—Sí, ¡también he vuelto! —exclamó Gato Ladrón al ver a Haishi, cuyos ojos ardían con intensa ira. Miró fijamente a Haishi y gritó:
— ¡Haishi, mi regreso es una gran desventaja para ti! Porque, ¡he vuelto para exponer tu conspiración!
—¿Qué está pasando, podría ser que Gato Ladrón sepa sobre mi identidad encubierta? —pensó Haishi sobresaltado, retrocediendo al escuchar las palabras de Gato Ladrón.
Gato Ladrón era solo un subordinado insignificante. ¿Cómo podría saber su identidad? Haishi echó un rápido vistazo a Gato Ladrón, notando su expresión furtiva y su manera incómoda, incluso mirando frecuentemente hacia Tanaka Suimeng mientras hablaba. Una sonrisa siniestra colgaba de la esquina de su boca, sus ojos parpadeando extrañamente al mirar a Tanaka Suimeng.
—Gato Ladrón, ¿a qué te refieres con eso? —Haishi miró intencionalmente a Gato Ladrón, mostrando un semblante lleno de furia, y gritó: