—Inclínense hacia los cielos —dijo él.
—La tierra —continuó otro.
—y los padres —finalizó un tercero.
Yu Dong llevó a Fang Chi a su casa en una silla de novia roja brillante. Todo el pueblo vino a ver su ceremonia de boda mientras Yu Mai lanzaba dulces de boda a la multitud, pidiéndoles que felicitaran a su hermana y a su cuñado. —Tía, toma este dulce y deséales a mi hermana y a mi cuñado una vida matrimonial larga y feliz —exclamaba.
—Aquí hermano, toma este dulce y dile las palabras más dulces a mi hermana y a mi cuñado —decía a otro.
—Oh gordito, no llores, te he guardado suficientes dulces. Ahora, toma esto y felicita a mi hermana y a mi cuñado —tranquilizaba a un niño.