—Evangelina retrocedió de inmediato —sus ojos observaban la sangre manando del cuerpo de Elena—. ¿Por qué? ¿Por qué hizo eso? A Elena le encantaba su vida, ¿por qué se la quitaría ella misma solo para acusarla?
Había algo mal en esta situación. Evan miraba alrededor como una maníaca, como si, si mirara con atención, pudiera resolver el enigma.
—Sujétenla y arrástrenla de vuelta al palacio —decidiremos su castigo más tarde. Oh, mi hija —Charlotte lloraba fuerte mientras sostenía a su hija—. ¿Estás esperando su muerte? ¿Vengan y ayúdenme? —les lanzó una mirada fría a los caballeros.
Los caballeros se acercaron de inmediato. La mitad de ellos arrastró a Evan mientras otros dos ayudaban a Elena. Pronto, llegaron al palacio.
Charlotte siguió a Elena en la habitación del médico mientras Evan era arrojada a su dormitorio y los caballeros cerraban la puerta con llave. No luchó ni golpeó la puerta. Pero se sentó con calma en su cama, rebobinando toda la escena de esa noche.