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Chapter 24 - Presentación en estado crítico (Parte 4).

Por el miedo sentí como si el mundo hubiera dejado de moverse. Finalmente, el ruido de las pisadas lentas de mi padre me devolvió a la realidad. Se acercaba con la piedra aún en la mano, pero su mirada estaba puesta en el cadáver del oso.

"¿Estás bien?" Su voz sonaba tensa, casi ronca.Asentí, pero no pude despegar la vista del desastre frente a mí. No solo porque acababa de ver a un oso morir de la manera más violenta posible, sino porque sabía perfectamente quién lo había matado. Mirella."Lo siento, Luciano... No podía dejar que les pasara nada", susurró en voz baja, apenas audible. Aunque su tono era suave, estaba cargado de determinación, la misma que la había llevado a disparar esa ráfaga de luz.Tragué saliva, pensando en si debía responderle y decirles a todos la verdad, de lo que ocultaba desde hace bastante tiempo.Desde el fondo de la cueva, Samira se acercó corriendo.

"¿Rin, estás bien? Dios mío... ¿Qué fue eso?"

Rin asintió lentamente limpiándose la cara con la mano, aunque apenas podía quitarse la sangre en la parte de los ojos y boca.

"Sí, estoy bien. Pero... creo que algo nos salvó del oso. Fue como algo brillante que apareció de la nada".

Suminia salió detrás de Samira, mirando hacia donde yacía el oso desintegrado.

"Luciano, ¿tú hiciste eso?"

Antes de que pudiera responder, mamá llegó corriendo muy agitada y se apoyó en la entrada de la cueva, directamente sin poder hablar."Claro que no, bueno... no sé cómo explicarlo sin mostrarles".

Ya no había forma de ocultar al pequeño ser que se escondía en mi cabello.

"Mirella, ya puedes salir", dije, estirando la mano para que se posara sobre ella.

Ella se posó tímidamente y esperó a que yo hablara.

"Ella es un ser mágico, un hada, y me acompaña en secreto desde hace un tiempo. Lo siento... estuve saliendo fuera sin su permiso.

También quiero pedirte perdón a vos, Mirella, te mantuve oculta todo este tiempo solo por un capricho mío".

Agaché la cabeza, esperando la respuesta de todos.

"H-hi...jo, ¿e-est-ás bien?" Balbuceó mamá, al parecer sin escuchar lo que dije.

Se tambaleaba en la entrada de la cueva, sus ojos aún desorbitados por el horror que acababa de presenciar. La sangre del oso manchaba las piedras alrededor, y el aire aún olía a muerte y magia, por decirlo de alguna manera.

Rin estaba tan sorprendido que parecía costarle procesar lo que yo había dicho. Samira y Suminia intercambiaron miradas incrédulas."¿Un hada, dices?"

La que tomó la palabra fue Samira, acercándose lentamente a Mirella.

"Nunca había visto... a alguien así".

Mirella se intentó esconder en mi cabello de nuevo."Tranquila, Mirella, todo está bien, ¿verdad?" Dije al aire, mirando a los demás.

"Debes ser buena y presentarte".

Rundia finalmente encontró su voz.

"H-Hijo, esto es... increíble. No sabíamos que estuvieras viviendo algo así".

Papá se acercó lentamente a mamá, aun sosteniendo su arma improvisada, pero su mirada iba y venía entre Mirella y yo, tratando de procesar lo que acababa de revelar.

"¿Desde cuándo está esto contigo, Luciano?" Su tono era severo, pero la preocupación estaba ahí, apenas oculta bajo su firmeza.

"Hace ya un tiempo... Bastante".Mirella finalmente se mostró y empezó a volar lentamente, manteniéndose en el aire mientras quería comenzar a hablar.

"B-Bueno, yo... Yo me llamo Mirella y estoy junto a Luciano porque él es el mejor y me liberó..."

Mamá se le acercó diciendo: "entonces tú salvaste a mi familia, ¿cierto? Todos estamos eternamente agradecidos contigo, gracias. Mi nombre es Rundia y a partir de ahora eres parte de la familia".Rin se acercó, todavía sacudiendo la sangre del oso de su ropa. "Yo también te agradezco por salvarnos, querida Mirella".

Luego agregó: "liberó, ¿dijiste? ¿Cómo fue eso, Luciano? ¿Qué pasó?"

Mirella le contestó, ganando un poco más de confianza.

"Sí, estaba atrapada en una piedra. Luciano me encontró y me liberó, y desde entonces estoy con él.

¡Y somos mejores amigos!"

Suminia, que había estado en silencio hasta ahora, se cruzó de brazos y soltó un suspiro. "Así que nos ocultabas cosas... ¿Qué más nos estás escondiendo? Pero bueno, esto explica muchas cosas. Solo que... sigue siendo peligroso que salgas solo, con hada o no.

Y-Yo me llamo Suminia, por cierto".

Sin agradecer, se fue a ver el cuerpo del oso.

"Parece que vamos a tener bastante comida estos días, ¿no?" Comentó Rin.Rundia, algo emocionada, fue a hablar con papá y salieron en dirección hacia el océano. Seguramente para darse un baño.

"¡Ya volvemos!"

Samira sonrió suavemente al acercarse más a Mirella, sus ojos bien brillantes.

"Entonces, ¿te quedas con nosotros? ¿Vas a protegernos? ¿Qué es 'magia'? ¿De dónde sacaste esa ropa? Yo soy Samira".

Se quedó tocando con los dedos el vestido celeste de Mirella.

"¡Siempre estaré al lado de Luciano y de su familia y amigos!"

Realmente Mirella obvió responder todas las otras preguntas, por ahora era mejor así.

"Es muy tierna, ¿no?""Sí... Mirella es alguien increíble. ¡Quiero saber todo sobre ella y ser su amiga!""¡Sí! Samira es muy buena con Luciano, así que vamos a llevarnos bien. Seremos buenas amigas"

Se subió a su cabeza, sentándose sobre la cabeza de Samira.

Samira salió corriendo afuera de la cueva con Mirella en su cabeza, las dos se pusieron a corretear por ahí.

Bueno... al final todo salió mejor de lo pensado, tal vez podría haberla presentado antes, pero bueno, ya fue.

Mirella es bastante fuerte, esta es la primera vez que la veo usar su magia para atacar a alguien, y vaya si lo atacó... No dudó ni un segundo en matar... para proteger a alguien. Sí, fue por eso, sino papá iba a ser el que muriera.

Literalmente le destruyó la cabeza.

Mis pensamientos no paraban de ir de un lado a otro. Si Mirella no hubiera intervenido, papá... papá habría muerto. No podía dejar de pensarlo. ¿Qué habría hecho yo después? ¿Habría sido capaz de enfrentarme a una pérdida tan devastadora? No lo sé. Pero... por suerte no tuve que descubrirlo hoy. No. Mirella nos salvó, y eso no lo olvidaría jamás.Debo decir que, por alguna razón, me dolía el orgullo, lo admito. Debe ser porque últimamente no pude defenderme por mí mismo de todo lo que me sucede. Sariah busca que me haga más fuerte, pero... Es imposible si no tengo el físico para hacerlo, debe darme más tiempo.Lo importante es que todos seguimos vivos.El aire fresco de la tarde me ayudó a calmarme un poco después del susto del oso. Todavía estaba dentro de la cueva mientras Samira y Mirella daban vueltas por ahí y mis padres estaban fuera.De repente, Suminia se acercó.

"Luciano, ya que tienes a Mirella, creo que deberíamos explorar más allá del bosque. Con su ayuda, tal vez podríamos encontrar nuevos lugares y recursos".

¿Suminia hablando de forma normal conmigo? No, imposible

"Tal vez, depende de qué digan mis padres".

Samira escuchó esto y se detuvo, mirando a su hermana.

"¿Más allá del bosque? ¿No es peligroso? Aunque con Mirella, tal vez podamos hacerlo.

Lo que no sé es qué es la magia. ¿Podrías decírnoslo?".

Mirella, aún posada en la cabeza de Samira, dio un pequeño salto de alegría.

"¡Sí, me encantaría! Mientras estaba sola... " Comenzó a toser, claramente una indirecta hacia mí. "Estuve viendo un poco el lugar y, ¡encontré agua mágica!"

¡Tonta, no se supone que le debas contar esas cosas a ellas!

Intenté cortar la conversación. "¡Ah! Sí, es que Mirella no toma agua, por eso dice que es mágica", dije, riendo tontamente.

"Lo de la magia tampoco sabemos muy bien qué es".

Mirella saltó de la cabeza de Samira y, justo cuando estaba por decir algo con cara enojada, llegó mamá para salvar esta situación.

"¡Mirella! ¡Mirella!" Gritó con las manos llenas de corales y esas cosas brillantes que dejaba al rezarle al tal dios 'Adán'.

Se arrodilló, agachó la cabeza y las dejó esparcidas en el suelo.

"Acepta esto como agradecimiento y como regalo por unirte a esta familia, gracias".

Mirella, sorprendida y emocionada, voló alrededor de Rundia y se posó delicadamente en el piso.

"¡Son hermosos! Gracias, Rundia. ¡Me encantan! Nunca había recibido algo tan bonito".

Luego se recostó encima de las cosas. Investigándolas de más cerca.

Y así, Mirella se hizo de un pequeño lugar en la cueva y todos la aceptaron a pesar de ser un ser que nunca antes alguien había visto.

Esta noche y las siguientes comeremos mejor que nunca, era la primera vez que conseguíamos carne de un animal tan grande. Esto es bueno para el crecimiento en altura, lo afirman las investigaciones históricas. Es necesario comer carne y no tantas frutas, sino terminamos siendo enanos.