—Sí. Por ahora, solo quiero echar un vistazo. Algún día, vayamos juntos y tomémonos nuestro tiempo —invitó Arabella y las orejas de Fernando se pusieron rojas. Parecía que le gustaba la idea.
[Ya veo. Algún día visitaremos juntos. ¿Ya está pensando en el futuro? ¿Quiere viajar conmigo? Si solo estuviéramos en Estrella, podría dejarla montar en mi espalda y permitirle ver todo desde el cielo.]
—¿Montar en su espalda? —Arabella recordó al poderoso y enorme dragón plateado que vio en sus sueños. Era agradable pensar en ver todo desde arriba pero recordar lo alto que volaba le daba miedo de que pudiera caerse a su muerte.