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Mientras las dos personas en la habitación 301 descansaban tranquilamente, la horda de muñecas de papel continuaba su danza de celebración hacia el cuarto piso, pasando por puertas cerradas con fuerza una tras otra. El sonido de gongs y trompetas se quedaba en el aire como una fría caricia de los no muertos, enviando un estallido de frío temor a las almas asustadas más allá de la puerta.
Al no encontrar ninguna perturbación, subieron suavemente al quinto piso, sin darse cuenta de que detrás de ellos, la puerta con el número 404 se abría silenciosamente.
Hermana Hong asomó su cabeza y, al ver que las muñecas de papel habían subido las escaleras, soltó un suspiro de alivio y abrió más la puerta. Comparada con su aspecto estricto y serio de hace unos momentos, parecía haberse convertido en una persona completamente diferente ahora.
El traje de negocios que la hacía lucir rígida y formal ya no estaba, reemplazado por una pieza de lencería de seda blanca que apenas le llegaba a las rodillas, exhibiendo su cuerpo voluptuoso y sexy. Había dejado a un lado sus gafas y había pasado los dedos por su cabello para desordenarlo un poco, sabiendo que los hombres no podrían resistirse a ella cuando se veía así.
Ahora mismo, era como una seductora, una demonia que había salido a cazar presas.
Confirmando que las muñecas de papel habían subido de verdad al piso superior, caminó contoneando las caderas hacia la habitación 406 y tocó suavemente la puerta.
—¿Quién es? —vino una voz cautelosa desde el interior.
—Hermano Zhi... —ella bajó deliberadamente su voz para que sonara suave y sensual—. Soy yo, Hong.
Hubo unos segundos de silencio antes de que la voz ronca del hombre sonara de nuevo, esta vez más cerca, como si el hombre se estuviera pegando a la pared mientras echaba un vistazo por la ventana. Y a juzgar por la cortina que se movía, parecía que su suposición era acertada.
—¿Qué quieres? —Él no mostró ningún signo de abrirle la puerta.
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—Cabrón —maldecía por dentro—. ¿Una mujer tan hermosa se presenta en tu puerta y todavía no quieres dejarla entrar? ¡¿A quién intentas engañar?!
Sin embargo, no mostró el desdén en su rostro. En cambio, deliberadamente echó su cabello a un lado para mostrar la columna clara de su cuello, el suave descenso de sus clavículas y, lo más importante, su escote que ofrecía una visión de sus senos llenos. Si el hombre todavía estaba mirando por la ventana, entonces debía haber visto sus pezones que se habían endurecido a través de la ligera pieza de lencería que llevaba puesta.
Había hecho esto suficientes veces para saber que esta era una vista irresistible que ningún hombre podría rechazar, especialmente en un lugar sin ley como este donde el fuerte se aprovechaba del débil.
Afuera, era una poderosa ejecutiva temida y respetada por innumerables personas. Pero aquí... después de llegar a este lugar abominable, aprendió de la manera difícil que no era más que una mujer débil y vulnerable. El dinero y el estatus no significaban nada ante la muerte. Si quería sobrevivir, tenía que adaptarse a los cambios y buscar la mejor manera de preservar su vida.
Hasta ahora, descubrió que este era el mejor método que podía utilizar al máximo, y la aparición de su Tarjeta de Habilidad fortalecía aún más su convicción. Los hombres eran animales en ropa humana que pensaban solo con su pene el ochenta por ciento del tiempo. Y utilizando su encanto femenino, los hechizaría y los haría obedecer sus órdenes.
—Así es, justo como el parásito de sangre...
Necesitaba un cuerpo vivo para sobrevivir, mientras que ella necesitaba hombres para prosperar.
Soltó una risa suave y significativa. —Bueno, ambos estamos en nuestro tercer Ciclo. ¿No sería mejor que formáramos un equipo y nos conociéramos íntimamente desde el principio? Si quieres, incluso puedo decirte cuál es mi tarea especial...
Como era de esperar, al segundo siguiente, se escuchó un clic y la puerta se abrió de una pulgada.
La gran estatura del Apellidado Zhi ocupaba ese hueco, y ella se deleitaba enormemente al ver cómo no parecía poder apartar la vista de sus curvas seductoras. —Tú... —tragó con dificultad antes de arrastrar sus ojos hacia su rostro, un destello de lujuria nublando sus facciones—. ¿Quieres formar un equipo?
—Te tengo —Se lamió los labios rojos, avanzó un paso y sopló un aliento suavemente contra las mandíbulas tensas del hombre.
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Colocó sus manos en los anchos hombros de él y se puso de puntillas para susurrarle al oído, riendo—. Por supuesto. Somos los más fuertes en este Ciclo así que es justo que ganemos los boletos, ¿verdad? Mientras hablaba, tomó su muñeca y la guió hacia su muslo interior, dejándolo sentir qué suave y sedosa era su piel y también…
—¿No llevas nada debajo? —Se ahogó con sus palabras, su voz tensa al límite.
Contuvo un gemido cuando los gruesos y ásperos dedos del hombre separaron sus pliegues y se zambulleron en su núcleo que ya estaba goteando—. Ah, más suave —susurró jadeante y mordisqueó el borde de su oído, bromeando—. Hermano Zhi, haremos un equipo perfecto, ¿no es cierto?
—Sí —gruñó el Apellidado Zhi con voz ronca. Tiró de la mujer hacia su habitación y cerró la puerta con llave detrás de ellos, sin darse cuenta de que en ese momento exacto, sus ojos brillaban en un tono verde anormal.
Tarjeta de Habilidad: Canción de una Sirena Degenerada
Tipo de Habilidad: Control mental
Nivel de Habilidad: 4
Descripción de la habilidad: Hundiéndose en la depravación, la sirena de corazón negro cantará una canción fantasmal cada noche, enviando olas turbulentas sobre el oscuro océano y ahogando a los marineros encantados. Los arrastra a la gélida profundidad donde la acompañarán de por vida, tanto cuerpo como alma.
Número de uso: 1/2
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Mientras tanto, en la habitación 507.
El Viejo Guan se acurrucaba en un rincón de la habitación, temblando de miedo y terror mientras escuchaba la música fantasmal que se acercaba a donde estaba. Con lágrimas corriendo por su rostro, se tapó desesperadamente la boca con la mano para evitar que salieran sonidos.
El sonido de gongs y trompetas se acercaba cada vez más...
Un escalofrío le recorrió la espalda y se presionó más cerca de la pared como si pudiera esconderse de esa manera. Un miedo intenso se abalanzaba sobre él con el peso de mil libras. En la habitación completamente oscura, solo se podía oír el sonido de su respiración agitada y los latidos estruendosos de su corazón.
¿¡Pero qué era este lugar?! ¡La horrible monstruosidad dentro del autobús, el camino interminable, las muñecas de papel en movimiento y antes, el chillido inquietante que lo sacudió hasta la médula... ya había tenido suficiente! ¡Realmente había tenido suficiente de esto!
Cuando la música sonó justo fuera de su puerta, enterró su cabeza entre las rodillas y se cubrió las orejas fuertemente, obligándose a ignorar su entorno hasta que se fueran por su cuenta. Para su sorpresa, todo transcurrió sin problemas. Las muñecas de papel no se detuvieron ni un segundo mientras continuaban danzando por el oscuro corredor.
El Viejo Guan se dejó caer débilmente contra la pared, jadeando. Todo su cuerpo estaba empapado en sudor frío, era como si hubiera dado un salto a un lago helado. Su mente aún estaba zumbando por la extrema descarga de adrenalina.
Él estaba a salvo... ¡todavía estaba vivo...!
Aliviado, se dio una palmada en la mejilla con picazón y se rascó distraídamente... solo para agarrar unos cuantos mechones de cabello negro largo entre sus dedos.
El Viejo Guan se quedó helado, los ojos muy abiertos de horror. Eso no era su cabello... él no tenía el cabello largo. Pero si no era suyo, entonces ¿de quién...?
Su sangre se congeló de golpe. El miedo extremo regresó, estrangulando cualquier aliento que estuviera atorado en su garganta. Los temblores devastaron su cuerpo entero mientras levantaba la cabeza muy... muy lentamente para posar su mirada sobre el aterrador ser que estaba en el techo.
—¡AAAAH!