Su expresión se oscureció al verlo, aunque sabía que él venía, eso no lo hacía más fácil de ver. No podía mirarla a los ojos mientras se paraba con la tina fuera de la puerta.
Vae dejó paso para que Mack entrara en la habitación. Pasó por su lado sin ningún contacto visual y colocó la tina en el suelo. Aún mantenía la cabeza baja, pero no se iba de la habitación.
Vae levantó una ceja pero no dijo nada, solo observó. La última vez se había irritado porque ella le respondió, realmente no estaba interesada en travesuras. Si su paz mental significaba que no diría una palabra, aunque eso significara escuchar sus tonterías, podría hacerlo fácilmente.
Anoche había terminado sin incidentes como ella esperaba, pero sabía mejor que no pisar la cola de una serpiente de cascabel. Conocía su lugar, nadie lo sabía mejor que ella.