Era lunes, el día en que Emily, no la real, sino la imaginaria que él había creado, que no había renunciado, sino que estaba de permiso, se suponía que volvería.
Y ese era el problema con todo el plan de Derek. Se había basado en que Emily volviera y los dos fingieran como si ella nunca hubiera tenido la intención de irse para siempre en primer lugar. Pero el plan había fracasado... miserablemente.
La última vez que Derek había tenido noticias de ella, había sido cuando ella le estaba diciendo que no había ninguna posibilidad en el infierno de que volvería al Grupo Haven. Desde entonces, él había estado demasiado avergonzado, y demasiado asustado de ella, para intentar contactarla y rogarle que volviera.
Derek Haven no era un hombre que se inclinara ante nadie, pero por ella, habría gateado en cuatro patas si hubiera sido necesario. Si eso era lo que ella hubiera exigido para volver, entonces lo habría hecho... con gusto.