Lyla
Me removí lentamente, sintiendo cada parte de mi cuerpo dolorida como si acabara de correr un maratón.
El familiar olor de la casa de Xander me recibió antes de que mis ojos siquiera parpadearan. La suave seda de las sábanas se deslizaba suavemente contra mi piel, exploré la habitación —todavía no estaba en casa y Xander o debería decir el 'Oscuro' estaba sentado al borde de mi cama, observándome intensamente.
Intenté levantarme y enseguida, él estaba a mi lado, sus ojos llenos de calidez mientras me ayudaba a sentarme.
—Con calma —murmuró, sosteniendo mi espalda con suavidad, no sin antes colocar almohadas detrás de mí y situarme delicadamente sobre ellas—. Estaba preocupado de haberte golpeado demasiado fuerte. ¿Cómo te sientes? —preguntó. Su voz era suave, pero me alejé de su toque, sintiéndome alarmada y desconcertada al mismo tiempo.
—¿Qué me hiciste? —exigí, mis ojos se estrecharon en sospecha mientras lo miraba fijamente.