Yuri negó con la cabeza, apartando la mirada. Se quedó mirando por la ventana y comenzó a morderse las uñas.
—No es nada... solo que... —se detuvo, tomando una respiración profunda—. Ver cómo te llevaban ese día con toda esa sangre y heridas... Me asusté mucho.
—¿Eh? —Nikolai parecía desconcertado—. ¿Pero por qué?
Yuri lo miró, la expresión en su rostro desapareciendo.
—¿Qué mierda quieres decir? —Estaba molesto—. ¡Eres mi mejor amigo, por supuesto que me asustaría si te viera en ese estado!
—¡Tú no eres César. Él puede sobrevivir básicamente a cualquier cosa, pero tú no! ¡No tú, Nikolai! Literalmente pensé que estabas muerto y lloré hasta no poder más— se tapó la boca con la mano, haciendo una mueca por la vergüenza que sentía en ese instante.
Nikolai, quien echó la cabeza hacia atrás en desconcierto, sonrió ampliamente, ajustándose y acercándose a él. Señalando su pecho con el dedo, preguntó:
—¿Lloraste por mí? ¿En serio?