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Para las personas modernas que viven en el siglo 21 con poca o ninguna esclavitud, ¡la esclavitud es definitivamente un no! Xu Feng debería haber estado en contra de comprar esclavos, pero la idea no le producía repulsión mientras vivía en la antigua Donghua. Lo que más le molestaba era el momento de comprar sirvientes y juzgar el carácter de las personas.
No trataría a otras personas como si fueran inferiores a él.
En lugar de preocuparse por sus hábitos de gasto como el gigante silencioso, Erlang, Xu Feng estaba pensando en otros lugares para gastar su dinero y el de la Señora Xuan.
Especialmente el dinero de la Señora Xuan.
¿Tal vez sí tenía un problema de gastos?
—Como una joven señora, hay muchas cosas en las que gastar —Xu Feng sonrió pícaramente.
*Thunk-thunk
Mientras el carro de buey retumbaba, el trasero de Xu Feng dejaba los cojines y estaba en el aire por unos segundos. Comprar un carruaje con buenos asientos acolchados también estaba en la lista de futuras compras de Xu Feng… en un futuro lejano.
Era obvio teniendo todo en cuenta. Desde todas las renovaciones hechas en los tres patios hasta su viaje al pueblo Yilin, realmente era un gran gastador.
De las partes del pueblo Yilin que visitaron durante este viaje, no había mercado para comprar sirvientes o esclavos. Debería hablar con Erlang al respecto en su próximo viaje. Si no había un mercado de esclavos, podría necesitar visitar una ciudad más grande.
Aunque estaba construyendo confianza con Si, San y Erlang, solo se conocían desde hace unas semanas. Además, los tres sirvientes de su hogar con los que se llevaba bien eran todos jóvenes y habían pasado la mayor parte, si no toda su vida en la finca Nanshan.
Reclutar sirvientes de diversas edades y habilidades era necesario para mantener una finca exitosa. La finca era demasiado grande para que los cuatro la manejaran por su cuenta y construyeran un negocio exitoso para sostener el nuevo hábito de gastos de Xu Feng.
Xu Feng no confiaba ni siquiera le gustaban los otros sirvientes en la finca Nanshan. Preferiría pasar tiempo buscando gente más adecuada que tomar el insulto de los actuales sirvientes que los Xuan habían reclutado.
Erlang emitió un pequeño gemido en respuesta a su joven y sarcástica señora.
—Las jóvenes señoras deben gastar dinero como agua —declaró Si orgullosamente como si fuera un hecho ampliamente reconocido.
San se inclinó desde su lugar en el carro para darle un codazo al hablador Si, —¡Silencio!
La espalda de Erlang se movía sospechosamente, arriba y abajo. Aunque podría haber sido el movimiento del carruaje, Xu Feng no estaba seguro.
El carro de buey crujía y gemía en respuesta al terreno irregular bajo sus robustas ruedas. El viaje de una hora y algo pasó de forma irregular. A medida que avanzaban, el exuberante entorno de la finca se desplegaba gradualmente a su alrededor, revelando una imagen de flora vibrante única en la zona.
Al regresar a casa con el tentador aroma de la comida, el estómago de Xu Feng protestaba en silencio. Incluso consideró que quizás sus ideas para conseguir nuevos sirvientes eran un poco excesivas. El olor a carne flotando en el aire casi hacía que sus caderas doloridas se sintieran mejor.
Xu Feng comió un gran bollo de carne solo hace una hora, pero la comida era su debilidad.
Los guardias de turno estaban comiendo carne abiertamente esta vez, así que tal vez habría carne reservada para su grupo de cuatro.
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—Huele bien —dijo San.
—No tan bien como los wontones o el bollo de carne —agregó Si.
—La carne siempre es buena —concluyó Erlang.
Los tres niños asintieron y Si tragó ruidosamente mientras Xu Feng reía.
El viaje no fue el más cómodo, pero la compañía no era tan mala.
Al acercarse al umbral del Patio Floreciente, Xu Feng tomó una decisión. Dejaría la tarea de descargar la carga de su viaje a Si y San y Erlang se ocuparía del carro y del buey. Xu Feng buscaría al Administrador Wu si estaba por allí, o a una de las tías de la cocina si no lo estaba.
Dependiendo de cómo fuera su conversación con el Administrador Wu, se tomaría una decisión sobre el destino de los sirvientes de la finca.
Al llegar al familiar patio, los esfuerzos coordinados del grupo entraron en juego. Ninguna de las tres personas con las que Xu Feng quería charlar vino a recibir a la "joven señora" de la finca Nanshan.
Normalmente esto estaría bien, ya que le gustaba su paz y tranquilidad, pero no le sentó bien a Xu Feng hoy ya que había estado fuera toda la mañana.
Xu Feng suspiró mientras se resignaba al destino de un participante en la política del patio trasero en un mundo antiguo. Realmente se sentía como el protagonista en una novela de ABO, pero no quería ser una "joven señora" maliciosa en el futuro, así que necesitaba deshacerse de los amantes del drama. De esa manera, ¡podría ser un dueño de finca despreocupado!
En el tranquilo descanso, mientras los tres jóvenes sirvientes trabajaban para descargar sus compras de la mañana, una preocupación aleatoria cruzó la mente de Xu Feng y llegó a sus labios.
—Siento que olvidé comprar algo importante...
Casi simultáneamente, los tres sirvientes miraron hacia su joven señora gastadora con asombro y MUCHO juicio.
...
...
...
A medida que Xu Feng entraba despreocupadamente en el área del comedor principal cerca de la puerta principal de la finca, el intenso aroma a carne aumentaba.
Sentado al frente de la mesa estaba el Administrador Wu, con la tía de la cocina, Lan, y la otra tía de trabajos varios, Lifen, a cada lado de él.
Al ver a Xu Feng, las dos mujeres se enderezaron pero no se levantaron ni saludaron a Xu Feng. En cambio, miraron al Administrador Wu, quien lentamente examinó a Xu Feng de arriba abajo.
—¿La joven señora ha regresado? —preguntó con una sonrisa que parecía inofensiva.
Si uno no supiera que estaban en la antigua Donghua, que estaba llena de "respeto" y distinciones de clase, esto parecería normal. Pero esta no era la era moderna.
Mientras Xu Feng era un hombre moderno, ahora también era la futura joven señora de una gran familia. Y había prometido mantener el nombre de la familia Xuan durante todo el tiempo que ostentara el título.