—Sus hormonas de apareamiento permeaban el aire.
—Iba a impregnar su aroma en mí en cada superficie de mi cuerpo, marcándome de una manera distinta.
—Sus caninos salieron de su boca, excitando a mi loba y los de ella también salieron.
—Sentí su duro pene palpitante contra el delgado material entre mis muslos, mis bragas ya completamente empapadas.
—Se presionó más fuerte contra mí y pude sentir que se había salido de sus calzoncillos.
—Tomando mi labio inferior entre sus dientes, chupó por última vez, sus caninos nickaron un poco mi labio antes de tomar mi camisa que llevaba puesta, que era la suya, y tirar de ella hacia arriba, sobre mi cabeza y fuera de mi cuerpo en un movimiento rápido, descartándola en el suelo junto a nosotros.
—Mi respiración se aceleró mientras lo miraba fijo con los ojos de mi loba.
—Todos mis sentidos llegaban en vastas cantidades.
—Sus ojos ahora un dorado vibrante, dilatados mientras contemplaba mi pecho desnudo.