—Ah Jing, chico tonto —al ver que en lugar de entrar precipitadamente con sus hermanos su hijo aún la estaba ayudando a caminar hacia dentro de la casa, la madre Lin no pudo evitar reprenderlo. Su hijo mayor era realmente demasiado honesto y piadoso, no era como si ella no pudiera entrar a la casa por su cuenta. Por eso pensaba que en lugar de ayudarla a entrar, Lin Jing debería haber acompañado a sus hermanos y convencer a su esposa.