—Están llegando —Baishe emitió la advertencia.
Los que llegaban al patio de Bai Xifeng también eran cultivadores. Sin embargo, sus niveles de cultivo eran inferiores al de Baishe. Por eso, Baishe los detectó inmediatamente.
—Cuídalos pero no los mates aquí —dijo Bai Xifeng.
Ji Feng Han se recostó y se quedó dormida al lado de Xiao Li. Baishe realmente se quedó sin palabras. '¿Esta mujer no tiene miedo de nada? ¿Cómo puede dormirse sabiendo que alguien viene a hacerle algo?' Suspiró y se preparó para los hombres.
Los hombres se acercaban a la habitación donde Bai Xifeng se sentía feliz porque este trabajo era muy fácil. La chica en este patio no podía cultivar. En cuanto a la criada, estaba claro que ella estaba en el nivel más bajo. No representarían una amenaza para ellos.
Cuando los hombres entraron a la habitación, vieron que la chica estaba durmiendo. Sonrieron. De hecho, era una tarea fácil. Solo necesitaban encontrar el dinero y el trabajo estaría resuelto.
—Jefe, la mujer es en realidad atractiva. ¿Podemos... —El hombre no logró terminar de hablar, cayó inconsciente.
—¿Qué? ¿Qué? ¿Qué pasó? —Otro hombre preguntó en pánico.
—Cálmate. Hay alguien más aquí además de nosotros —dijo el líder, escaneando a su alrededor con cautela.
Otro hombre hizo lo mismo. El líder miró a la chica. Bai Xifeng se movía en su sueño.
—¿Quién eres? —preguntó el líder en voz baja.
—Ya que también estás aquí, olvídate de salir vivo —dijo Baishe.
Los agarró a ambos y los lanzó hacia afuera. Los dos hombres tosieron sangre cuando sus cuerpos hicieron contacto con el suelo. Esto mostraba cuán fuerte Baishe había lanzado sus cuerpos.
—Tsk. Tosis sangre. A mi maestro no le gusta eso —Baishe frunció el ceño al ver a estos hombres tosiendo sangre a bocanadas.
Baishe no quería perder más tiempo. Los mató directamente. Tomó sus cuerpos.
—Ella no dijo nada sobre esto. Bueno, hagámoslo a mi manera —Baishe asintió.
Llevó los tres cuerpos para arrojarlos en otro patio. Primero, a la Anciana Señora Bai, segundo, a la Segunda Dama Bai, el tercer cuerpo, lo lanzó al patio de Bai Chunhua.
Estaba sonriendo. Podía imaginar cuán animada sería la situación cuando despertaran a la mañana siguiente. Volvió al patio.
Sus ojos estaban en el suelo donde había algo de sangre. Había estado mirando la sangre por un rato antes de moverse para tomar algo de agua limpia y limpiar el olor de la sangre.
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