Arabella ocultó su sonrisa mientras le pedía a Aletha que le dijera a Reneé que llevara té y galletas a su oficina. Le dio a Aletha otra tarea para que Alwin no sospechara.
Alwin se quita la capa si se sienta a tomar té, así que Reneé podría ver su rostro. Esta era su oportunidad para desviar la obsesión de Reneé hacia Alwin.
Le aliviaría muchos temores y preocupaciones si Reneé se obsesionara con la belleza de Alwin en lugar de con la suya.
—¿Por qué justamente esa criada? ¿Debo mantener mi capa puesta? —Arabella inclinó la cabeza cuando oyó el pensamiento de Alwin.
—¿Tiene algo en contra de Reneé?
—Bueno, no importa. Ella todavía no me conoce. Tampoco ha hecho nada sospechoso —Alwin pensó y hizo desaparecer su capa.
—¿¡Está vigilando a Reneé?! —Arabella frunció el ceño. Se preguntó qué sabría Alwin acerca de Reneé para que le tuviera suspicacias. Ella también había estado observando de cerca a Reneé y esta última había sido obediente y dócil.