—Esto no es una casa, sino un baño portátil —dijo Xu Xiang.
A Lu Ge inspeccionó el baño portátil curiosamente, luego abrió la puerta y miró adentro. Cuando vio la bañera en el baño, de repente miró a Xu Xiang y preguntó sorprendido:
—¡Xu Xiang, por qué pusiste una olla gigante en el baño?!
Al escuchar lo que decía, Xu Xiang estalló en carcajadas. Viendo la expresión sorprendida en el rostro de A Lu Ge, y a Xu Xiang, que se reía tan fuerte que las lágrimas fluían de la esquina de sus ojos, los hermanos Diwu se miraron entre sí confundidos.
—Xu Xiang se rió por un rato antes de finalmente detenerse. Limpiándose las lágrimas de las esquinas de sus ojos, Xu Xiang entró en el baño, encendió la lámpara solar y llenó la bañera con agua del lago.
