Lyla
Ha pasado un año y seis meses desde aquella noche…
Todo el mundo tiene un punto de inflexión —un punto en el que se vuelven más fuertes o de repente toman una capa y se convierten en héroes. Bueno, yo... no estaba interesada.
No me interesaba convertirme en una heroína para la gente que se burlaba de mí, que me avergonzaba por cosas de las que no tenía culpa. Quiero decir, si voy a sacrificar mi vida y mi paz, debería ser por gente que lo merezca, ¿verdad?
Aquella noche me definió de maneras que todavía lucho por comprender. Los oscuros recuerdos se cernían en mi mente como sombras, siempre presentes, aunque había aprendido a apartarlos. No me permitía pensar en los horrores, el peligro del que había escapado o las verdades que había descubierto sobre mí misma.