A medida que el lanzamiento del libro se acercaba, Rose y Camilo se enfrentaron a nuevos desafíos. Las inseguridades resurgieron, y ambos comenzaron a cuestionar su decisión. Sin embargo, a través de cada obstáculo, se dieron cuenta de que su vínculo era su mayor fortaleza.
Durante una sesión de escritura, Camilo reveló sus propias inseguridades. "A veces siento que no soy lo suficientemente bueno", confesó. Rose se acercó, colocándole una mano en el hombro. "No tienes que ser perfecto. Lo que importa es que seas tú mismo. Eso es suficiente".
Esa conversación se convirtió en un recordatorio de que, aunque eran frágiles, su autenticidad era lo que los hacía fuertes. En lugar de huir de sus inseguridades, aprendieron a abrazarlas, convirtiéndolas en parte de su viaje hacia la sanación.