Desde los albores de la creación, los seres vivos han dependido de uno de los mecanismos de supervivencia más cruciales: los sentidos. Estos son la clave para entender e interactuar con el mundo. La vista nos permite percibir la luz y las imágenes, distinguiendo entre amigos y enemigos. El oído nos ayuda a interpretar las vibraciones del aire, detectando enemigos más allá del alcance de nuestros ojos. El olfato capta partículas químicas en el aire, evitando desastres accidentales o intencionados. El gusto nos ayuda a saborear los alimentos o a morir al probar algo venenoso. Y finalmente, el tacto detecta la presión, la temperatura y el dolor a través de la piel, ya sea un cálido apretón de manos que expresa afecto o una traición con una puñalada por la espalda.
Estos sentidos han guiado a los seres vivos desde el principio, ayudándolos a prosperar. Aquellos que carecían de ellos perecían o evolucionaban para sobrevivir. Algunos seres se especializaban en uno o más sentidos, pero carecían de otros. Otros los poseían todos, pero no dominaban ninguno. Sin embargo, unos pocos, como los humanos, eligieron entrenar y mejorar sus sentidos. Esto les permitió superar a aquellos que lo tenían todo, pero no dominaban nada. Aun así, era imposible para cualquier persona especializarse en los cinco sentidos.
La colaboración humana fue clave. Aquellos que se especializaban en ciertos sentidos complementaban a quienes carecían de ellos. Así se creó una sociedad próspera. Los humanos alcanzaron un punto de evolución en el que sus sentidos superaron las limitaciones originales. No solo podían ver grandes distancias, sino también a través de los objetos. Podían escuchar sus propios corazones sin necesidad de equipo médico, repeler sustancias químicas dañinas y convertir entornos tóxicos en aire respirable. Sus estómagos se convirtieron en fábricas químicas, capaces de producir sustancias como fuego o niebla. Y finalmente, con el sentido del tacto, podían crear extremidades adicionales o imitar los apéndices y funciones de los animales.
Este descubrimiento del poder sensorial llevó a la creación de instituciones donde las futuras generaciones pudieran aprender, perfeccionar y dominar estas habilidades. Reinaba la paz—hasta que el sentido del tacto encendió las llamas de la guerra.
La avaricia humana rompió los límites que ella misma se había impuesto. El poder del tacto hizo que los humanos pensaran que podían tomar lo que no les correspondía. Lo que robaron fue un libro, y el misterio de su contenido quedó eclipsado por la identidad de su dueño. El libro pertenecía al tribu Inti Ch'aska(1), el más poderoso de todo Qhapaq Suyu(2). Esta tribu había evolucionado mucho más allá de la humanidad, dominando todos los sentidos aquello que los de su misma especia los humanos no podían dominar. Tan poderosos eran que abandonaron a la humanidad, viviendo en soledad en lo alto de una montaña con sus inmensas riquezas.
Cuando les fue robado el libro, la tribu Inti Ch'aska estalló en furia. Buscaron a los humanos, quienes no sabían nada del robo, y les declararon la guerra en su ira. Los humanos no tuvieron más remedio que luchar, pero fueron rápidamente abatidos por la abrumadora fuerza de la tribu. Desesperados, la única esperanza de la humanidad era encontrar al ladrón y el libro robado para entregárselos a la tribu Inti Ch'aska.
La búsqueda del ladrón fue tan infructuosa que llegó a ser conocido como "el rey ladrón," pues ningún robo se comparaba al suyo. Sin embargo, tras un tiempo, el rey ladrón salió de su escondite y se entregó—pero el libro no apareció. Capturado y torturado, solo decía una cosa:
—Dejen que mi hijo estudie en la mejor academia, y yo les daré el libro.
A pesar de la tortura, el ladrón no cedía. La humanidad no tuvo más opción que cumplir su petición. Juraron que su hijo estudiaría en Qhapaq Yachay(3), la academia más prestigiosa de todo Qhapaq Suyu. Tras este juramento, el rey ladrón reveló la ubicación del libro.
El libro fue recuperado, y tanto el ladrón como el libro fueron entregados a la tribu Inti Ch'aska, poniendo fin a la guerra en la llanura de Inti Pampa y marcando el comienzo de una nueva era tanto para toda Qhapaq Suyu(4) como para el hijo quien bajo sospecha por quien era su progenitor pasara por una interrogación muy cuidadosa.
Explicación de términos:
(1) Inti Ch'aska: Esta es una tribu ficticia que aparece en la historia. Su nombre proviene del quechua, donde "Inti" significa "sol" y "Ch'aska" significa "estrella" o "cabello rizado". El uso de este nombre sugiere que esta tribu tiene un alto estatus, ya que el sol y las estrellas tienen gran importancia en las culturas andinas. En el contexto de la historia, esta tribu ha evolucionado más allá de la humanidad y ha logrado un dominio superior de los cinco sentidos, lo que los convierte en una fuerza poderosa y temida.
(2) Qhapaq Suyu: "Qhapaq Suyu" también es un término inspirado en el quechua, y hace referencia a uno de los cuatro grandes territorios del imperio Inca. "Qhapaq" significa "poderoso" o "grande" y "Suyu" significa "territorio" o "región". En la historia, este nombre sirve para crear un ambiente de grandeza y poder, representando a una región o nación de gran influencia y fuerza en este mundo ficticio.
(3) Qhapaq Yachay: Este término también combina elementos quechuas, donde "Qhapaq" nuevamente significa "poderoso" y "Yachay" significa "conocimiento" o "sabiduría". La academia "Qhapaq Yachay" en la historia es la institución más prestigiosa, donde los estudiantes pueden aprender a dominar sus sentidos. El nombre resalta la importancia del conocimiento y el poder, simbolizando un lugar donde el conocimiento es tan crucial como la fuerza.
(4) Qhapaq Suyu: Como mencioné anteriormente, este término ya se explicó en el punto (2), pero es importante destacar que su repetición aquí refuerza la idea de que toda la región de Qhapaq Suyu se ve afectada por los eventos que ocurren en la historia, subrayando su importancia en el contexto geopolítico de este mundo.