Fang Chi observó el carruaje alejarse, el calor de los labios de Yu Dong aún persistía en su mejilla, se tocó la cara aturdido y al instante las mariposas en su estómago comenzaron a revolotear. Se quedó donde estaba hasta que ya no podía ver el carruaje, solo cuando el carruaje bajó por la pendiente empinada fue que Fang Chi dio la vuelta y entró a su casa. Fang Chi aún estaba conmovido por la sensación de los labios de Yu Dong en su mejilla que ni siquiera vio por dónde iba y se chocó de frente con algo suave y cálido. —¿Ah?