Capítulo 7: La Fortaleza de las Sombras
Al amanecer, Last, Kira, Kael y Alaric finalmente divisaron la fortaleza de la secta, oculta entre las nieblas de las montañas de Lira. La construcción era imponente, con muros de piedra oscura cubiertos de símbolos antiguos que parecían absorber la luz, dejando el área envuelta en un ambiente sombrío y opresivo.
—Ahí está… la fortaleza de las sombras —murmuró Kael, observando el lugar con una mezcla de fascinación y miedo.
—Recuerden, nuestra misión es infiltrarnos, obtener información sobre sus planes y, si es posible, localizar a los líderes —dijo Alaric, su tono serio y enfocado.
—¿Y si encontramos resistencia? —preguntó Kira, ajustando su daga.
—En ese caso, usaremos nuestras habilidades, pero debemos evitar llamar demasiado la atención. No sabemos cuántos cultistas hay dentro —respondió Alaric, mirando a Last.
Last asintió, con Destro ya empezando a moverse dentro de él, listo para desatar su poder si fuera necesario.
La Infiltración
El grupo avanzó con cautela, aprovechando la vegetación y las sombras de las rocas para acercarse sin ser vistos. A medida que se acercaban, notaron que había guardias en la entrada, dos cultistas armados y atentos.
—Dejádmelo a mí —dijo Kira en voz baja, y sin esperar respuesta, activó el poder de Aero. Moviéndose como una ráfaga de viento, se deslizó detrás de los guardias, silenciosa y letal. En cuestión de segundos, ambos cultistas cayeron al suelo, inconscientes.
—Impresionante —murmuró Kael.
—Vamos, rápido —susurró Kira, señalando la entrada.
Una vez dentro, el grupo se encontró en un pasillo oscuro y laberíntico, con paredes cubiertas de inscripciones antiguas y antorchas que apenas iluminaban el lugar. Last sintió que cada paso que daban los adentraba más en una trampa, pero se mantuvo firme. Tenían que seguir adelante.
Encuentro con el Misterio
A medida que avanzaban, escucharon voces provenientes de una sala contigua. Alaric hizo una señal para detenerse y se acercaron con cautela, observando desde la puerta entreabierta. Dentro, había varios cultistas reunidos alrededor de un mapa, discutiendo estrategias.
—Están planeando algo grande —susurró Kael—. Puede que esto sea lo que necesitamos.
Last observó con atención, intentando captar alguna información clave. Sin embargo, su concentración se rompió cuando sintió una presencia oscura en la sala, una figura que parecía rodeada de sombras y de una energía inmensa y opresiva.
—Ese debe ser uno de los líderes de la secta —dijo Alaric en voz baja—. Necesitamos acercarnos más.
Pero antes de que pudieran hacer algo, la figura oscura levantó la cabeza y habló en un tono bajo y gélido.
—Sé que están aquí, pequeños portadores. La oscuridad siempre me lo revela todo.
Last sintió un escalofrío recorrer su espalda. Habían sido descubiertos.
La Huida
La figura extendió una mano y el pasillo comenzó a oscurecerse, como si una niebla negra se estuviera apoderando de todo. Last reaccionó rápidamente, dejando que Destro se manifestara para contrarrestar la energía.
—¡Corran! —gritó Alaric.
El grupo salió corriendo, tratando de encontrar una salida mientras la sombra los perseguía. Los pasillos se volvieron confusos y parecía que las paredes cambiaban de lugar, atrapándolos en un laberinto sin fin.
Kira y Kael usaban sus poderes para repeler la oscuridad, pero la energía del líder de la secta era demasiado fuerte, superando sus habilidades.
—Last, necesitamos tu poder. Solo Destro puede contrarrestarlo —dijo Alaric, mirando a Last con urgencia.
Sin dudar, Last dejó que Destro tomara el control. Una oleada de sombras surgió de su cuerpo, formando una barrera que detuvo la niebla oscura y les dio unos segundos para reagruparse.
El Enfrentamiento
La figura oscura apareció de repente frente a ellos, con una sonrisa siniestra.
—¿Así que tú eres el portador de Destro? Fascinante. Pero ese poder no es suficiente para derrotarme —dijo, con voz arrogante.
—No lo sabremos hasta intentarlo —respondió Last, lanzándose hacia él.
El líder de la secta respondió con una fuerza abrumadora, sus sombras chocando contra las de Destro. La intensidad de la pelea iluminó el oscuro pasillo, llenándolo de destellos de energía. Last luchaba con todas sus fuerzas, sintiendo la presión de la oscuridad opresiva que intentaba absorberlo.
Kira y Kael se unieron, lanzando ataques para apoyar a Last, pero el líder los repelía con facilidad, como si apenas sintiera sus ataques.
—No puedes vencerme, Last. Tu oscuridad no es lo suficientemente profunda —susurró el líder, intensificando su poder.
La Decisión de Last
Last estaba al límite, sintiendo que Destro empezaba a flaquear. Sin embargo, en un momento de claridad, recordó las palabras de Destro, esa promesa de que la oscuridad podía ser un arma en las manos correctas.
—No me rendiré… no dejaré que ganen —murmuró, concentrándose.
Last desató toda su energía, fusionando su voluntad con la de Destro, y lanzó un ataque directo que sorprendió al líder, obligándolo a retroceder. La onda de sombras atravesó el lugar, creando una grieta en el suelo y causando que la fortaleza temblara.
—¡Todos, ahora! —gritó Last.
Aprovechando la distracción, Alaric, Kira y Kael cargaron juntos, combinando sus poderes y lanzando un ataque que finalmente derribó al líder. La figura oscura cayó al suelo, debilitada y enfurecida.
—Esto… no es el final —dijo el líder con una risa amarga—. La secta es más grande de lo que imaginan. Hay otros… otros que completarán nuestra misión.
Con esas últimas palabras, el líder desapareció en una nube de sombras, dejándolos solos en la fortaleza, con más preguntas que respuestas.
El Regreso
Agotados pero victoriosos, el grupo salió de la fortaleza y comenzó el camino de regreso a Aris. Aunque habían ganado la batalla, sabían que la guerra estaba lejos de terminar. La secta aún tenía otros líderes, otros planes, y la amenaza se sentía más real que nunca.
—Tuvimos suerte esta vez, pero necesitamos ser más fuertes si queremos enfrentarnos a lo que viene —dijo Alaric, mirando a cada uno de sus compañeros.
Last asintió, sintiendo el peso de esa responsabilidad en sus hombros. La oscuridad era una fuerza poderosa, y ahora comprendía que no solo era su aliada, sino también su mayor desafío.