Que raro... pensé que me había quedado dormido luego de terminar mi rutina diaria de entrenamiento, pero al parecer no podía abrir los ojos.
No importó cuanto lo intentara, todo era oscuro y silencioso, sentía mi cuerpo flotando, cosa que me hizo pensar que probablemente me habían drogado mientras dormía, como muchas otras veces lo habían hecho.
Para pasar este momento tan raro, comencé a pensar acerca de mi vida. Mi nombre es Ayanokouji Kiyotaka, durante mis 15 años de vida la he pasado encerrado en lugar llamado Sala Blanca, donde me enseñaron muchas cosas, ya sea artes marciales, conocimientos generales, filosofía y demás artes, no hubo nada que se les pasara en enseñarnos, incluso parecían desesperados y extasiados de que pudiera aprender todo lo que me enseñaban y se les notaba mucha expectativa de mi, quien era el único sobreviviente de mi generación.
Si tuviera que decir si estaba satisfecho o no, mi respuesta sería a medias. Podía haber parecido para mi 'divertida' la idea de aprender y nutrir mis conocimientos, pero nunca pude hacer nada especial con todo el conocimiento del mundo que tengo. Por ejemplo, conozco de memoria muchas cosas acerca de astronomía, cosas como las galaxias, estrellas y demás cosas del universo que siempre me parecieron agradables según las cosas que he visto en los libros que he leído, pero nunca he visto una sola estrella, seguro puede sonar algo lamentable, incluso patético, pero es mi realidad.
Vivía día a día con la intención de seguir aprendiendo, incluso si ya podía predecir cualquier cosa de lo que me mostrarán, simplemente aun no era mi momento de morir, incluso si mi cuerpo ya no podía seguir de pie, aun tenía ganas de conocer que era un dulce, como se sentía el cambio de estación, incluso me hubiera emocionado que alguien me hubiera prestado atención una sola vez, pero nada de eso sucedió.
Esta vez todo parecía extraño, incluso mas de lo habitual... Varias veces habían drogado mi cuerpo viendo cuanta resistencia a diversos factores poseía mi cuerpo, cosas como ser electrocutado, cortado o incluso golpeado dejaron de surtir un gran efecto en mi, ya que lentamente deje de sentir cosas como molestia o dolor.
Lentamente mi cuerpo volvió a recuperar la conciencia, ahora podía abrir los ojos y mover los brazos, pero... algo se sentía diferente.
La habitación estaba completamente oscura, mas no podía ver como era normal en mi, la degradación de mi vista podría ser el problema, pero no había forma de que ese fuera el problema, ya que cosas como la miopía no salen de la nada.
Otra irregularidad que noté fue que mi cuerpo se sentía mas pesado de lo usual, así que estando un poco mas alarmado levante mis manos para que estuvieran enfrente de mi... grave error, ahora mis manos eran pequeñas, regordetas, y la piel parece tan suave que nunca la había sentido antes.
No pude evitar sorprenderme ante el raro fenómeno que había sucedido, parece que mis manos se habían encogido, al igual que el resto de mi cuerpo.
Según tengo entendido la sala blanca no había iniciado ningún experimento para revertir el crecimiento humano ni tampoco la transferencia de mente a otro cuerpo.
Al adaptar mi visión para mirar el cuarto me encontré con una habitación diferente a la que había dormido durante toda mi vida, este cuarto tenía 4 camas similares y pronto noté que las otras 3 camas estaban ocupadas por otras personas.
Teniendo un poco de curiosidad olí un poco la manta con la que estaba tapado, la cual estaba sucia y apestosa.
Según toda la información que había recopilado era probable que haya 'reencarnado' como muchos suelen decir, lo que explicaría porque no podía sentir mi cuerpo, así que si... lo mas probable es que haya muerto.
Como todavía no había confirmado que 'reencarné' volví a dormirme, ya que aun existía la posibilidad de que todo fuera un sueño... Para bien o para mal, cuando desperté había confirmado que no fue un sueño o alguna clase de alucinación, y no fue porque volví a despertarme con el mismo cuerpo, sino que desperté con los recuerdos del niño al que le había robado el cuerpo.
Aparentemente era el octavo hijo de una familia noble pobre llamado Arthur von Baumeister y mi familia aunque fuera noble, no tenía prácticamente ningún recurso, mas bien por lo que intuí por los recuerdos del niño aparentemente no recibiría nada de la herencia cuando mi 'padre' muriera, que para rematar mi mala situación era un hombre mediocre y estúpido que solo gobernaba por su estatus como el primer hijo de su generación, siendo este un analfabeto que no sabía ni matemáticas básicas.
Según había entendido, la época en la que estoy es una parecida a la de Europa de la edad media donde reinaba la aristocracia, aunque en esta realidad parece ser que no todas las familias Aristócratas tienen dinero, era eso o yo estaba maldito.
No pensé demasiado en la familia en la que estaba ya que ya estaba todo decidido, el primer hijo sería el heredero que se quedaría con la tierras, mientras que el segundo se casaría con una chica de buena familia (según los estándares de la familia) agricultora, mientras que los demás tendríamos que ver una manera de sobrevivir.
Al levantarme de mi cama y dirigirme al comedor me encontré con todos ya reunidos alrededor de la mesa.
Nadie me intentó hablar y no fue porque alguien estuviera particularmente enojado conmigo o me odiaran, sino que al ser el mas joven de la familia no había nada que hablar conmigo.
El único que era un poco mas apegado a mi fue la persona llamada Erich, aunque eso no tuviera nada que ver conmigo, mi relación con el podría ser útil.
En la mesa lo único de lo que se hablaba era acerca de la negativa que había dado el Gremio de Aventureros acerca de instalar una sucursal en la zona.
Yo me limite a comer el pan duro que había en la mesa remojándolo en la sopa que solo era agua con un poco de sal para que sea algo mas blando.
Por lo que pude observar en la mesa mi nueva familia no tenía ningún tipo de modales en la mesa, comiendo como si fueran animales usando las manos.
Con respecto a lo que habían estado hablando, era bastante obvio que los aventureros no querían aventurarse por estas tierras por el peligro que corrían, además de que por esta zona no había buena tierra y el clima era malo, por lo que era un lugar donde todo costaba caro, cosa que espantaba a cualquier turista de montañas.
Lo único que me interesó de su plática fue que al parecer existía algo llamado magia, al parecer los magos eran considerados como grandes fuerzas de combate durante la guerra.
Me pareció algo raro que fuera tan poco respetado el camino de la espada, según tenía entendido era un camino respetable, que con la suficiente diligencia podría ser una gran arma, pero no es que quisiera iniciar un debate de que era mejor.
Supuestamente el niño al que le robé el cuerpo había entrenado la espada durante algún tiempo, pero viendo el estado de mi cuerpo, no pude evitar pensar lo contrario, esto ni se acercaba a lo que se esperaba del cuerpo de un niño promedio dentro de la sala blanca, por lo que tendría que crear una rutina exhaustiva para tener un cuerpo fuerte.
Lo mejor que podía hacer por el momento era ver si podía hacer magia, ya que con un cuerpo tan débil sería muy ineficaz practicar todas las cosas que tengo en mente.
Luego de que termináramos de comer, me dirigí directamente a mi 'hermano' Erich, con la única de intención de aprovecharme de la relación que tenía con el niño al que le robé el cuerpo, igualmente no pienso quedarme con esta familia mucho tiempo, por lo que en realidad no importa.
''Buen día, Erich-nii-san'' dije mientras le sujetaba del pantalón deteniéndolo de golpe