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Chapter 25 - Punto de quiebre (Parte 1).

Dentro de la cueva ya estábamos todos durmiendo tras el susto que nos llevamos hoy, solo que parece que Mirella se quedó con un poco de ganas de pelear.

"¡Tonto, Luciano tonto! ¡Dijiste que era una mentirosa!" Gritó Mirella en voz baja."Shhhh... Las cosas mágicas hay que mantenerlas en secreto, ¿sabes? En estos días iremos a ir a ver esa agua mágica que me mencionaste, pero sí que te creo sobre eso".

Le di unos golpecitos en la cabeza, haciendo que se tranquilice.

Mirella bajó un poco más la voz.

"Bueno... te haré caso solo si me consigues más de esas cosas brillantes que trajo tu mamá".

"Está bien, mañana vamos a ir a la costa a recolectar esas cosas brillantes si es que mamá me deja. Ahora ve a dormir, ¿sí?".Ella asintió y se fue a recostar sobre su pequeño lugar brillante que combinaba espléndidamente con sus partículas que revoloteaban a su alrededor. Su aura era diferente a cualquier ser que haya conocido.

Sin querer decirlo con malas intenciones, mirarla era un deleite visual.

Al intentar dormir, no pude evitar pensar en lo que Suminia había propuesto, ese viaje más allá del bosque, me generaba curiosidad, claro. Sin embargo, había algo en su tono que me inquietaba. No era solo una sugerencia inocente, no de su parte. Aunque me gustara la idea de descubrir más sobre este mundo, no podía dejar de pensar en los peligros que acechaban más allá de lo conocido.

En todo caso, había que superar el acecho del hombre pájaro, el cual no volví a ver desde aquella discusión que tuvimos en la cueva de la ya fallecida Kuri.

"Luciano", escuché la voz de Samira a lo lejos.

Pensé que estaba soñando, pero no. La pequeña se acercó tímidamente, sus ojos bien abiertos a pesar de que pensé que estaba durmiendo. "¿Qué es esa cosa de la que hablaba Mirella? ¿Agua mágica? ¿Qué significa ser mágica?"

Me removí en mi lugar, incómodo. Samira era curiosa, mucho más que su hermana, y eso me ponía en situaciones incómodas. No podía darle una respuesta sencilla sin revelarle más de lo que estaba dispuesto a contarle. Bueno, tampoco es que yo supiera mucho sobre esa agua, pero sí sabía sobre la existencia de la magia."Es... complicado, Samira", dije finalmente, intentando que mi tono no sonara brusco.

"Ni siquiera yo sé qué significa. Es un misterio".

Me miró con esos ojos negros, llenos de inocencia y, a la vez, de una astucia que no esperaba de alguien tan joven.

"Bueno, ya me voy a dormir".

"Andá a dormir, Samira. Mañana será un día largo".Por qué iba a ser largo, ¿no? Nada que ver."Hasta mañana, Luciano".Al día siguiente, mis padres me dieron permiso para salir con Mirella, se ve que ahora confiaban en que ella podría protegerme si sucede algo.Las olas se meneaban suavemente, como siempre, y desde lejos se veían algunos puntitos brillantes en la costa. Si bien había venido varias veces por acá para bañarme, no había notado que hay tantas de esas, son tan pequeñas que hasta pareciera que no se pueden recoger.

El clima era muy soleado, como casi siempre lo era en este lugar, el cual sigo suponiendo que es una isla.

¿Todo este mundo será así o tuve la 'mala suerte' de nacer en medio de la nada? Si se lo cuento a alguien pensaría que estoy viviendo en un paraíso, si bien no se aleja mucho de eso de manera física, la supervivencia acá no lo hace sonar del todo como un paraíso.

"Luciano, ¿en qué piensas?" Preguntó Mirella, tan atenta como siempre."Este... es que estaba pensando en si podríamos hacer una escapada hacia el lugar en el que dijiste que había agua mágica". Las palabras salieron sin mucho filtro, demostrando por un momento mi verdadera forma de ser.

¿Tener alrededor de tres años y algunos meses será suficiente para salir a explorar solos? Antes cuando salía en secreto al menos mis padres estaban por la zona y Kuri también andaba siempre por ahí, pero ahora... todo se siente bastante solitario al salir de mi cueva.

Sé que un poco más allá está Anya, pero se supone que no hay nadie más que ella.

"Como quieras, yo te seguiré a donde tú vayas, ¡pero primero quiero las cosas brillantes!"

Una pequeña sonrisa se formó en sus labios al adelantarse un poco hacia la costa.

"Bueno, se supone que las cosas brillantes están aquí..." Me agaché sobre la arena mojada y empecé a recoger todo lo que había por ahí.

El agua tibia subía por mis pies, provocándome una ligera sensación molesta en los dedos de mi pie izquierdo, haciéndome recordar lo incómodo que es no tener uñas.

'Debes soportar este dolor para recordar que tienes que hacerte más fuerte' fueron las palabras de Sariah aquella vez, o algo así había dicho. En cualquier caso, en estos meses no había pasado nada nuevo con respecto a mi avance en el objetivo principal.

Que sí, tal vez mantener a las gemelas dentro de nuestro grupo es un avance que no se notaría ahora, sino en el desenlace de acciones futuras. La idea es intentar a toda costa mantener con vida a todas las personas que voy conociendo, no vaya a ser que termine quedando yo solo o con alguien que no pueda cuidarme.

Mientras recogía las cosas, mi cuerpo se reflejaba en el agua pura. Es cierto, casi que no le estuve prestando atención a mi nueva apariencia física en este cuerpo, debe ser porque he estado tan absorto en lo que sucede alrededor que olvidé detenerme a observar quién soy ahora. Mi cabello castaño caía desordenadamente sobre mi frente, y, por un instante, un reflejo rojo en él brilló bajo el sol.

Me gustaría tener un espejo, aquel que no agarré del encargado de la morgue..."¿Querés mojarte los piecitos?""Está bien"

Se paró sobre la arena mojada, esperando a que suba el agua. Por suerte no llegaría más allá de sus rodillas.

"¿Me quieres, Luciano?"

La pregunta me sorprendió y, por un instante, no supe qué decir. Mirella se quedó allí, con los pies apenas rozando el agua, con una sonrisa traviesa y sus ojos verdes brillando bajo la luz del sol, como si escondieran algo más detrás de esa inocente pregunta.

"¿Por qué preguntás eso? Claro que te quiero mucho", dije, y al darme vuelta para verla, dentro del bosque se veía otra vez esa figura con orejas de gato. Era lo bastante grande como para notarlo desde lejos.

"Mirella, alguien nos está observando desde lejos.

No te des la vuelta o se va a dar cuenta".

"¿¡Nos están observando!?" Preguntó Mirella, y sin hacer caso se dio la vuelta.

¡Hubiera sido mejor no decirle nada!

Inmediatamente, la figura comenzó a desaparecer entre los árboles

"¡Espera!" Gritó Mirella y voló a toda velocidad.

Siempre pensé en que sus movimientos en el aire eran bastante rápidos y precisos, pero esto... Nunca había visto algo volar tan rápido. Posicionó su cuerpo hacia delante y salió disparada como una bala"¡Mirella, puede ser peligroso!" Grité, aunque Mirella ya se encontraba lo suficientemente lejos como para no escucharme, y aunque lo hiciera, no iba a frenar.

Por un instante, algo de tonalidad verde cubrió el bosque, como si fuera una barrera posicionada en vertical. Mirella chocó contra ella y cayó al piso.

"¿Magia?" Escuché que a lo lejos se preguntaba ella mientras se sobaba la cabeza.

"¡Auch!"

"¿Vos también lo viste? Era como una barrera que no te dejó pasar. ¿Estás bien?"

Le acerqué un dedo para que se agarrara de él y poder levantarse.

"Sí... y era alguien que no había visto hasta ahora. ¿Deberíamos buscarlo? La barrera ya desapareció"."No, porque ya sabría que estamos yendo tras él y no sabemos qué tan poderoso sea".

Luego agregué: "mejor volvamos a la cueva con las cosas. Tal vez lo volvamos a ver cuándo vayamos al lugar del agua mágica".

"Está bien..." Dijo Mirella de mala gana.Hablamos mientras volvíamos a la cueva.

"Entonces, ¿no sabés quién era? Yo vi que tiene como unas orejas puntiagudas hacia arriba".

"Solo logré ver que tiene mucho pelaje y... Y... ¡Unas orejas enormes!""Pero no caminaba a cuatro patas, eso significa que es alguien como nosotros, un ser inteligente y mágico".

Para alguien que sea curioso, no le bastaría esa explicación tan sin sentido, pero bueno. Es una conclusión racional al distinguir animales con humanos.

Me quedé pensando en cómo Mirella vuela tan rápido, me impresiona verla cuando las cosas se ponen en un momento crítico, es como si se activara de repente y no le importaran las consecuencias. ¿Es un instinto salvaje?

Sea como sea, me siento seguro estando a su lado.