Capitulo 1 : el primer día de clases
El aire cargado de humedad y el aroma a tierra mojada inundaban la Academia Seúl. Ryeowook, con su uniforme impecable y un nudo en la garganta, se aferraba con fuerza a su mochila, un escudo contra el torbellino de emociones que lo invadía. Era su primer día en la Academia, una institución de élite donde la riqueza y el poder eran moneda corriente. Él, un huérfano con una vida marcada por la pobreza y la tristeza, se sentía como un pez fuera del agua.
La Academia Seúl era un palacio de mármol y cristal, con jardines impecables y un aura de exclusividad que lo intimidaba. Cada rincón parecía susurrar historias de éxito y glamour, historias que no le pertenecían.
Mientras se abría paso entre los estudiantes, todos impecablemente vestidos y con aires de superioridad, Ryeowook se sentía invisible, un fantasma en un mundo que no lo comprendía. Su timidez, su mirada tímida y su ropa sencilla lo convertían en un blanco fácil para las burlas y las miradas de desprecio.
"Mira, otro pordiosero más," susurró una chica con una sonrisa burlona. Se llamaba Rose, una de las reinas de la Academia, la novia de Jimin, un chico que, aunque no era tan cruel como Jungkook, siempre encontraba la manera de humillarlo con sus comentarios sarcásticos.
"Debería estar en un albergue, no aquí," dijo otra chica, Jisoo, la novia de Jin, un chico que se paseaba por los pasillos como si fuera dueño del mundo.
Ryeowook bajó la mirada, avergonzado. Quería desaparecer, fundirse con las paredes de la Academia, perderse en el laberinto de sus miedos.
"Nuevo, ¿eh?" Una voz fría y amenazante lo hizo detenerse en seco. Era Jungkook, la leyenda viva de la Academia, el chico que inspiraba miedo y admiración a partes iguales. Su mirada gélida lo recorrió de arriba abajo, como si estuviera examinando un insecto.
"Qué bueno que llegas, necesitamos un nuevo juguete," continuó Jungkook, una sonrisa cruel se dibujó en sus labios. "Te vamos a enseñar a comportarte en esta Academia."
Ryeowook intentó tragar saliva, pero su garganta se sentía seca. El miedo lo paralizaba.
"No te preocupes," dijo Jungkook, acercándose a él con paso lento y amenazante. "Te vamos a enseñar a quién le debes respeto."
Ryeowook se encogió, sintiendo el peso de la amenaza en su cuerpo. Sus manos sudaban, su respiración se aceleró.
"No te metas con él, Jungkook," una voz dulce y firme se escuchó detrás de él. Era Lily, su mejor amiga, con una mirada llena de determinación.
"Lily, ¿qué haces aquí?" preguntó Jungkook, su tono de voz se volvió más amenazante. "No te metas en esto."
"No me importa," dijo Lily, su voz se mantuvo firme. "Ryeowook es mi amigo, y no voy a permitir que lo maltrates."
"Oh, ¿es tu amigo?" Jungkook se burló, su mirada se posó en Ryeowook con desprecio. "¿Y qué vas a hacer para evitarlo? ¿Vas a llorar?"
"No," dijo Lily, con una sonrisa desafiante. "Voy a hablar con la directora. Y si no hace nada, lo haré público. A esta Academia no le conviene tener un matón como tú."
Jungkook frunció el ceño, su mirada se volvió más oscura. "No te metas donde no te llaman, Lily," dijo, su voz era una amenaza velada. "No te conviene."
Lily se mantuvo firme, su mirada desafió a Jungkook, su cuerpo irradiaba una fuerza que no correspondía a su apariencia frágil.
"Te lo advierto, Jungkook. Si vuelves a molestar a Ryeowook, te arrepentirás."
Jungkook se alejó, su mirada llena de rabia y desprecio. Pero antes de irse, se volvió hacia Ryeowook, sus ojos brillaban con una crueldad que lo congeló en el lugar.
"No creo que Lily pueda protegerte siempre," dijo Jungkook, su voz era un susurro amenazante. "Recuerda esto, Ryeowook. Aquí, tú eres un juguete. Y nosotros, los dueños del juego."
Ryeowook sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. El miedo lo inundó, pero también una pequeña chispa de esperanza. Lily estaba ahí para él, y él no estaba solo.
"Tranquilo, Ryeowook," dijo Lily, su voz era un bálsamo para su alma. "No te preocupes. Todo va a estar bien."
Ryeowook intentó sonreír, pero su rostro no respondía. Se sentía como un pájaro enjaulado, atrapado en un mundo que no entendía.
"Vamos," dijo Lily, tomándolo de la mano. "Te presento a mis amigos."
Lily lo llevó a conocer a sus amigos, Félix, un chico alto y fuerte, con una sonrisa cálida y una mirada amable. Y a Somi, una chica con un carácter indomable y una mirada llena de determinación.
"Ryeowook, te presento a Félix y Somi," dijo Lily, "Mis mejores amigos."
"Mucho gusto," dijo Félix, extendiendo la mano. "Soy Félix."
"Somi," dijo la chica, con una sonrisa breve. "Un gusto."
Ryeowook se sintió aliviado. Por fin, tenía gente con quien hablar, gente que lo aceptaba tal y como era.
"Bueno, vamos a clase," dijo Lily, "Tenemos que encontrar el aula."
Mientras caminaban por los pasillos de la Academia, Ryeowook se sintió un poco más tranquilo. Aún tenía miedo, pero sabía que no estaba solo. Lily, Félix y Somi estaban ahí para él, y él tenía la esperanza de que juntos podrían afrontar los desafíos que les esperaba.
La Academia Seúl era un lugar hostil, pero él no se rendiría. Él lucharía por su lugar, por su respeto, por su dignidad. Y él también encontraría su voz, su propio susurro que resonaría en los corazones de todos.
El primer día de clases había terminado, pero la historia de Ryeowook en la Academia Seúl apenas comenzaba. Un susurro del corazón que se convertiría en un grito de esperanza