Con las pociones ya preparadas, no había nada más en lo que Alice pudiera pensar que necesitaran hacer.
Ella había hecho su investigación, preparado todo y Ria incluso había comprado sangre para cuando las cosas se pusieran difíciles. Todo lo que quedaba era que Allura le diera los cables y el kit de extracción de sangre.
—¿Todavía no ha llegado Allura? Usualmente es bastante puntual. ¿Qué dijiste que iba a buscar? —preguntó Ria curiosamente, preguntándose dónde estaba Allura.
—Dijo que iba a comprar un extractor de sangre y algunos cables.
—¿Y nunca dijo de dónde los iba a sacar? —Ria levantó una ceja.
Viendo que Alice negaba con la cabeza, Ria se rascó el cabello con molestia mientras tomaba una decisión.
—Está bien, tengo una idea. Vamos a apostar. —Sonrió, haciendo que Alice se detuviera.
—¿Apostar?
—Sí. Tengo un excelente lugar para mostrarte. —Ria frotó sus manos emocionada.