Sorprendido, Gu Luoxin miró a su alrededor, ¡pero Jin Jiuchi realmente había desaparecido sin dejar rastro! El color se le escurrió de la cara y balbuceó —¡J–Juro que estaba aquí hace segundos!
Shen Nianzu apretó los dientes frustrado. Mirando la hora, dijo —Todavía tenemos veinte minutos hasta que retiren la pasarela del barco. ¡Busquemos durante un máximo de diez minutos y encontrémonos aquí de nuevo! Gu Luoxin asintió y ambos se fueron en direcciones opuestas.
—¡Da Shen! —Gu Luoxin gritaba ansiosamente—. ¡Da Shen, dónde estás!
Mientras tanto, los ojos de Shen Nianzu escudriñaban agudamente sus alrededores. Jin Jiuchi era alto y tenía una complexión muscular que lo hacía destacar entre la multitud. Debería haber sido fácil para Shen Nianzu encontrarlo, a menos que se estuviera agachando a propósito o... hubiera un elemento sobrenatural en juego aquí.
