Mientras Derek se duchaba, Emily estaba teniendo una crisis silenciosa.
La situación tenía el potencial de ser un desastre épico si no lo manejaba adecuadamente. ¿Qué iba a hacer? ¿Cómo lo iba a hacer? Su mente trabajaba a toda velocidad mientras intentaba pensar en una salida a su situación.
Estaba cansada, tan cansada que sus párpados se cerraban sin su consentimiento, tratando de arrastrarla al sueño. Solo su miedo los obligaba a volver a abrirse cada vez que se cerraban. Pero Emily sabía que en algún momento el miedo que la mantenía despierta perdería la batalla con su cuerpo. Necesitaba dormir, pero no podía permitirse el lujo de dormir. Tan pronto como lo hiciera, sabía que tendría una pesadilla, y después de años siendo la única que sabía de ese lado de su vida, Emily no quería que nadie supiera, mucho menos su jefe. Había cosas que eran demasiado personales, y que el hombre al que reportaba la viera en medio de un terror nocturno era una de ellas.