Las voces desesperadas de hombres y mujeres alteraron su ritmo cardiaco. La adrenalina en su cuerpo le hizo actuar de súbito, tomó a su acompañante entre sus brazos elevándolo para dejarlo con los pies en el suelo. Shiwon sintió su respiración cortarse e iba a hablar, pero Daewon le cubrió la boca.— Ponte mi saco. Te dije que no había tiempo.Acató la orden y con el cuerpo temblando de miedo se cubrió con el saco mirando preocupado a Daewon, quién se acercó a la puerta pegando su oreja para escuchar y pudo determinar que el contagio ya se había extendido, apretó sus puños y no tardó en acomodarse la ropa, su mente solo pensaba en el tiempo que tenía para buscar a su hermano.— ¿Puedes caminar? —Shiwon bajó la mirada a su entrepierna y negó arrugando el saco entre sus brazos—. Ja…bien…quédate aquí.— No, tengo miedo.— Escucha. —Se acercó sujetando la cara del chico con sus manos, sabía que estaba entrando en pánico al ver sus ojos llorosos—. Tranquilo, respira. —Hizo el ejercicio de inhalar y exhalar para que lo imitara—. Volveré, solo traeré a alguien más. No abras la puerta a nadie que no sea yo, ¿entendido?— ¿Qué es lo que hay afuera?— La gente se come una a otra, y no me refiero a comernos a besos.Shiwon se sonrojó abriendo los ojos en grande. Suspiró soltando un pequeño sonido de "uh" cuando Daewon salió de la habitación.Daewon uso su habilidad de sigilo, lo que le ayudo a evitar chocar con la gente que salía del lugar despavorida, parecían manadas de elefantes corriendo del peligro. Sus ojos se centraban en buscar aquel gorro negro que usaba su hermano, pero no veía a nadie y cada cuanto más iba contra la corriente podía ver cuerpos inertes en el suelo con rostros llenos de sangre o cuerpos mordidos por todos lados. Miró sus antebrazos desnudos y alzó la mirada, apretó los dientes al encontrarse con un infectado, sabía que era el primer contagiado, pues era el mismo chico que estaba fumando, pero lo peor fue ver a su hermano drogado caminando entre todo el humo, era como verlo salir de un infierno. Se apresuró a tomarlo del brazo antes de que se acercara al infectado.— Hyunjun. —Murmuró jalándolo lejos—. Soy yo, Daewon.— Daewon. —Sonrió en grande abrazando a su hermano—. No te creo, mi hermanito mayor no estaría aquí, deja de bromear…espera, ¿A dónde me llevas? Quiero hablar con Madonna.El zombi se alertó por la fuerte voz y volteó olfateando. Daewon se percató de que el infectado tenía los ojos con las venas a punto de explotar, por lo que gemía de dolor y su boca estaba roja con sus dientes masticando lo último del cadáver, de pronto parecía como si su vista se fijara en ellos como presas y corrió en su dirección. Daewon jaló a su hermano para correr lejos del infectado.Mi hermano estaba totalmente ido, su cuerpo temblaba y reía como si fuera un chiste lo que estuviera pasando. Miraba como había gente levantándose del suelo con hambre de comer carne humana, el chico que iba tras nosotros abría la boca listo para devorarnos. Buscaba con desesperación algún objeto para usarlo como defensa personal, pero todo estaba colgado en los techos y otros se encontraban con los cuerpos, no había tiempo y él zombi estaba por tomarnos, cuando el grito fuerte de un chico y una botella estrellándose en la cabeza del infectado hizo que volteara la mirada, era Shiwon.— ¡Shiwon!— ¡Entraron! ¡Corre!Shiwon estaba descalzo con solo mi saco cubriendo su cuerpo, no dije nada más y lo seguí corriendo a la salida dónde la gente se acumulaba, querían salir todos al mismo tiempo, era algo también del humano: desesperarse por vivir y ser el primero en lograrlo.Los guardias del establecimiento tenían sus pistolas y disparaban a los infectados mientras la gente salía. Daewon empujó a cualquier persona para abrirse paso, su brazo rodeaba a su hermano y Shiwon se sujetaba de su polera negra, cuando pudo divisar al guardia que lo ayudo a entrar este le hizo una seña.— ¡Ven aquí!El guardia empujó a la gente abriendo un pequeño hueco para que saliera por un costado, muchos vieron tal acción y exclamaron, pero otro guardia hizo sonar su pistola disparando.— ¡Todos van a salir si se ordenan!Daewon sacó primero a su hermano y luego a Shiwon, él protegía para que los demás no los empujaran.— Llévame. —Le habló el guardia—. Es tu carro, ¿no? —Señaló su carro. "Así que se dio cuenta", pensó Daewon—. Yo y mis amigos entramos, somos cuatro, por favor.— Suban, rápido.No hace falta ponerse a pensar cuando ves a un montón de gente siendo destripada o con la piel siendo desgarrada por los dientes de los infectados.El guardia llamó a los tres guardias restantes que estaban ahí, todos ellos dejaron de cubrir la salida. Daewon se dio cuenta de que era el plan de los chicos; hacer que la gente sirva de muro hasta que ellos corran, pues cuando los guardias salieron de ahí toda la gente se cayó encima de otros y los zombis empezaron su carnicería.Hizo la vista gorda y abrió la puerta del carro, no era tan grande, pero podía abarcar a diez personas apretadas. De inmediato subió a su hermano al asiento de copiloto.— Siéntate en sus piernas. —Shiwon lo miró extrañado—. Ya te sentaste en las mías, él solo esta un poco fumado.Shiwon no tuvo otra que sentarse en las piernas de Hyunjun, quién le comenzó a hablar como si fueran amigos de toda la vida.Los guardias se subieron atrás y tan pronto se cerró la puerta arrancaron dejando sin amparo a las personas que corrían detrás de ellos. Condujo hasta su departamento estando atento a todos lados, la infección estaba por las calles, las personas eran abatidas por grupos de zombis que buscaban saciarse de su hambre. La luz roja se lo pasó de largo, como muchos otros vehículos, anteponiendo como prioridad llegar cuanto antes al edificio, era un lugar seguro por al menos unos días.— Disculpa, pero tendrán que venir conmigo, al menos por esta vez.— Si, si, no hay problema. —Habló el guardia—. ¿Vives en el edificio 210?— Si, ¿Ustedes viven cerca?— De hecho, yo y mi esposa vivimos ahí. —Habló otro guardia—. Muchas gracias por aceptar llevarnos.— Me salvó su compañero…como a ustedes; deberían agradecerle a él.Mostró una placa a la cámara del edificio y pronto el estacionamiento abrió sus puertas, pasó rápido, pero tuvo que detenerse cuando la cámara habló con su voz robótica: "emergencia, alerta de individuos sospechosos, no registrados."— Ahora pueden pagarme matando a los que vienen.Los infectados venían por detrás y la puerta era lenta para cerrarse. Los guardias bajaron sus ventanas y dispararon mientras Daewon avanzaba despacio hasta que la puerta finalmente cerró dejando afuera a los infectados que golpeaban con sus manos el metal.— No sabía que este edificio tenía algo así.— Fueron avisados. —Los guardias lo miraron extrañado, Shiwon también lo miró confundido—. Activaron este sistema hace unos días, es nuevo, por ello piden ayuda a los que entran. Todos en este edificio no están infectados, por lo que no teman en aliarse con ellos.Se estacionó y bajó del auto yendo al asiento de copiloto. Los guardias también bajaron mirando las instalaciones, parecían realmente preparados, los coches eran contados y el ambiente se sentía seguro.— ¿Pueden con mi hermano? —Un guardia se acercó mirando al muchacho—. La droga lo ha puesto como bella durmiente.El guardia vio que Daewon cargaba a un chico de cabello negro que estaba a penas cubierto por el saco, pero sus ojos se centraron en algunos vidrios clavados en su pie. Asintió tomando al chico dormido para cargarlo e ir al ascensor. Dentro de esas cuatro paredes pudieron respirar con tranquilidad.— Me llamo Ho Jisung y ellos son mis colegas y amigos. —Señalo a un guardia de lentes—. Él es el nuevo, Park Yeongho. —Y luego señaló a otros dos que tenían el cabello negro—. Y ellos son mis antiguos colegas Kim Junwoo y Nam Youngtae.— Mucho gusto, soy Kang Daewon.Las puertas del ascensor se abrieron, todos salieron y siguieron a Daewon hasta su departamento.— Adelante.Los guardias se miraron entre ellos antes de adentrarse inclinando la cabeza. El ambiente era cálido y no era lo caótico que hace un momento habían experimentado. Sus pies se movieron con duda, el guardia que cargaba a Hyunjun suspiro mirando la bonita decoración del departamento, definitivamente, eran gente pudiente.
— Bienvenidos a mi humilde hogar.