Yu Dong siguió a su abuela al patio trasero, mirando la expresión solemne de su abuela entendió que lo que su abuela estaba a punto de decirle no era nada bueno, con un suspiro sacudió la cabeza. Parecía que sus límites iban a ser probados de nuevo, aunque su abuela era mucho más fuerte que ella, Yu Dong aún esperaba que no perdiera el control de sí misma.
Wu Junfen se detuvo en el huerto que estaba siendo cuidado por Ye Liu y con otro golpe Yu Dong se dio cuenta de que si ese idiota hubiera muerto entonces ella nunca se habría perdonado ni mucho menos olvidado de él o de Shen Li con todas las pequeñas pistas que dejaron regadas por la casa.
—Tus esposos... —Wu Junfen habló de repente sacando a Yu Dong de sus pensamientos, Yu Dong dirigió su atención hacia Wu Junfen en lugar de a sus esposos y esperó con el aliento contenido. —Están envenenados.