando mi nariz al aire inhalando el ambiente, sigo las ondas magnéticas de su aroma que flota aromáticamente a mi alrededor. Es verdaderamente un olor fascinante, pues emana el olor de la tierra húmeda después de una tormenta. Su olor es de la naturaleza que me eleva desde dentro.

—Me invita a un lugar oscuro ubicado debajo de la sombría sombra de árboles densos, una gran mesa de madera negra está situada en medio del césped fresco y todos sus lobos están sentados uno al lado del otro sobre cortezas de árbol utilizadas como sillas —son estridentes en su charla, demasiado bulliciosos diría yo.

—Las hembras tienen la boca más grande que los machos, no tan tenues ni refinadas como se encontraría en casa —es como si se les enseñara a ser así aquí, a ser 'poco femeninas' como diría madre—. Son más honestas, más salvajes.

—Intensos azules oceánicos perforan mi carne con una intensidad cruda bebiéndome con sed corporal desde las puntas de mis dedos de los pies hasta las hebras de mis despeinados mechones, él está examinando cómo el diseño del vestido que eligió me queda —lo saborea pues veo el cambio en sus ojos, se vuelven más inmorales, más amorosos.

—Pero no le presto atención, reuniendo mi fuerza para no sucumbir a nuestro vínculo electrizante, mi temperamento con él por sus palabras de anoche aún hierve por debajo.

—Mis ojos localizan el trono de madera a su derecha, vacío; ese debe ser mi asiento para cenar —camino hacia él con un silencio pesado, sin sonreír a los lobos en el camino ni ofrecer mis deseos matutinos como lo haría en casa.

Ha pasado apenas un día y ya siento una aguda soledad que me rodea, nunca pensé que me sentiría tan rechazada e aislada con Fobos a mi lado —siempre fue lo opuesto al crecer, él traía tanta risa y diversión para mí—. Él era de alguna manera otro hogar para mí.