Chen Mi quería decir que ella estaba siendo grosera con él pero no podía decírselo, después de todo, ella tenía razón. Aunque no quería admitirlo, realmente estaba siendo un poco autoritario con todos a su alrededor. Así que, taciturno como siempre, mordió el pollo herbal que Yu Dong había cocinado y estaba preparado para perder todas las papilas gustativas de su lengua, pero luego dio un mordisco y se sorprendió por el sabor casi normal.
No sabía mal, ni tampoco sabía a que estaba cocinado en una piscina extra de vinagre. Parpadeó y miró a Yu Dong, quien sonreía con suficiencia.
—Ves, te dije que el desayuno de hoy estaba mejor que el de ayer, deberías haberme creído sin dudarlo —dijo ella.
—Bueno, sí sabe rico —dijo Fang Chi—, los sabores no eran fuertes y justo le sabían bien, a él, que no podía comer nada pesado en el momento.