Hao Jian alzó la cabeza y miró a Liang Jiankun, sintiendo también que el hombre ante él era extraordinario. En primer lugar, su aura eclipsaba a la de los demás, e incluso al hablar con este desconocido, lo hacía con una compostura orgullosa y calma.
—Es correcto, yo soy —Hao Jian se cruzó de brazos y no extendió su mano para estrechar la de Liang Jiankun.
Porque él sabía que para un hombre como Liang Jiankun, ofrecer un apretón de manos era ridículo. Hasta que no captes toda su atención, no va a estrechar tu mano.
—He oído que tus habilidades de conducción son muy impresionantes —preguntó Liang Jiankun con curiosidad.
Él también estaba ansioso por un enfrentamiento con un maestro. Su aparición aquí hoy no era enteramente para ayudar a Lin Dong; ¿qué era Lin Dong para que Liang Jiankun interviniera por él?
Aunque Liang Jiankun hubiera dormido con su hermana, ¿y qué? Fue ella quien se le acercó por su propia voluntad.
