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—Sentado a su lado lo pone visiblemente tenso, como siempre, no entiendo por qué hace esto como si sus sentidos estuvieran constantemente conscientes de mi existencia —. Como si mi presencia lo torturara.
—Estudio los abundantes platos sobre la mesa, todo se comparte con un afán de proveer para cada lobo —. Sin embargo, no encuentro platos de desayuno, sino todo lo que puedo descifrar es una variedad de carne: pescado, cerdo, pollo y cordero. Algunos están cocidos, más bien quemados diría yo, y otros están crudos. Una repentina necesidad de arcadas se despierta en mí —, ¿cómo pueden comer esto tan temprano en la mañana?
—Un recuerdo inesperado se ilumina y sonrío débilmente mirando hacia mi falda. Recuerdo estar sentada al lado de Cronos, donde él siempre ponía pan fresco, panqueques o waffles en mi plato, sabiendo cuánto los adoraba —. Siempre me aconsejaba comer más y terminar todo en mi plato —. Verdaderamente un hermano devoto.
—Eché un vistazo a la fuente que descansa frente a mí sobre la mesa —. Vacía —. Entiendo, ningún lobo se preocupa lo suficiente por mí en estas tierras como para servirme con una mano amorosa, ni siquiera mi bendición lunar —. Extraño mi hogar.
—Tomando un respiración profunda y gradual para agrandar el espacio dentro de mi corazón que parece estar sofocándose de agonía, me preparo para tomar lo que se me da —. No debo ser avariciosa, no debo ser egoísta. Aprenderé a ser uno con estas bestias.
—A medida que la determinación me ahoga con ese nuevo enfoque que se asienta, también lo hace la confusión —. ¿Por qué no hay tenedores, cuchillos o cucharas a la vista? ¿Tal vez debo ir a buscarlos yo misma? ¿No los ponen en la mesa antes de cada comida?
—Luna Theia, ¿no encuentra nuestro alimento de su agrado? —una voz femenina penetra entre el murmullo y hay un silencio sepulcral que consume los alrededores. Fobos deja de masticar su comida y con los ojos pegados a su plato, espera mi respuesta, y todos los demás lobos también —. ¿Así que estoy constantemente siendo observada? ¿Están siguiendo cada uno de mis movimientos, cada reacción mía a sus costumbres?
—No para nada, más bien estoy buscando cubiertos —digo sentándome erguida en mi asiento esperando su explicación.
—¿C-Cubiertos? ¿Qué es eso? ¿Es un tipo de comida, Luna? —ella pregunta de nuevo con asombro como si fuera la primera vez que escucha esta palabra.
—No, no comida sino como tenedores y cucharas y otros de ese tipo —. Artículos que ayudan a comer de manera ordenada, supongo —respondo con cuidado y cortesía, no deseo avergonzarlos por su falta de conocimiento sin querer.
—Instantáneamente todos sus lobos comienzan a reír estrepitosamente, con la boca ampliamente abierta, cabezas alzadas hacia el aire, algunos sujetándose el vientre y otros aullando de la hilaridad —. ¿Qué he dicho que encuentran tan divertido?
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—¡Je to legrační! ¿Una pequeña princesa, verdad? —uno de los machos grita con su estruendosa risa mientras los otros machos se unen a él, golpeándole su espalda juguetonamente por el chiste que pronunció mientras me miraba boquiabierto.
(Ella es una cómica. ¿No es una pequeña princesa, verdad?)
No entiendo, no puedo comprender nada de lo que sale de la boca de estos lobos. Me desconcierta, detesto este sentimiento.
—¡Drž hubu, Njal! Pedimos disculpas, Luna. No poseemos tales cosas aquí, pues no las usamos —Moira es la primera en romper la carcajada, sus ojos llenos de molestia hacia el macho que aparentemente me ridiculizó.
(Cállate, Njal)
Así que así será para mí en tu manada, ¿verdad, Fobos? Lo escudriño mientras se esfuerza por tragar su comida con facilidad, él siente mi malestar pero no hace nada por mí. Sé que nunca lo hará, debo aprender a sobrevivir aquí por mi cuenta.
Miro de vuelta a sus lobos e inspecciono la forma en que comen, no debería haber asumido, debería haber observado primero. Ese fue mi error. Comen desagradablemente sin modales suficientes como para matar el apetito de cualquiera. Las hembras mastican ruidosamente revelando la comida masticada en su boca para que todos vean y los machos son peores pues manchan sus barbas y escupen pedazos de su comida por todas partes.
Con un largo suspiro de cansancio, mis orbes llameantes por la forma en que poseen suficiente confianza como para burlarse de mi esencia, enderezo mi columna atando mi cabello con una banda que estaba alrededor de mi muñeca.
—Habría sido amable informarme de esto antes —expreso mi voz tan firme y turbulenta como las de las otras hembras—. De sus costumbres —la manada enmudece una vez más, todos sus ojos pegados a mi piel.
Inclinándome hacia adelante, uso mis manos como los demás, tomando lo que puedo tragar sin vomitar sobre sus tierras y los amontono en mi plato. Quieren que sea salvaje, puedo hacer eso con facilidad pues esa necesidad de ser libre nunca cesó dentro de mí.
Fobos se sienta más rígido en su asiento, inclinándose hacia atrás para apoyar su espalda en la silla. Está observando mis gestos, está escuchándome.
—Crecí de otra manera, supongo que demasiado diferente de todos ustedes. Pero el hecho de que yo esté aquí sentada frente a ustedes a pesar de nuestras diferencias y coma como uno más de ustedes debe mostrar mi moralidad de alguna manera. ¿No me ven burlándome de todos ustedes por lo que son más bien por lo que les falta, verdad? —pregunto desgarrando la carne dura con mis manos y metiéndola en mi boca como ellos hacen. ¿Les demuestra esto que no hay nada que no pueda hacer?
—Luna Theia, nosotros nos disculp... —Moira comienza a vocalizar en nombre de sus compañeros como si fuera su salvadora. ¿Por qué esta hembra siempre ejerce su liderazgo en todas partes?
—Por favor, no se disculpen. No lo pedí —digo mientras el jugo de la carne gotea por mi barbilla y yo imito su forma de devorar para demostrar mi punto. Mamá estaría petrificada si presenciara esto. De pie, tomo mi plato sosteniéndolo contra mi vientre, mis ojos llameantes barriendo a través de los lobos asombrados que están incómodamente sentados en sus asientos.
Observo a la líder de las hembras que me mira como un buitre con una calma siniestra como si estuviera escudriñando mis gestos. Deseo saber quién es ella en estas tierras, ¿qué posición o más bien qué importancia tiene?
—No sé lo que se les enseña aquí, pero de donde yo vengo es pecaminoso burlarse de alguien solo porque es diferente a ustedes. Ahora, si me disculpan, iré a desayunar a un lugar más acogedor —estrecho mis ojos hacia el gran macho que comenzó la burla de mí mientras él baja la cabeza con respeto y una disculpa a la que no presto atención—. Disfruta de tu comida, Njal.
Dando la vuelta, me alejo de ellos tomando el mismo sendero por el que vine buscando un lugar sereno. El calor de sus ardientes globos abrasa la carne de mi espalda, soy consciente de que solo me mira cuando doy la espalda. ¿Qué opinas de mí ahora, mi macho?
Marchando hacia la calidez de la tienda en la que desperté, me siento sobre la tierra desgarrando la carne obstinada con las yemas de mis dedos masticando el alimento insípido intentando tragarlo. ¿No es tan fabuloso cómo parecen desmoronarse las cosas? —me pregunto a mí misma con un toque de sarcasmo—. Desde luego, una bienvenida.
—Reina —una voz femenina débil me hace levantar la mirada hacia ella. Sus ojos se agrandan al encontrarse con los míos y ella se inclina con admiración. Admiración de lo que no puedo reconocer.
—¿Sí?
—El líder me dijo que te llevara para comenzar los rituales de hoy —dice mientras cierro los ojos con un descontento burbujeante que surge dentro de mí—. ¿No se me permite siquiera comer en paz? ¿Por qué no me lo pudo decir mientras estaba sentada en esa mesa? Me hacen correr de un lado a otro como si yo fuera su juguete.
—¿En este preciso momento? —pregunto mientras ella se encoge ante mi voz firme mientras se inclina más profundamente, juntando sus manos y poniéndolas sobre su vientre en sumisión a mí. Ella asume que estoy descontenta con ella, pero no estoy en un estado de ánimo para aliviar su pelaje erizado.
—S-Sí, nuestros invitados llegarán pronto. Debemos comenzar a prepararnos de inmediato —responde forzándome a levantarme una vez más de mi guarida mientras llevo mi plato conmigo.
—Háblame de estos llamados invitados.
—Es tradición invitar a lobos que son conocidos por nuestra manada para que puedan ser testigos de nuestra Luna y una fiesta se está arreglando para ellos esta noche en tu honor. Habrá una actuación de danza que creo que te gustará y después tendremos... pido disculpas, me emocioné demasiado —habla a un ritmo acelerado con un salto en sus pasos mientras charla y describe su tradición con orgullo.
—Para nada, me siento más cómoda sabiendo lo que va a suceder. Me hace sentir más tranquila —respondo mientras me atiborro del desayuno con rapidez porque sé por sus palabras que mi próxima comida será más tarde esta noche y no antes.
Me acompaña a mi trono donde todas las hembras esperan pacientemente de pie alrededor en un círculo, una de ellas toma suavemente el plato de mis manos dándome un paño húmedo para limpiar mis dedos manchados. Supongo que comen rápido, no pasan mucho tiempo consumiendo y articulando con unos y otros como en casa.
—Luna Theia, ven y siéntate —la líder de las hembras instruye asintiendo hacia mi trono mientras subo los escalones de piedra para posarme sobre él sin protestas. Tan pronto como estoy sentada, los machos avanzan desde las sombras y toda la manada ocupa el campo abierto esperando presenciar lo que sucederá. ¿Qué está sucediendo? ¿Es esta una de sus costumbres donde todos serán testigos?
—Zahájíme přípravu —declara la anciana mientras las hembras asienten ante sus palabras.
(Comenzaremos nuestra preparación)
De la multitud, lo único que puedo percibir con una claridad brillante son los azules llamativos de mi macho que se encuentra en medio de la multitud, con los brazos cruzados sobre su poderoso pecho que se encuentra con mis globos dudosos audazmente. Las hembras alrededor de mí llevan jarras que contienen un líquido de olor desagradable pues detecto el remolino de dicho líquido que se les escapa por sus movimientos.
—Cierra los ojos y extiende las palmas hacia arriba, Luna —una joven me dirige suavemente desde mi derecha mientras atiendo a sus palabras y cierro los ojos colocando mis palmas sobre los reposabrazos del trono. ¿Qué es lo que me van a hacer, de alguna manera me siento un poco aprensiva por la ambigüedad?