Jackson dijo:
—Consiguió lo que se merecía. No tienes por qué sentir lástima por él.
Emily respondió:
—Así son los negocios. No los entiendo y no sentiré lástima. Cada uno sigue su propio camino, y él eligió el suyo.
—Si hubieras pensado así antes, habría sido mejor.
Hubo un golpe en la puerta desde afuera. Era la voz de Amanda:
—Emily, ¿estás ahí?
Jackson la miró fijamente.
—¿Quién es? —preguntó.
—El agente de Lucas —contestó Emily.
Jackson lanzó una broma:
—¿Ella también es tu jefa?
—...Algo así.
—¿Cuántos jefes tienes, Emily? —preguntó Jackson, riendo irónicamente—. Da igual, ahora estás bajo el hechizo de Vicente, y nada de lo que diga te llegará. Como dijiste, es mi culpa por llegar demasiado tarde. Pero quiero que recuerdes que no eres la misma de antes. Cuando Nathan te abandonó, estabas completamente sola. Esta vez es diferente. Si Vicente alguna vez te trata mal, siempre puedes venir conmigo.
Emily sonrió:
—Él me trata muy bien.
