—No me importa; no dependo de vender autos para mi salario. Pero, ¿y tú? ¿Todavía quieres jugar?
—Herry apretó los dientes con fuerza, "...lo siento."
—Más fuerte.
—¡¡¡Lo siento!!! Me disculpé, ¿podemos quedar en paz?
—No escuché sinceridad —dijo Emily—. Cuando haces algo mal, debes disculparte. No muestras ningún signo de arrepentimiento. ¿Por qué debería aceptarlo?
—Te estás pasando —le señaló Herry.
—Está bien, entonces me voy, haz lo que quieras —asintió Emily, se giró y dijo.
—¡Espera! —Herry la alcanzó y la agarró—. ¿Por qué son las mujeres tan problemáticas? Lo siento, no debería haberte llamado fenómeno. Te llamaré una dama hermosa de ahora en adelante, ¿vale? ¿Es eso suficientemente sincero?
—Hmm, no está mal esta vez —se detuvo Emily.
—Entonces apúrate y firma. No demores.
—¿Y qué hay de esa chica? ¿Qué le dijiste ahora? —dijo Emily.
