—Zihan, ¿crees que ese perdedor aparecerá hoy? —en el camerino del hotel, en el backstage, un grupo de chicas se agolpaba alrededor de una que era comparativamente más bonita, cotilleando y charlando sin parar.
La chica tenía una cara ovalada, ojos seductores, y estaba vestida como una princesa, su expresión irradiaba un aire de arrogancia:
—No lo sé, pero si yo fuera él, no vendría, porque aparecer por aquí sería prácticamente pedir una humillación. Yang Dong ya lo dejó claro, si se atreve a molestarme otra vez, le romperá ambas piernas.
—Un sapo codiciando la carne de un cisne, ni siquiera se da cuenta de lo que vale —dijo una de las chicas.
—Exactamente, nuestra Zihan es tan hermosa, ¿cómo podría casarse con ese pobre diablo? Si se atreve a molestarme otra vez, hay que hacerle que se arrepienta —comentó otra.
Viendo a Zihan acurrucándose con un hombre rico, todas la halagaban competitivamente, esperando obtener algún beneficio de ella.