Dahlia sintió que su corazón se hundía con sus palabras. Sabía lo que Carter estaba tratando de transmitir amablemente. Su tiempo juntos había terminado, su trabajo había concluido, y él iba a dejarla a ella y a Parrish de Granshope atrás.
Y eso solo significaba una realidad para ella; volvería a ser manoseada por los clientes que pagaban como anfitriona para Elliot y la madama.
Lágrimas se acumularon en los ojos de Dahlia y amenazaron con deslizarse por sus mejillas sonrojadas. Tragó fuerte sus emociones, tratando de mantenerse compuesta. Ya sabía que este día llegaría.
Su garganta se apretó, haciéndole difícil hablar. Sentía su pecho jadeando por aire como si una roca lo estuviera aplastando. Sus manos temblaban y sus rodillas se sentían débiles.