2º. ¡DISFRUTEMOS DEL BAILE!.
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Los
dos chicos salieron a la calle, y empezaron a andar en dirección al
Furinkan. Cuando se habían alejado un poco del dojo Akane se paró y se
lo quedo mirando.
-Hoy estás perfecto-dijo la joven y se le acercó y le pasó una mano por el pelo- ¿Cómo es que no te has hecho la trenza?
Él le sonrió.
-Quería
cambiar de loock y que nadie me reconociera con facilidad, a parte, he
estado escondido en un pequeño hotel y allí no tenían los peines para
peinarme bien- le guiño el ojo- Y últimamente la única persona que me
hace la trenza eres tú. No te tenía para hacérmela, y no es por fardar,
pero así estoy irresistible.
- ¿No podías ser más humille? -peguntó la joven riendo.
-Si,
pero sería faltar a la verdad, estoy guapísimo- y mirándola con
picardía añadió con arrogancia y una sonrisa traviesa en los labios-
igual que tú. Vamos a ser la pareja más guapa del Furinkan, no tenemos
competencia.
Ella lo miró y sonrojó, la había alabado, pero lo había hecho con mucha prepotencia.
-No
me incluyas cuando hables con esa prepotencia-le amonestó la chica. Los
dos se miraron y se rieron. Todos los que pasaban cerca de ellos se
quedaba mirándolos. No los reconocían, pero indudablemente era una
pareja bellísima, y parecían muy unidos.
Ella lo miró, sonrió traviesa y lo cogió del brazo.
- ¿Que… que estás haciendo Ak…Akane? -preguntó muy sonrojado el joven.
-Me apetece ir cogida así de ti-contestó ella- hace tiempo que deseaba ir cogida así de ti.
Él
la miró con cara de idiota y sonrió como un tonto, en el fondo Ranma
deseaba ir cogido así de la chica. Empezaron a andar de nuevo hacía el
Furinkan, era medía tarde y aún no empezado a escurecerse. A su
alrededor pasaban sus compañeros de Instituto que los miraba extrañados,
se preguntaban quiénes serían esos dos jóvenes tan guapos que parecían
ir en su misma dirección, les resultaban conocidos, pero no lograban
reconocerlos.
- ¿Sabes una cosa? -peguntó Akane, Ranma negó con la
cabeza-Yuka y Sayuri han quedado con Daisuke y Hiroshi, serán sus
parejas en el baile.
Ranma se paró y se la quedó mirando.
- ¡Esos dos pervertidos…! No me han dicho nada-dijo Ranma con rabia.
-
¿No me dirás que tienes celos? ¿De ellos? ¿O de ellas por quitarte tus
dos amigos del instituto? - preguntó ella un poco furiosa.
-NI de
ellas ni de ellos, sólo que son dos pervertidos, espero que no le hagan
nada a tus amigas, pero conociéndolos… no me fio de ellos. No quiero que
piensen que soy como ellos.
-No seas mal pensado, venga. Siempre
te están metiendo en la cabeza sus ideas de pervertidos, te quisieron
dejar sus revistas porno, y siempre te están preguntando hasta donde has
llegado conmigo e incluso te pidieron tus medidas como chica- Akane se
lo pensó y se enfureció. -Tienes razón son unos pervertidos, ¡Cómo le
hagan algo a mis amigas…! necesitaran camino para correr.
El chico la miró se rió, ella lo miró furiosa y cuando le iba a contestar enfadada…
-
Cálmate, deja eso para cuando ocurra. Mientras vamos a divertirnos. Que
somos jóvenes, la noche es joven, y está en particular la hicieron para
disfrutarla, para que tú y yo la disfrutemos. No pienses en lo que
puedan hacer mis amigos a tus amigas. Ni en los seis locos que nos
siguen, ni en tu padre, ni el mío, piensa únicamente en que tenemos toda
la noche para nosotros y vamos a pasarlo bien.
Ella lo miró y sonrió, rara vez el joven razonaba, pero a veces cuando lo hacía tenía razón.
-Tienes
razón está noche es nuestra, y debemos pasarlo bien. Es nuestra última
fiesta en el Furinkan, en unos meses nos iremos a la Uni, y dejaremos de
ser niños. Vamos Ranma, que quiero pasarlo bien contigo esta noche.
El chico asintió y siguieron andando hacía el Furinkan.
Estaban llegando al Furinkan y en la puerta de la escuela se
encontraron el primer obstáculo, Nabiki estaba haciendo y vendiendo
fotos a los que acudían al evento.
-Una foto cinco mil yens-
pregonaba la joven- ¿Quieres inmortalizar su asistencia al baile? Te
hacemos una foto y quedará para toda la vida.
Los dos prometidos la miraron.
- ¿Crees que podemos pasar por delante de tu hermana sin que nos conozca? -preguntó Ranma asustado.
-No,
no lo creo, pero debemos intentarlo- contestó Akane, y se acercaron a
la puerta, no podían huir, debían pasar por delante de esa joven
usurera.
- ¿Os hago una foto? - dijo Nabiki cuando los vio-hacéis
buena pareja y será un recuerdo para toda la vida-parecía que no los
había reconocido, pero en cualquier momento pondrían ser reconocidos.
Esa joven vendía sus servicios como fotógrafa. No iba sola, le
acompañaban tres chicas más y estaban haciendo una pequeña fortuna con
los asistentes al baile.
Los dos chicos se juntaron y Nabiki y sus ayudantes los fotografiaron.
Una de las amigas de Nabiki se acercó a ellos y les entregó un tricket.
-Cuando salgáis de la fiesta ya tendremos las fotos, venir y os la daremos. - La pareja asintió y entraron al Furinkan.
Nabiki y sus amigas se quedaron mirando a los dos chicos.
- ¿Los conocéis? -preguntó una de la chica. - no lo he visto nunca, aunque deben venir al Furinkan.
-No
sé quiénes son, pero juraría que los tengo visto-contestó Nabiki.
Cuando descubrió la identidad de esos dos ya se había acabado la fiesta,
y era muy tarde para montar un negocio a costa de su hermana y el
prometido de esta.
Habían superado el primer obstáculo, sabían que
habían tenido mucha suerte, y que tarde o temprano Nabiki sabría
quiénes eran, pero esperaban que fuera más tarde que temprano.
-Nos libramos por los pelos-dijo el chico.
Akane miró a su acompañante, es más le miró el cabello y se lo acarició y se rió.
-Si, fue por eso, literalmente fue por los pelos que no nos conoció.
Los
dos se rieron y entraron al instituto y se dirigieron al Gimnasio donde
se realizaba el festival, iban nerviosos, no era su primera cita solos,
pero sólo habían ido a heladería o cafeterías, como mucho al cine… eso
si habían tenido la suerte de no tropezar con unos de los seis locos que
los acosaban. En la mayoría de las citas acababan huyendo y furiosos
con su mala suerte, que solía tener el nombre de Nabiki.
Entraron al gimnasio, que estaba muy decorado para la ocasión, con
guirnaldas de colores colgadas del techo, con luces que se apagaban al
ritmo de la música, y en un extremo un escenario donde tocaría un grupo
musical. Los dos jóvenes se asustaron, con lo gustos del director, ese
grupo musical podía ser terrorífico. En un lado del escenario vieron un
tocadiscos y un D.J, conocían a ese chico, tenía buenos gustos
musicales, no se lo pasarían tan mal.
Ranma vio a su clase en un lado y a sus dos amigos con las amigas de Akane y los señaló.
-Mira Akane, tus amigas con esos dos pervertidos.
Ella asintió
-Si, vamos, y a ver si nos reconocen.
Los dos sonrieron y se dirigieron hacía donde se encontraban sus amigos.
-Hola-saludaron
los dos prometidos a sus amigos. Como había dicho Akane, los dos amigos
de Ranma pidieron salir a las dos amigas de Akane. Estos cuatro jóvenes
miraron extrañados a los dos chicos que se le acercaron, no los habían
reconocido.
- ¿Quiénes sois? -Preguntó Yuka- ¿Nos conocemos?
Ranma
y Akane sonrieron, como habían cambiado tanto de vestuario y casi de
aspecto no los habían reconocido. Ranma con el pelo suelto y con traje. Y
Akane con un vestido y ligeramente maquillada.
-Somos Ranma y Akane- dijo la chica- No hemos cambiado tanto para no reconócenos.
Las
otras dos parejas los miraron con los ojos y las bocas muy abiertos,
los cuatro jóvenes estaban muy sorprendidos con el aspecto de los
jóvenes prometidos.
-No… no puede ser. Estáis muy cambiado. Estáis
magníficos. - dijo Sayuri- nadie os ha reconocido- la chica miró a
Akane- Estás guapísima, vas a ser la envidia del baile- miró a Ranma-
Estás muy guapo, los demás chicos no te hacen ni sombra. Vais a ser la
pareja del baile.
Ranma se sonrojó, no se esperaba un piropo así.
Akane sintió un poco de celos, pero sabía que sus amigas no intentarían
quitarle a su prometido. Aunque sabía que ellas si la envidiaban.
-Mirar
como os miran todos-dijo Yuka- ya sois la envidia del baile, incluso yo
tengo envidia. No me puedo comparar contigo Akane. Ni puedo encontrar
un chico como Ranma.
Akane se sonrojó, no esperaba ni quería que la alabasen así.
-No hemos venido para ser la envidia del baile-aclaró Akane- hemos venido para disfrutar del día y pasarlo bien.
Mientras los dos chicos miraban a Ranma con una envidia nada disimulada.
-
¡Eres un cabrito! Venir al baile con una chica tan guapa como Akane, - y
los dos chicos empezaron a llorar- Conocemos a Akane desde niños,
siempre fue nuestro amor… y hace dos años llegas tú, salido de la nada, y
nos la quitas…eres un cabrón con suerte.
Los dos chicos se esperaban que Ranma saliese con una de la suyas y eso llevaría a una pelea con Akane.
-Ya
sé que tengo suerte. Logré sobrevivir a los entrenamientos de mi padre,
y a muchos rivales que me han salido por el camino. Me han perseguido
tres locas, y aún estoy vivo- miró a Akane-Estoy aquí con Akane y aun no
me ha intentado matar nadie- Akane lo miró y sonrió, por ahora el chico
era muy amable, pero en cualquier momento todo podría cambiar y el
chico echarlo todo al suelo- pero no es mi vida la que corre peligro- y
los miró con los ojos muy abiertos y con el aspecto de un espíritu- si
os ocurre hacerles algo malo a las amigas de Akane- miró a su prometida-
Ella se enfadará, y yo no evitaré que os castigue.
Los dos chicos lo miraron asustados, miraron a Akane que los miraba sonriendo con maldad y…
-Seremos buenos- dijeron los dos chicos asustados- no haremos nada, lo… lo prometemos.
No
era lo que los dos chicos querían hacer en realidad, los dos tenían
planeado emborrachar a las dos jóvenes y…, pero con la advertencia de
Ranma y Akane cambiaron de idea, eran demasiado jóvenes para morir.
Ranma y Akane nunca amenazaban en vano.
A partir de ahí empezaron a
conversar y bromear, sobre lo que harían al salir del instituto, los
seis irían a la misma universidad, pero harían carreras distintas, pero
prometieron hacer salidas juntos y divertirse.
-Vamos a tomar algo- dijo Ranma, y Akane lo acompañó.
- ¿Seguro que tienes algo? Siempre te tengo que invitar- amonestó Akane, un poco harta de la tacañería de su prometido.
-He
estado ahorrando durante semanas para invitarte hoy- contestó picado el
joven, miró a su cartera y empezó a buscar como un loco, su prometida
se dio cuenta lo que le pasaba al chico.
-Tu padre te ha vuelto a
robar tus ahorros, debías ser más precavido, no es la primera vez que te
pasa- lo amonestó la chica, le sonrió-Ya te invitó yo.
Él la miró con rabia, la quería invitar, y por culpa de su padre, volvía a tener que a tener que apoyarse en la joven.
-Lo
siento Akane, ya he cambiado muchas veces de escondijo para mis
ahorros, pero mi padre ayudado por la harpía de tu hermana, me descubre
todos los escondites. A ti también te pasa, tu hermana te roba tus
ahorros.
Ella lo miró y asintió, su hermana era vampiro para los ahorros de los dos, siempre les estaba quitando sus ahorros.
Entonces Ranma se acordó de algo, y miró en sus bolsillos y sacó un pequeño monedero, lo abrió y miró dentro y sonrió.
-Suerte que tengo esto para emergencias, ahora sí puedo invitarte a algo-y eso hizo.
Los
dos volvieron con sus amigos. Aunque en teoría no podrían beber
alcohol, las bebidas de los dos prometidos llevaba un poco de ginebra,
Estuvieron hablando los seis hasta que el D.J. empezó a poner canciones y…
-
¡Ranma, sácame a bailar! -pidió Akane, tal vez fue el efecto de la
bebida, pero la chica no iba a consentir que su prometido se quedase
parado todo el rato, ella tenía ganas de divertirse con el chico.
Siempre que salían alguien se metía por medio, hoy no pasaría eso,
debían disfruta de su libertad.
- ¡Pero… Akane… yo no sé…! -
empezó a decir él, pero su prometida lo estaba mirando de una forma
irresistible y no pudo negarse, y se dejó llevar por ella a la pista de
baile.-Akane, no sé bailar- confesó el chico al final- en esto soy muy
torpe.
-Déjate llevar por la música- contestó su prometida, en un
susurro hipnótico-yo tampoco sé, pero no por eso debemos quedarnos
quietos y aburridos.
Ranma asistió, y ella se puso delante de él y
empezó a bailar, él la miro y cuando se dio cuenta estaba bailando con
ella, los dos muy cerca, pero no pegados. Las demás parejas los miraban
con envidia, aun no sabían quiénes eran, pero sí que formaban LA PAREJA
PERFECTA.
Las dos amigas de Akane, miraron bailar a los dos chicos bailando y miraron a sus acompañantes.
-No
hemos venido a mirar como bailan los otros- dijeron enfadadas a los dos
chicos. Estos se miraron y suspiraron, era lo que esperaban todo el
día, y los cuatro se juntaron con las demás parejas a bailar.
Cuando
llevaban un rato bailando, las luces bajaron su intensidad y empezaron a
sonar las canciones lentas. Los dos prometidos se miraron nerviosos y
asustados, eran lo que más le gustaba… y más atemorizaba. Nunca habían
bailado juntos.
Miraron a su alrededor y vieron a muchas parejas
en la misma situación que ellos, no eran los únicos en tener miedo de
bailar esas canciones.
-Me… parece que yo debo cogerte así- dijo ella, pasando sus brazos por el cuello del su prometido.
Él se sonrojó, pero reacción pronto.
-Y…
yo debo cogerte por aquí- respondió él con timidez, cogiéndola por la
cintura, Los dos estaban muy sonrojados, pero estaban encantados de
abrazar y ser abrazados por el otro, era algo que los dos deseaban desde
poco tiempo después de conocerse.
Ella apoyó la cabeza en el
hombro de él, nunca se había sentido tan bien, sentía el palpitar del
corazón del chico. Abrazada así se sentía segura y de maravilla. El
chico se sintió como nunca antes se había sentido, tener la chica de su
vida entre sus brazos, lo hizo sentirse pletórico, no quería dejarla ir,
pensaba que si la soltaba nunca volvería a tener el valor de volverla a
abrazar.
La combinación de la música y lo que sentían los transportó a un mundo donde sólo existían ellos dos y la música que sonaba.
Akane
levantó la mirada y lo miró a los ojos, a los dos les brillaban los
ojos de la emoción que sentían, sus rostros se fueron acercando y cuando
estaban a punto de besarse… recordaron donde estaban, a su alrededor
había mucha gente y si se besaban los verían, pobres incautos, las demás
parejas sentían lo mismo que ellos, y nadie les prestaba atención en
esos momentos.
-Hoy lo estoy pasando de fábula-confesó ella-desearía que esto no acabase nunca y pudiéramos bailar durante horas y horas.
Él la miró y sonrió. Ella presintió que Ranma hablaría más de la cuenta, y así fue.
-Pues debe acabar, y debemos volver a casa y tú serás la misma torpe de siempre y yo el bocazas.
Ella o miró furiosa.
-
¿No puedes dejar cerrada tu boquita? - dijo enfada, y se quiso separar
de él, pero el chico la detuvo. La cogió por el brazo y la miró con
pesar.
-Perdona, Akane. Ya sabes que soy un bocazas. Dejemos la
pelea para mañana, te prometo que mañana nos pelearemos… pero hoy
pasemos una noche divertida.
Ella lo miró extrañada y sonrió. El chico se arrepentía de los que había dicho, por eso lo perdonaba.
-Por
hoy te perdono, por ser un día especial, pero mañana nos pelearemos,
tengo tu palabra. Pero no vuelvas a insultarme-contestó ella.
Se miraron y se volvieron a abrazar y volvieron a bailar mientras duraron las canciones lentas.
Al
acabar las lentas, el disc jockey puso canciones con mucho ritmo y los
dos jóvenes se movieron a ritmo de esas canciones, se lo estaban pasando
muy bien, y olvidaron todos los problemas que tenían con la gente que
los rodeaba,
En un momento Ranma se sintió agobiado, demasiada gente a su alrededor, necesitaba un poco de aire.
-
¿Salimos fuera? -le pidió a su prometida- necesito un poco de aire…- y
mirando a su alrededor- y de espacio, esto está muy lleno.
Ella también se sentía agobiada y como el chico necesitaba un poco de aire.
-Si, salgamos. Hoy hay luna llena y dicen que es cuando los enamorados se sienten más atraídos.
-Y
según dicen hay más crímenes y más partos- el chico se rio, ella lo
miró con mala cara, pero Ranma le hizo un guiño, y supo que el chico
bromeaba, y se rio con él. Ranma sabia como hacerle reír… o como hacerla
enfadar.
Los dos prometidos se acercaron a sus amigos.
-Ranma y yo saldremos un rato fuera. Aquí hay mucha gente y nos sentimos un poco agobiados.
-Si
quedéis estar un rato solos no nos deis ninguna explicación- dijo Yuka
con una sonrisa traviesa y picara- pero volver pronto, que en unos
minutos darán los premios y es seguro que os darán alguno.
Ranma y Akane se sonrojaron, y miraron al suelo.
- ¡No es eso! - contestó nerviosa Akane- sólo quedemos… un poco de aire, sólo será un momento.
Los dos amigos de Ranma lo miraron y sonrieron.
-Saotome, ahora puedes llevarte a Tendo a un lugar solitario y…
Se callaron asustados, Akane los miraba furiosa, si seguían hablando tendrían problemas.
Los dos prometidos se giraron y salieron del gimnasio.
Ya había anochecido, y la luna brillaba en todo su esplendor.
Akane
miró la luna. No hacía frio, incluso hacía una agradable brisa, que les
traía la fragancia de las flores de un jardín cercano, las estrellas
brillaban con fuerza, todo parecía creado para que las parejas se
sintieran a gusto esa noche, y los dos chicos se sentían alegres y con
los sentimientos a flor de piel, los dos sabían que esa noche todo
cambiaría.
Para los dos chicos era una noche especial, mágica para
estar con la persona amada, y los dos estaban con la persona amada, que
era lo que habían querido hacer desde hacía tiempo, pasear una noche
con el uno con el otro bajo la luz de la luna.
Akane pensaba que
hoy el chico se estaba portando bien y no la había ofendido. Quería que
él fuese así siempre y que esa noche no acabase nunca.
Ranma la
miraba con deleite, esa noche la chica brillaba con luz propia. Con ese
vestido la veía muy femenina y hermosa. La chica estaba radiante, ojalá
siempre se vistiese y comportarse como hoy. No tenía nada que envidiar a
sus otras… ¿prometidas?, hoy las superaba en belleza a todas ellas,
aunque él siempre la encontró que era la más guapa de todas. No le
estaba costando no burlase de ella, hoy no tenía motivos para hacerlo,
quería que esa noche fuese especial para su prometida y para él.
Para
los dos podría ser una noche perfecta, si nadie que se metiera por
medio, con todos los locos fuera de circulación, lo bastante lejos para
no interferir, y ellos dos controlándose para no provocar el enfado del
otro.
Andaban por el patio del Furinkan, oían a otras parejas a su
alrededor, allí lejos de la vista de los demás, esos jóvenes podrían
expresar lo que sentían. Pero ellos dos aún no sentían preparados para
hacerlo o eso pensaban ellos.
Akane iba delante de él, y de repente se paró y se giró y se lo quedó mirando sonriendo.
-Gracias, Ranma- dijo la chica.
- ¿Por qué? - preguntó el joven.
-Por
esta noche maravillosa, por lo bien que me lo estás haciendo pasar, por
tantas cosas, por no dejarme sola, por preocuparte por mí. -continuó la
chica, parecía que quería agradecer al chico por estar siempre a su
lado- gracias por tantas cosas.
Él la miró sonrojado.
-No
tienes que agradecerme nada- dijo el joven con timidez-es más, soy yo el
que debe estar agradecido a ti- ella lo miró extrañada- por aceptarme
como soy, aceptar mi maldición, por ayudarme siempre que he necesitado
ayuda. Por ser mi amiga, mi aliada y alguien en quien puedo confiar, por
desgracia sólo puedo confiar plenamente en ti, no puedo fiarme de nadie
más, todos los demás quieren algo de mi.
Ella lo miró seria. El
chico aunque se hiciera muy fuerte necesitaba alguien en quien apoyase,
alguien que le tendiese la mano cuando él estuviese recaído.
-Yo siempre estaré a tu lado cuando me necesites, siempre lo he estado. Pero ahora no pienses en eso
Como
hemos dicho, estamos aquí para divertirnos y pasarlo genial- el chico
la miró y sonrió, ella tenía razón, debía pensar sólo en pasarlo bien-
Me gustaría que se parase el tiempo y estar así contigo para siempre-
dijo ella- no separarme de tu lado nunca.
El chico la miró y sonrió.
-Eso
no puede ser tontilla- bromeó el chico, ella se empezó a enfurecer, que
prometido más insensible tenía. Ranma no se dio cuenta de enfado de
ella- no podemos parar el tiempo… pero si vivir este momento con
intensidad, será algo que no nos podrá quitar nadie, este momento es
nuestro. -La miró con pasión, ella dejó de estar enfadada. Ranma volvía a
estar alegre- Es tuyo y mío, y de nadie más. Esta noche es para
nosotros, sin intromisiones de nadie, hemos luchado por esta noche
durante mucho tiempo y nos la merecemos, ¡es nuestra por derecho!
Debemos hacer que sea una noche única y la recordemos por siempre. Por
qué tú y yo somos Ranma y Akane, y el uno sin el otro ya no puede
existir. Somos uno, siempre lo hemos sido y siempre lo seremos, aunque
los dos nos negásemos a reconocerlo. No podemos ocultar lo que sentimos…
ya no.
Ella lo miró, habían tenido citas, habían salido juntos.
Pero el chico nunca se le había declarado, y esa noche lo hizo, o lo más
parecido a una declaración que había hecho Ranma. Se dio cuenta que
ella opinaba lo mismo, ella ya no podría vivir sin Ranma, y por lo que
le dijo el chico, él tampoco podría vivir sin ella.
-Tienes razón
somos uno, ya no podemos vivir el uno sin el otro. Nos queremos
demasiado para separarnos. Y esta fantástica noche es testigo de nuestro
amor. Nadie podrá con el lazo que nos une. Ese lazo es más fuerte que
las trampas de los que quieren separarnos. -Miró al cielo- Hace una
noche muy buena, es una noche en que el amor está en el aire y nos
inspira. Disfrutemos de ella cari- lo cogió por la mano y lo llevó hasta
un árbol cercano y allí se quedaron, los dos sabían que vendría a
continuación y ninguno de los dos se echaría para atrás.
Al final
los dos prometidos se habían confesado, los dos chicos se sintieron al
instante aliviados. Era como si les hubieran quitado de encima un gran
peso. Como pensaron horas antes, todo había cambiado, nada volvería a
ser como antes.
Los dos se quedaron mirando y se fueron acercando,
ella le paso los brazos por el cuello y él la abrazó con firmeza por la
cintura. Toda timidez quedó en el olvido… y al fin se besaron. Se
besaron con pasión, como si fuese el fin del mundo, las manos de ambos
perdieron la timidez y se extraviaron en los lugares inexplorados y
prohibidos del otro, y cuando más pasión le ponían, cuando ya pensaban
en practicar juegos de adultos…
- ¡Akane!, ¡Ranma! - oyeron que
los llamaban. Los dos chicos separaron sus labios, se miraron
sorprendidos y asustados, y un momento después estaban separados unos
metros y muy sonrojados. Sin ninguna duda los habían pillado besándose…
¡y metiéndose mano!.