—Sé que no bromearías sobre algo así. Por eso espero haber escuchado mal. ¿A qué te refieres con amenazas? —preguntó Jael mientras abría el estudio.
Estaba oscuro excepto por la luz de las velas que yacían sobre el escritorio. Había papeles esparcidos por el escritorio y, por cómo lucían las cosas, el escritorio estaba actualmente en uso.
—No dijo nada específico, pero insinuó que no cumpliría con su parte del trato si no vienes en su ayuda.
Jael rió entre dientes, —Está fanfarroneando. ¿Realmente piensa que tiene la ventaja? Ugh, esto es una pérdida de mi tiempo. Descarta cualquier otra carta que puedas tener.
Jael se detuvo en medio del estudio y se volvió hacia la puerta. —Haciendo demandas —se rió—. ¿Qué cree que soy? Esto mejor que sea una broma.