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Chapter 4 - 4º. ¡REGRESAMOS A CASA!.

4º. ¡REGRESAMOS A CASA!

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El

baile había acabado y los dos prometidos se habían separados de sus

amigos. Cuando llevaban unos metros fuera del Furinkan, recodaron que

tenían que recoger las fotos que les hicieron al entrar y fueron a por

ellas.

Cuando llegaron donde estaban las fotógrafas vieron que Nabiki no estaba, pero no se preocuparon,

Ranma se acercó a una de las chicas y le dio el tricket, la chica miró ese trickets.

-A ver, el número 108- dijo la chica y les entregó las fotos en un sobre. Akane pagó y las metió en un bolso.

-La chica que estaba con vosotras ¿ya se ha ido? -Preguntó Akane, temía que Nabiki hubiese descubierto quienes eran.

Las fotógrafas la miraron y sonrieron.

-Tuvo

que irse. Vino su hermana mayor y esa mujer que siempre lleva Kimono y

una katana, le dijeron que las acompañase a hacer la compra. Nabiki se

resistió, pero su hermana la amenazó, con quitarle todos sus ahorros y

Nabiki tuvo que acompañarlas. Entre las dos se llevaron a nuestra jefa-

la chica tuvo un escalofrió- esa mujer me da miedo, y a Nabiki también,

ni se atrevió a contradecirla.

Ranma y Akane sonrieron. Kasumi y

Nodoka habían alejado a Nabiki del Furinkan para evitar que les causara

problemas. Se lo tenían que agradecer a las dos mujeres.

Se alejaron del Furinkan y Ranma curioso le preguntó a su prometida.

- ¿De dónde has sacado ese bolso? No lo llevabas a ir al baile.

Ella lo miró y sonrió.

Lo compré a la vez que el vestido, pero se me olvido en casa de Yuka, me lo ha traído al baile, verdad que ¿me queda bien?

A

Ranma no le gustó ese bolso. Lo veía muy infantil, pero no le llevaría

la contra a Akane, no quería pelearse con su prometida, le mintió.

-Si, te queda bien-dijo el chico.

Akane

lo miró, sabía que le mentía, ella también lo veía infantil. Pero

después de comprarse el vestido no pudo comprarse el bolso que le

gustaba.

-No mientas Ranma-dijo ella- sé que me queda muy infantil. Me quedé sin dinero y fue el único bolso que pudo comprarme.

El chico la miró y vio la tristeza de ella. No quería que su prometida se entristeciera.

-No pasa nada, cuando ahorre un poco ya te compraré un bolso que te guste-prometió el chico.

Ella se alegró y lo miró alegre.

-Pues

ya puedes ir ahorrando-contestó ella- ya he visto uno muy guapo, y no

muy caro. Me lo has prometido, me comprarás un bolso majo.

El chico la miró y sonrió, le gustaba verla así de alegre.

-Pero

¿Qué te piensas? -dijo el chico riendo, - tampoco te pases, recuerda

que mi padre me ha robado, necesitaré un tiempo para ahorrar, encontrar

un escondite nuevo para mis ahorros y rezar para que no descubran donde

esta ese escondite.

-Que te quiten el dinero es culpa tuya, por qué eres tonto- se burló ella riendo.

Ella

le sacó la lengua y empezó a correr y él la siguió. Iban riendo, los

dos se lo estaban pasando genial con ese juego de pillar, pero como

Akane llevaba tacones y no estaba acostumbrada a ellos, y menos a correr

con ellos, tropezó y se fue a caer, pero Ranma la cogió por la cintura y

evitó la caída.

-No me dejes caer, Ranma.

- No te dejaré caer nunca, siempre estaré a tu lado para cogerte.

Se

quedaron mirando un rato, ella muy inclinada y el chico cogiéndola por

la cintura, Ranma la fue poniendo derecha lentamente, se seguían mirando

a los ojos, el mundo desapareció y sólo existían ellos dos. Se fueron

acercando el uno al otro y esa noche se volvieron a besar. Al separarse

se miraron, se cogieron de las manos y volvieron a andar en dirección al

dojo.

-¿Que harás con la foto?-preguntó el joven.

Ella lo miró y sonrió.

-Comparé un marco y la pondré encima de mi escritorio. ¿y tú con la tuya?

-Se

la dejaré a mi madre que me la guarde- contestó el chico- no me fio de

mi padre, la podría vender. Cuando este seguro que ese viejo no le hace

nada, le comparé un marco y la colgaré en mi habitación.

Akane lo miró y sonrió, el chico hacía bien en no fiase de su padre. Tío Genma era una persona de la que no te podías fiar.

Seguían en dirección al dojo, iban muy lentos, querían prologar lo

máximo posible ese paseo, querían estar solos sin que nadie los

molestase. De repente ella se volvió y lo miró

- ¡Ranma! -estuvo

un rato mirándolo sin hablar- ¿Tú crees…? ¿Tú crees que vale más un amor

de corto e intenso que una vida sin amor?

El chico la miró y se sonrojó, pensó un rato y negó con la cabeza.

-No,

yo prefiero estar una vida sin amor antes que un amor muy corto- ella

lo miró extrañada, se sintió muy deprimida, ese chico era insensible, no

la quería. Pero se dio cuenta que Ranma no había acabado de hablar- si

sólo es un amor que te dura poco, te queda toda una vida de dolor

recordando ese amor. Si es así, no quiero un amor así. Prefiero no amar,

que quédame con un dolor que no se me borre nunca.

Ella lo miró y sonrió. En el fondo Ranma era un chico muy sensible, y tampoco era tan malo utilizando las palabras.

-Yo

tampoco quiero un amor corto. No quiero que ese amor me deje sola y

dolorida, quiero un amor que me dure años y me acompañe toda la vida.

-contestó ella.

Fue entonces cuando él le preguntó.

- ¿Por qué me preguntas eso? - dijo él- ¿Es por la peli que vimos hace unos días? Donde suena la canción que hemos bailado hoy.

-Es

tanto por la peli como la canción. La película me pareció triste, ella

envejece y muere y él se queda solo y sin su amor y está siglos solo…

sin nadie, se queda solo y sufriendo. No quiero que eso me pase a

mi-dijo ella muy triste- no me dejes nunca. No te mueras antes que yo.

No quiero que te vayas sin mí. -se abrazó al chico llorando.

Él se quedó un rato estático, no comprendía por qué ella lloraba. Al cabo de un rato la abrazó y le susurró.

-No

temas, no te dejaré nunca sola- había adivinado el miedo de la joven.

La asustaba que su amigo desapareciese. - y no llores tontita, ¡Con lo

guapa que estás cuando sonríes! Y por desgracia siempre estás enfadada o

triste.

- No te vayas, como hizo mi mamá- contestó Akane. Hipaba,

tenía la cara oculta en el pecho del chico, seguía llorando- no quiero

quedarme de nuevo sola. Tengo miedo que llegue alguien, un rival y acabe

contigo o te aleje de mi una de esas locas.

El chico le puso un dedo en la barbilla y le levantó la cara, le sonrió.

-No

me vencerán, ni me alejarán de ti. Estaré siempre contigo. Pero… yo

tampoco quiero volver a estar solo. No quiero que me dejes y

desaparezcas de mi vida. Me he acostumbrado a ti, ya no puedo estar

lejos de ti. Sin ti no hay vida, tú eres mi vida.

Ella de golpe se

alegró y todas las lagrimas desaparecieron de ella y sonrió de una

forma que dejaba a Ranma sin defensas. Ella al verlo así aprovechó para

saltar a sus brazos besarlo. Él no relacionó al principio, pero a los

pocos segundos correspondió al beso y la abrazó con fuerza.

Esa

noche se habían besado ya muchas veces, parecía que querían recuperar el

tiempo pedido, todo ese tiempo en que no se habían atrevido a dejar

salir a la luz sus sentimientos.

Al acabar de besarse siguieron andando, Ranma pensó una cosa y se lo dijo a Akane

-Aunque ser inmortal y pasar toda la eternidad contigo sería algo fantástico.

-O

un castigo-dijo ella riendo- acuérdate que en esa película y en ese

manga, él de las sirenas, ven la inmortalidad como una maldición...

perder a tus seres queridos mientras tú sigues joven. Hemos venido a

este tiempo por un tiempo corto. No pidas más tiempo o te arrepentirás.

El chico la miró y sonrió.

-Tienes

razón. Vivamos con pasión nuestra vida, como si no hubiera un mañana, y

no nos arrepintamos de nada. Si estamos juntos nada podrá con nosotros.

Después de esa conversación los dos se volvieron a a animar, y al pasar por a lado de un parque.

-Ya

es tarde, pero… ¿Entramos? - dijeron a la vez los dos prometidos con

una sonrisa tentadora. Y se rieron al ver que los dos habían pensado en

lo mismo.

Ranma cogió a su prometida en brazos y saltaron la vaya.

Al otro lado, Ranma dejó a la chica en el suelo y se adentraron en el

parque para que nadie los viese y denunciase.

Se sentaron en un

blanco y por un rato mirando las estrellas. Identificaron algunas

estrellas y constelaciones y se inventaron el nombre de otras.

-Esa

constelación es la de la señorita Hinako, que persigue a sus alumnos

para robarles su comida y energía. - dijo Ranma. Los dos chicos se

rieron.

-Aquella es la del panda Genma, durmiendo y comiendo- dijo

Akane, y señaló una y aquella de allá es la de Soun el llorón, siempre

llorando por tonterías.

Los dos chicos se rieron hasta que se les escapó las lagrimas.

-Aquella

de allí es la de los prometidos, sus dos estrellas más brillantes y

juntas son las de Ranma y Akane, siempre perseguidos, pero nunca

alcanzados ni separados. - contestó él muy serio.

- ¿Lo crees así? - preguntó ella.

-Si,

nunca lo alcanzaran ni separaran, por qué su destino esta escrito en

las estrellas. Siempre juntos, nunca alcanzados. - y se giró hacía ella

con los ojos brillantes y una sonrisa en los labios.

- ¡Siempre juntos! ¡Nunca separados! - afirmó ella.

- ¡Nunca! ¡Juntos para siempre! - contestó el chico con rotundidad.

Ella lo encontró tentador y lo volvió a besar.

Durante un rato estuvieron identificando estrellas y constelaciones y dando nombres de los más absurdos.

De golpe ella se levantó y le tendió la mano.

- ¡Bailemos! - dijo ella.

-Pero… ¡si no hay música!

-Si

la hay, contestó ella- en nuestra cabeza hay cientos de canciones que

bailar- el chico la miró de forma extraña, ella le suplicó- ¡Por favor

Ranma! ¡Hazme ese favor! Siempre he querido bailar en el bosque o en un

parque bajo la luz de la luna y las estrellas. Siempre me ha parecido

muy romántico bailar a la luz de las estrellas. No necesitamos oír

música, sólo debemos sentirla en nuestros corazones.

El chico la

miró y asintió con una sonrisa, se levantó del banco, y… allí en el

parque los dos danzaron al son de unas canciones que sólo oían ellos,

los dos se habían descalzado y bailar en el bosque le pareció una

experiencia fantástica. Las luciérnagas revoleteaban alrededor suyo

iluminándolos, dándoles el aspecto de dos seres salidos de un cuento de

hada. Los dos sonreían y se miraban con ternura.

El vigilante del

parque los vio y creyendo que eran dos fantasmas huyó asustado, se

ocultó en caseta y no salió en toda la noche. Al día siguiente se dijo

que esa noche una hada y un elfo habían visitado ese parque para danzar

en él. Se rumoreó que las luciérnagas los acompañaban y los alumbraban.

En

cierto momento Ranma, empezó a acariciar la espalda de su prometida

mientras la besaba en el cuello, ella lanzó un suspiro, a la chica le

encantó ese beso. Akane notó como Ranma cogía la cremallera de su

vestido y empezaba a bajarla, no se opuso y dejó que el vestido cállese a

sus pies. Se volvieron a besar. Ranma cogía a su prometida por la

cintura con fuerza.

Y dejando sus ropas colgadas de un árbol,

tumbados en un mullido césped de hojas, los dos chicos acabaron de

confirmar su amor y se entregaron el uno al otro.

Un tiempo después, sin rastros en sus vestimentas ni en sus cuerpos

de lo que hicieron en el parque, estaban llegando a su casa. Era muy

tarde, empezaba a amanecer, seguro que tendrían bronca y serían

castigados. Pero les daba igual, esa noche había sido la mejor de sus

vidas, y nadie se la podría quitar. Iban alegres y tatareaban las

canciones que habían bailado, no temían miedo a nadie, esa noche todo

había cambiado. A partir del día siguiente se pelearían por tonterías,

se gritarían, se insultarían … pero también se besarían, jugarían, y se

dirían cumplidos y sobre todo se amarían. La vergüenza, el miedo y el

orgullo estaban superados, si no en su totalidad, en gran parte.

Al fin llegaron al Dojo Tendo, se miraron, tragaron saliva y llenos de optimismo se dieron ánimos.

- ¡Entremos! - dijeron los dos y sin miedo entraron a la casa a la tormenta que les montarían sus padres.

- ¡No dejemos que nadie estopé esta magnifica noche! – dijo el chico.

- ¡Noo! ¡esta noche es nuestra de principio al fin! - contestó su prometida.

Y entraron al dojo.

Pero no fueron sus padres quienes intentaron montar la tormenta.

Entraron al salón de la casa. Las luces estaban encendidas. Sus

padres y las hermanas de Akane los miraron. No había enfado en su

familia.

Kasumi y Nodoka los miraban con una sonrisa en los

labios. Se dieron cuenta que todo había salido bien, que los dos jóvenes

habían disfrutado del baile.

Nabiki los miró asombrada, no sabía quienes eran esos dos chicos y de golpe los reconoció.

-¡Mierda!-

maldijo, se dio cuenta que había pedido mucho dinero al no reconocer

antes a su hermana y al prometido de esta. Entonces comprendió el porque

de que Kasumi y Nodoka fuesen a por ella, se deprimió, le habían tomado

el pelo y no se había dado cuenta.

Genma y Soun miraron a sus

hijos. No dijeron nada, a los dos jóvenes les quedaba pocos meses para

ser mayores de edad y se irían a estudiar a otra ciudad. Soun miraba a

su hija, cada vez se parecía más a su madre, y se le escaparon unas

lagrimas. A parte a los patriarcas le atemorizaba una amenaza en forma

da katana.

De repente los dos jóvenes sintieron que había alguien

más en el salón, se giraron y los vieron. Allí delante suyo estaban los

seis rivales. De alguna forma lograron escapar de la encerrona que les

habían montado. Esos seis locos los miraban de forma extraña, no los

habían reconocido aún, tardaron un rato en hacerlo, y cuando lo hicieron

los miraron sorprendidos.

Los chicos miraron a Ranma con rabia y

envidia, se dieron cuenta que Ranma vestido así los superaba y no tenía

igual, a parte iba con Akane que estaba muy bella y tentadora. Sintieron

unos celos nada sanos del joven de la trenza.

A las chicas le

pasaba lo mismo, envidiaban y sentían celos de Akane. No podrían negar

que hoy estaba muy guapa, más que ellas. Pero no le perdonaban que

hubiera ido con Ranma al baile.

Esos seis estaban muy enfadados,

habían sido engañados y alejados de la fiesta, pero ahora pedirían una

compensación. Los dos prometidos se miraron alarmados, esos idiotas le

iban a estropear la noche perfecta.

- ¿Sabéis que hora es? - gritó

con furia Ryoga- ¡Ranmaaa! ¿Como se te ocurre tener a Akane hasta estas

horas de la noche fuera de casa?

Ryoga estaba fuera de si. Parecía desquiciado y no era el único.

-Ran-chan.

Te bajaste del tren antes de tiempo, nosotros no pudimos bajar hasta

cuatro horas después. - siguió Ukyo-Tuvimos que utilizar el freno de

emergencia y paramos el tren. Nos bajamos del tren, tuvimos que huir de

la policía, nos quisieron detener por parar el tren. Hemos corrido horas

hasta llegar aquí. He llegado tarde para que me llevases al baile. No

sé como has podido llevar a Akane. -Ukyo parecía enfadada, era ella

quien tenía que haber acompañado a Ranma-Ella no merecía acompañarte.

-

Al no estar Shampoo, tú llevar a chica violenta- dijo la chica china-

ella estar un poco más guapa, pero no superar a Shampoo. Mañana tu

llevarme a cita…

Ranma la cortó, no iba a enfadarse, ni iba a tolerar que esos tontos le estropeasen esa noche tan buena.

-No

puedo llevarte a ninguna cita, ni a ti ni a nadie- contestó el chico,

nadie se dio cuenta que Ranma no sólo decía una cita al día siguiente,

si no que no tendría una cita con ella nunca, sólo Akane se dio cuenta

de eso. - hoy he tenido una discusión con Akane… hemos dejado la pelea

para mañana, después de almorzar- los miró y advirtió- es una pelea

entre ella y yo, no queremos que se meta nadie, puede salir dañado.

Todos los miraron asombrados, ¡habían programado una pelea! Esa pareja no era normal.

-Pues por la tarde, Akane Tendo, la chica de la trenza y yo tenemos una cita- dijo pomposo Kuno.

- ¿Por qué contigo? - dijo furioso Ryoga- con quien debe salir Akane es conmigo.

Mousse miraba a Akane de forma extraña. No había duda era la mujer más bella que conocía.

- ¿Akane, quieres salir mañana conmigo? - preguntó el chico chino.

Kuno

y Ryoga lo miraron con rabia. Shampoo casi tuvo un ataque de celos,

Mousse era suyo y ahora llegaba esa chica violenta y se lo quitaba.

-Imposible- dijo Akane- mañana por la tarde saldré con Ranma. No saldré con ninguno de vosotros.

Entonces

los tres rivales se empezaron a pelear para saber quien saldría con

Akane. Y las tres chicas se peleaban por Ranma. A parte ambos grupos se

miraban con rabia. Las rivales de Akane envidiaban a esta por su existo

con los chicos, no soportaban que una chica tan vulgar, según ellas, les

quitase a lo que consideraban suyo. A ellos les pasaba lo mismo con

Ranma, era imposible que ese pedazo de idiota tuviera más éxito entre

las mujeres que ellos.

Los dos prometidos decidieron lo mejor,

ignorar a esos idiotas. Miraban a su familia con una sonrisa alegre, sin

preocuparse del jaleo que montaban otros.

Kasumi los miraba con orgullo, esa noche entre esos dos chicos había pasado que los había acercado más de lo que ya estaban.

- ¿Habéis disfrutado? - preguntó la hermana mayor.

Los dos prometidos la miraron y asintieron.

- ¡Mucho! Ha sido una noche excepcional- dijeron los dos prometidos a la vez.

-Ha sido la mejor noche de mi vida- dijo la chica con alegría- jamás lo olvidaré. Lo hemos pasado muy bien.

-Ni en mis mejores sueños lo hubiera imaginado tan perfecto.

Los dos chicos estaban exultantes y se cogían por las manos, cosa que nadie se percató hasta mucho después.

-Kasumi, mamá, como nos dijisteis no seremos castigados, ¿verdad? - preguntó Ranma.

-Y

tanto que si- dijo Ryoga con satisfacción e imaginó el cruel castigo a

Ranma. Cada uno de los rivales imaginó un castigo y pensó en ponerlo en

practica, pero…

-De ninguna forma, no habéis hecho nada para

recibir un castigo- dijo Nodoka, toda la familia estuvo de acuerdo,

habían ignorado a los seis jóvenes.

-Entonces nada que decir-

Nabiki fue a preguntar algo, si habían hecho algo intimo, pero Akane la

cortó, perdonad, Ranma y yo nos vamos a dormir, estamos muy cansados,

mañana os contamos todo- dijo Akane. Miró a su prometido- ¿Nos vamos a

dormir?

Ranma asintió y los dos se dirigieron a sus habitaciones.

Habían ignorado a sus rivales, le habían hecho el caso que se merecían,

ninguno.

Al llegar a piso donde estaban las habitaciones se

miraron un rato. Desde allí oyeron salir a la calle a sus rivales y como

se peleaban entre ellos.

Los dos chicos seguían mirándose cuando

se oyeron las sirenas de los coches de la policía, y se llevaron al

grupo de locos por montad escandalo.

Cuando hacía un buen rato que volvía a reinar el silencio en el barrio. Los dos prometidos reaccionaron.

-Es hora de irse a dormir- dijo Akane con desgrana.

-Si- contestó su prometido con idéntica desgrana.

No querían separarse. Querían estar siempre juntos, aunque sabían que eso no era posible, aún.

-Mañana por la mañana nos pelearemos- dijo ella. Hablaba como si fuese algo pueril.

-Y por la tarde a tendremos cita. - contestó el chico en el mismo tono.

Seguían

mirándose, inmóviles, como figuras, sin querer alejarse el uno del

otro, esa noche todo había cambiado. Aunque para los demás todo siguiera

igual, aunque para los demás se peleaban e insultaban igual que

siempre, para ellos dos nada era igual.

-Bueno, es hora de acostarnos- dijo ella con toda la desgrana del mundo.

-Si- contestó él con tanta desgrana como ella.

Los

dos se separaron y con toda la parsimonia del mundo se arrastraron

trabajosamente hacía sus habitaciones, cuando estaban frente las puertas

de sus respectivas habitaciones se miraron y suspiraron fastidiados,

estaban haciendo lo que no querían. Sus cuerpos, sus mentes, sus almas

les perdían a gritos que no se separasen ni para dormir, que debían

estar siempre juntos.

Entraron cada uno en su habitación, se apoyaron en las puertas de estas y volvieron a suspirar y negaron con la cabeza.

De repente…

-

¿Qué coño estás haciendo Ranma? - se preguntó el chico furioso- ¡Vuelve

a salir y besarla! - se ordenó el chico. - ya has vencido a tu timidez,

no dejes que te vuelva a dominar. ¡No seas imbécil!

- ¿Qué estás

haciendo Akane? - se preguntó en el mismo momento la chica enfadada con

ella misma- ¡Vuelve a salir! y ¡besarlo! - se ordenó la joven. - ya ha

demostrado que es tuyo… y que tú eres suya. Vez por él y tráelo. No seas

tan idiota como hasta hora.

Las puertas de las dos habitaciones

se abrieron violentamente y los dos jóvenes salieron de ellas corriendo,

se pararon uno delante del otro, se miraron y se lanzaron el uno en

brazos del otro y se besaron con una pasión que no conocían.

- ¡Te

amo! - dijeron los dos cuando separaron sus labios- se volvieron a

besar una y otra vez, cada vez que separaban sus labios se prometían

amor eterno.

Después de un largo rato besándose, se miraron a los

ojos, se sonrieron. Ella lo cogió por la mano y lo llevó a su

habitación. Él complacido se dejó llevar dócilmente. Entraron en la

habitación de ella y cerraron la puerta de esta. Lo que ocurrió dentro

de esa habitación fue algo que sólo supieron Ranma y Akane.

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FIN